Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Desde el mes de septiembre, el Departamento de Trabajo del Frente Unido lanzó su primer programa de supervisión a nivel nacional iniciado por el Comité Central del PCCh para verificar la implementación de políticas religiosas en provincias y municipios de todo el país.
Un documento interno perteneciente a uno de los municipios de esta provincia norteña revela un sistema motivacional basado en puntajes, destinado a personal gubernamental y del Partido Comunista, y relacionado con la represión llevada a cabo contra las Iglesias.
De acuerdo con un documento interno, el PCCh está limitando el flujo de información relacionado con su persecución hacia la religión.
En el mes de junio del año pasado, Bao Shuguang, una líder de alto rango de la Iglesia de Dios Todopoderoso, procedente de Shandong, fue detenida por las autoridades. En el mes de octubre, ella y otros cuatro líderes de la Iglesia fueron condenados a largas penas de prisión.
Las autoridades de Hebei colocaron por la fuerza un mástil con una bandera china en el exterior de una iglesia de la Diócesis Católicade Zhengding, residencia del obispo Julius Jia Zhiguo, uno de los líderes más prominentes de la Iglesia católica clandestina.
En la China actual, incluso las prácticas o rituales más inocentes relacionados con la fe pueden causar problemas con las autoridades.
Los Gobiernos municipales están siguiendo los pasos llevados a cabo por autoridades de otras provincias en lo referente a la discriminación de estudiantes que posean creencias religiosas.
Dos gigantescas estatuas de Buda fueron demolidas en el mes de septiembre, a pesar de los intentos de los creyentes de la localidad por protegerlas.
En las ciudades y aldeas de Shanxi se han puesto en marcha medidas especiales en el marco de la “lucha nacional para acabar con el vandalismo y erradicar el mal”. Promovida como una campaña contra el crimen organizado, no es más que una iniciativa del presidente Xi contra grupos religiosos e Iglesias en China.
A raíz de la cruzada del Partido Comunista por la completa erradicación de las creencias religiosas, las autoridades chinas están atacando al taoísmo, la antigua religión del país.
Mientras China trata de defender la indefendible afirmación de que, los campamentos de transformación por medio de educación son «escuelas» benévolas, uno de nuestros reporteros visitó en secreto el nuevo y extenso campamento emplazado en Yining, Sinkiang, y demostró que el mismo es, indudablemente, una cárcel.
Varios creyentes de la Iglesia de Dios Todopoderoso fueron detenidos y otros se vieron obligados a huir de sus hogares. Esto como consecuencia de una operación especial de arresto puesta en marcha por las autoridades a mediados de octubre.
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