Un sitio de aparición mariana y una ruta de peregrinación aprobada por el Papa fueron bloqueados, pero los católicos clandestinos perseveran, soportando frío y lluvia.
Desde 1996, cada mes de mayo, miles de soldados son enviados a la pequeña aldea de Donglu, en la ciudad de Baoding de la provincia de Hebei, situada a unas pocas horas en automóvil desde Pekín. Los mismos bloquean completamente el acceso a la aldea para garantizar que no se realicen «congregaciones ilegales» en el lugar.
¿A qué tipo de asambleas ilegales les teme el Gobierno chino?
En el año 1900, durante el Levantamiento de los bóxers (siendo los mismos literalmente considerados los «Puños de la armonía y la justicia», y formando parte de una sociedad secreta china que lideró la rebelión contra el colonialismo y el cristianismo, la cual se extendió desde 1899 hasta 1901), se dice que la Virgen María, la madre de Cristo, apareció en la aldea bajo el nombre de Nuestra Señora de China. Luego de la aparición se construyó una iglesia en el lugar y en la década de 1930 la misma fue consagrada como el Santuario Nacional de Nuestra Señora de China, y aprobada por el papa Pío XI (1857-1939) como un sitio de peregrinación. Las peregrinaciones se detuvieron temporalmente luego de que la iglesia fuera destruida durante la Segunda Guerra Mundial, pero se reanudaron luego de que en el año 1992 se terminara de construir una nueva catedral.
En el año 1995, se dice que María volvió a aparecer en el lugar, esta vez durante las celebraciones anuales en torno a su festividad religiosa celebrada en mayo, y dicha aparición fue presenciada por más de 30 000 personas. Esto, aparentemente, fue considerado una amenaza por el Partido Comunista Chino (PCCh). Al día siguiente, la policía intentó clausurar las actividades que se llevaban a cabo en torno al sitio de la aparición y llevar a los peregrinos nuevamente hasta sus autobuses. A partir de 1996, cada mes de mayo, el Gobierno bloquea todos los caminos de acceso a la aldea con soldados para evitar que la gente se congregue. La iglesia donde se reunían los católicos clandestinos fue destruida en el bloqueo inicial realizado durante la peregrinación de 1996.
No obstante, a pesar de más de 20 años de persecución y de la destrucción de su iglesia, los católicos clandestinos de Donglu se han mantenido firmes en su fe. Nos han informado que casi el 90 por ciento de la aldea está compuesta por católicos.
Reporteros de Bitter Winter viajaron a Donglu y encontraron a cientos de creyentes reunidos en una calle frente a un altar improvisado, donde un sacerdote clandestino estaba celebrando una misa. Desafiando el intenso frío, los fieles se arrodillaban en silencio. La congregación incluía a niños de tan solo dos años y a ancianos de ochenta o noventa años.
Un anciano católico afirmó que habían celebrado misas al aire libre y de manera ininterrumpida durante más de 20 años, incluso en épocas ventosas, lluviosas, o mientras nevaba.
«Luego de que la iglesia fuera demolida en el año 1996», afirmó, «los fieles construyeron un lugar de reunión simple. Pero el mismo también fue demolido por el Gobierno. Después de eso, nos vimos obligados a desplazarnos a escondidas de un lugar a otro para poder celebrar misas. Hemos estado haciendo esto durante más de 20 años».
El invierno en el norte de China es particularmente frío. La temperatura el día en el que llegaron nuestros reporteros fue de 7 grados centígrados bajo cero (aproximadamente 19 grados Fahrenheit). La mayor parte de la multitud tiritaba a causa de haber estado de pie y de rodillas durante una hora. Cuando se les preguntó por qué no habían construido otro lugar de reunión, uno de ellos respondió: «No podemos construirlo. El Gobierno no nos permite hacerlo. Para cuando esté medio construido, simplemente lo derribarán».
En el año 1937, luego de que el Papa aprobara a la aldea de Donglu como un lugar de peregrinación nacional, la misma se convirtió en uno de los centros de devoción marianos más famosos de China Continental, atrayendo a decenas de miles de creyentes cada año.
No obstante, las autoridades no parecían estar dispuestas a permitir que miles de personas se congregaran. En el año 1995, designaron la peregrinación como una «asamblea ilegal». Cada año, los soldados bloquean los accesos a la aldea para evitar que los fieles lleguen a la misma. Los creyentes católicos clandestinos locales también son perseguidos durante todo el año. Los mismos han sido obligados a celebrar misas a la intemperie para mantenerse fieles a su fe.
Los católicos clandestinos pertenecientes a la vecina aldea de Xiezhuang también han sido perseguidos. Allí, los fieles celebran reuniones en refugios improvisados fabricados con láminas de acero de colores, pero el Gobierno a menudo incluso destruye estos simples refugios.
Los católicos locales nos llevaron hasta un lugar de reunión simple y rudimentario. Los creyentes habían erigido un cobertizo en una de las esquinas de un viejo edificio abandonado, sin tela que lo rodeara para poder protegerse del viento y la lluvia. Con temperaturas regularmente inferiores a 10 grados centígrados bajo cero (aproximadamente 14 grados Fahrenheit), tanto los adultos como los niños deben usar capas de ropa de abrigo para poder asistir a misa.
«Incluso este simple lugar ha sido demolido muchas veces», dijo un creyente con impotencia. «Si lo reconstruimos, no pasará mucho tiempo antes de que el Gobierno lo derribe nuevamente».
A pesar de hallarse en un ambiente tan hostil, estos creyentes clandestinos no están dispuestos a obedecer al PCCh ni a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC).
Un sacerdote de la APCC de la aldea de Donglu reveló que, desde que se firmó el acuerdo entre el Vaticano y China del año 2018, todas las iglesias que no se unan a la APCC (que es controlada por el Estado) serán clausuradas; siendo la misma una interpretación del acuerdo provisional en la que persisten las autoridades chinas. Es probable que aquellos sacerdotes y obispos a quienes el Gobierno considere desobedientes sean detenidos y encarcelados.
El mismo aconsejó a los sacerdotes y a los creyentes de la Iglesia Clandestina, afirmando lo siguiente: “Actualmente, todos luchan por sobrevivir en estos tiempos caóticos. Ya sea a la luz del día o de manera clandestina, siempre que el Gobierno nos permita adorar a Dios, será suficiente».
La Iglesia Católica Clandestina no está de acuerdo con tales comentarios. Un sacerdote clandestino nos dijo: «¿Qué significa ‘no creer’? ¿Qué significa ‘creer’? Si la gente solo quisiera soportar una existencia infructuosa, entonces no habría habido tantos mártires desde la antigüedad».
Artículo de Shen Xinran