Los cristianos chinos no solo están siendo arrestados por segunda vez en sus vidas, sino que también se les niegan los derechos humanos fundamentales.
Los creyentes que se suscriben a la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), un nuevo movimiento religioso cristiano chino, han sido perseguidos desde el año 1995, pero durante el último año, las autoridades han intensificado aún más la represión contra los mismos.
Decenas de estos creyentes están siendo arrestados por segunda vez y otros están siendo vigilados las 24 horas del día. Hablamos con varias de estas personas en Sinkiang. Todos los nombres utilizados aquí son seudónimos.
Durante la primera semana de julio, la Sra. Xiaomei, residente de la ciudad de Fukang, notó que se estaban instalando numerosas cámaras de vigilancia en su vecindario. Una cámara fue colocada en la intersección de la calle que conducía hasta su hogar. Además, se instaló una puerta de seguridad en la entrada principal de la comunidad residencial. Los visitantes debían deslizar sus tarjetas de identificación al entrar y salir por la misma.
Semanas más tarde, después de que una amiga visitara a la Sra. Xiaomei, los policías se presentaron en la puerta de su hogar. Ellos querían saber si su amiga era una creyente de la IDT. También formularon la misma pregunta sobre su esposo, quien la había visitado un par de días después. La Sra. Xiaomei y su hogar son vigilados de manera constante, incluso en la actualidad.
Para otros, la vigilancia se interpone en su vida cotidiana. A Zhang Jian, quien vive en la ciudad de Shihezi, se le pidió que saliera de la fila para ser interrogado mientras visitaba una atracción turística en Beijing.
El Sr. Zhang estaba viajando a la ciudad junto con sus colegas. Cuando pasó su tarjeta de identificación por la puerta de seguridad del lugar turístico, la computadora mostró las palabras «Por favor, espere». A otros visitantes se les permitió ingresar al lugar sin problemas.
Poco después, fue conducido hasta un puesto de seguridad, donde oficiales del departamento de Seguridad Nacional de Beijing le preguntaron sobre sus creencias religiosas. Después de haber sido interrogado durante una hora y de haber registrado sus datos de contacto, finalmente lo dejaron ir.
El Sr. Zhang fue arrestado previamente en el año 2004 por creer en Dios y su identificación se encontraba en los registros del gobierno. A causa de ello, sin importar a dónde vaya, cada vez que utiliza su identificación, es monitoreado. El mismo afirma: “En China, al ser alguien que cree en Dios, me siento perseguido y discriminado donde quiera que vaya. No tengo ningún tipo de libertad personal. Es como si viviera en una jaula de hierro. Me siento extremadamente sofocado».
Las cosas pueden empeorar aún más como lo hicieron para Liu Jia. La policía confiscó su identificación y le prohibió salir de su ciudad. Para librarse de esta situación, la Sra. Liu cambió su dirección residencial. Sin embargo, los oficiales la encontraron nuevamente y le ordenaron que se presentara en la estación todos los días. Los mismos afirmaron: “Los creyentes son vigilados de por vida. No piense en ser libre nuevamente. El lema del gobierno para las personas como usted, que creen en Dios es: «Sé estricto, sé implacable».
En el caso de Hong Li, a ella se le negó un lugar para vivir. Actualmente es residente de la Prefectura de Altay, en Sinkiang. Una tarde de marzo, la casera de la Sra. Hong se acercó a ella con una mirada llena de impotencia. Ella le dijo: “La gente de la comunidad vino y dijo que tú crees en Dios. Te han estado vigilando durante medio año. No nos permitirán alquilarte el apartamento. Deberás mudarte mañana por la mañana. Si no lo haces, arrestarán a mi esposo. No tenemos otra opción».
La Sra. Hong tuvo que abandonar el apartamento al día siguiente para no dificultarle las cosas.
Informado por Li Zaili