Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Adelantándose a los Juegos Militares Mundiales a celebrarse en Wuhan, capital de la provincia de Hubei, el Gobierno está «embelleciendo» la ciudad mediante la destrucción de hogares y negocios.
El Partido Comunista Chino requiere que el personal médico registre la evidencia de las creencias religiosas de los pacientes en bases de datos, los cristianos no se atreven a buscar atención médica por miedo a ser arrestados.
El PCCh está obligando a las cinco religiones autorizadas en China a realizar concursos de predicación que incluyan doctrinas socialistas y elementos de la cultura tradicional.
En medio de la condena internacional, China está falsificando información sobre la real situación imperante en los campamentos de reeducación y difunde mentiras a través de propaganda.
El PCCh prohíbe estrictamente que los menores tengan contacto con la religión, y debido a ello, las iglesias se convierten en zonas prohibidas para los niños. Incluso durante sus descansos lectivos.
Documentos confidenciales exponen planes tendientes a consolidar las fuerzas de instituciones estatales a fin de implementar medidas represivas contra actividades y grupos asociados con países extranjeros.
Las autoridades de Henán están promoviendo la utilización de una nueva aplicación móvil para que los funcionarios de bajo nivel recopilen información y reporten actividades religiosas.
Las campañas de arresto de miembros de la IDT se intensifican, ya que el PCCh emplea herramientas de vigilancia de alta tecnología e incita a los residentes a denunciar a los creyentes que no tienen dónde esconderse.
En la provincia de Jiangxi, la represión religiosa continúa incrementándose, ya que numerosos lugares pertenecientes a iglesias domésticas son clausurados, algunos demolidos por la fuerza, y sus activos saqueados.
Los Emiratos Árabes Unidos son el primer país en admitir que se avergüenza de haber firmado la infame carta que apoya la persecución de China hacia los uigures.
Temerosos de la humillación pública y de perder sus empleos, los empleados gubernamentales y los miembros del Partido pasan arduas horas acumulando puntos en la aplicación Xuexi Qiangguo.
En un plazo de cuatro meses –de marzo a junio– el Gobierno exigió cerrar estos lugares de culto administrados por el Estado que se hallaban emplazados en la ciudad de Hegang de la provincia de Heilongjiang.
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