Revista sobre \n la libertad religiosa y \n los derechos humanos en China
Nuevos informes sobre destrucción de la arquitectura islámica y eliminación de símbolos religiosos procedentes de la capital de China, Pekín, y de la provincia nororiental de Jilin.
Por temor a que la gran población budista de China se vuelva difícil de controlar, el régimen está acelerando los esfuerzos para eliminar los símbolos religiosos.
El PCCh está tomando medidas drásticas contra todo lo relacionado con la religión para los jóvenes, ya sea un jardín de infantes situado en la propiedad de la iglesia, una escuela dominical o la formación de futuros miembros del clero.
Templos y áreas escénicas en Mongolia Interior, Fujian y Liaoning se vieron obligados a ocultar las estatuas budistas que se hallaban situadas al aire libre en medio de la campaña nacional del PCCh tendiente a erradicarlas.
Cuando casi todos los hombres de una aldea situada en el norte de Sinkiang fueron encerrados en campamentos de internamiento, sus esposas debieron hacerse cargo de sus hogares por sí solas.
Las iglesias domésticas de toda China son presionadas para dejar de celebrar reuniones y unirse a las iglesias estatales, ya que las actividades religiosas fuera de estas últimas, incluso las llevadas a cabo en el hogar, se encuentran prohibidas.
Numerosos miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso se han quedado en la ruina luego de que la policía allanara sus hogares y confiscara sus ahorros, alegando que estaban ocultando el dinero para la Iglesia.
Antes de las inspecciones de trabajo religioso del Gobierno central se eliminaron una gran cantidad de símbolos religiosos en localidades de toda China.
Las medidas represivas continúan en todo el país contra creyentes de este movimiento cristiano que ha estado sufriendo una fuerte persecución desde que fue prohibido en 1988.
El infame sistema de crédito social invade los lugares de culto, y como las iglesias y templos administrados por el Estado son evaluados con puntos, algunos son clausurados por ser considerados «de calidad inferior».
Debido a que el régimen chino aumenta el «control de la estabilidad» para poder contrarrestar los efectos del movimiento prodemocrático, los religiosos son sometidos a represiones cada vez más feroces.
Por orden de los funcionarios locales, los lugares de culto existentes en China son despojados de sus símbolos islámicos y cristianos. Los negocios que poseen letreros con contenido religioso también son «rectificados».
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