Mientras China trata de defender la indefendible afirmación de que, los campamentos de transformación por medio de educación son «escuelas» benévolas, uno de nuestros reporteros visitó en secreto el nuevo y extenso campamento emplazado en Yining, Sinkiang, y demostró que el mismo es, indudablemente, una cárcel.
El 6 de noviembre, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas llevó a cabo el Examen Periódico Universal de China. Varios países denunciaron a los campamentos de transformación por medio de educación, particularmente aquellos destinados a personas de etnia uigur emplazados en Sinkiang, como lugares en los cuales los reclusos están sujetos a presiones psicológicas, tratamientos inhumanos y torturas. China respondió que los mismos son simplemente instalaciones «educativas». Bitter Winter ha documentado repetidamente que dicha afirmación no es real y actualmente se encuentra en posición de ofrecer noticias, imágenes y secuencias de video.
En mayo de este año, las autoridades de Sinkiang iniciaron la construcción de un campamento de “transformación por medio de educación” de gran envergadura en el sitio donde antes funcionaban un aserradero y un mercado abierto donde se compraba y vendía ganado y ovejas, en la ciudad de Yining, condado de Huocheng. La construcción de este campamento fue básicamente finalizada en un plazo de tres meses, cubriendo un área de aproximadamente 100 000 metros cuadrados.
En el mes de agosto, la construcción del mismo se encontraba en sus etapas finales. Al realizar una visita secreta dentro del campamento, uno de nuestros reporteros descubrió que existían nueve edificios en total, donde se hallaban detenidos los «estudiantes», y que dichos edificios estaban rodeados por cercas de alambre de púas. Cada edificio tiene cuatro pisos y cada piso cuenta con 27 habitaciones (dormitorios), y tres «aulas». Todos los dormitorios y las «aulas» están equipados con puertas dobles de hierro y en las ventanas se han instalado barras de hierro. La estructura del establecimiento es obviamente muy similar a la de una prisión.
Un obrero de la construcción reveló que la mayoría de las personas que estarían encerradas allí, de hecho, habían recibido condenas de prisión, algunos de ellos habían sido condenados a cinco o seis años. El mismo también hizo hincapié en que el campamento era realmente equivalente a una prisión, con pocas esperanzas para los reclusos de ser liberados o escapar.
En el mes de septiembre, personas de etnia uigur ya estaban siendo encerradas ininterrumpidamente en dicho campamento. El 7 de septiembre, las autoridades celebraron un juicio público para las personas detenidas allí. En la actualidad, el campamento se encuentra fuertemente vigilado, con 15 cámaras de alta definición instaladas solo en el área cercana a la entrada. También hay policías armados vigilando la entrada. Los vehículos que ingresan al campamento deben atravesar dos puertas de acceso y solo pueden ingresar al mismo luego de pasar un control de seguridad.
Por otra parte, también existe una gran base de producción situada en una zona adyacente al campamento. La base de producción está compuesta por nueve fábricas, entre las que se incluyen una fábrica de ropa, una fábrica de productos electrónicos y una planta de procesamiento de alimentos. El gerente de una de las fábricas confirmó que los «estudiantes» detenidos en el campamento eran enviados allí para realizar trabajos forzados, algo que Bitter Winter había documentado repetidamente en casos similares. Los campamentos de transformación por medio de educación no solo son cárceles, sino que los reclusos alojados allí también se ven obligados a realizar trabajos forzados.
Informado por Li Zaili