Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
No solo los musulmanes de Sinkiang son perseguidos. China reprime a musulmanes que se encuentran cerca de Pekín, ataca a una mezquita para mujeres y los fieles deben esconder sus amados libros.
La «Operación Llamando a las Puertas» envía oficiales a fotografiar a los creyentes utilizando pretextos. Esto forma parte de un sistema de vigilancia más amplio tendiente a rastrear a los creyentes religiosos dondequiera que sea.
Las autoridades de Henán están quitando por la fuerza los símbolos religiosos de los hogares de las personas y obligándolas a promover la ideología del PCCh.
Visitas mensuales, listas de verificación detalladas y el seguimiento de creyentes que no asisten a las iglesias aprobadas forman parte de un plan sistemático creado para garantizar que las iglesias que han sido clausuradas permanezcan cerradas.
En un intento por ocultar su persecución contra las personas religiosas, las autoridades chinas ahora están obligando a los cristianos a «donar» sus iglesias.
Cumpliendo órdenes emanadas de las más altas jerarquías, los gobiernos locales están investigando a los trabajadores, amenazando con recortar pensiones, y restringiendo las redes sociales. Aquí podemos ver algunos ejemplos procedentes de Mongolia Interior.
Un periodista de Bitter Winter viajó hasta el condado de Shawan para averiguar cómo la represión llevada a cabo por el Gobierno afecta la vida cotidiana: arrestos masivos, libros quemados y mezquitas destruidas.
La policía estuvo vigilando a la Fraternidad del Evangelio de China y atacó cuando todos los pastores se encontraban reunidos en un mismo lugar. Uno de ellos padeció un ataque al corazón y todos fueron obligados a firmar una declaración de “arrepentimiento”.
Durante el Festival de la Primavera —Año Nuevo Chino— los funcionarios gubernamentales están aplicando severas medidas restrictivas contra la literatura cristiana.
En China, el temor a las protestas masivas está dando como resultado una vigilancia total, control ideológico y supresión de disidentes y de grupos defensores de los derechos humanos.
Mientras el mundo condena el hecho de que en Rusia se sentencia a Testigos de Jehová a duras penas de cárcel por el único crimen de practicar su fe, China aplaude dicha persecución.
China gasta muchos recursos para suprimir la religión e invierte aún más para ocultar dicha supresión: cerrando calles, vigilando redes sociales y acosando a reporteros.
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