Los administradores de red tienen cada vez más responsabilidades en lo referente a monitorear e informar sobre la vida diaria de cada residente. Los creyentes y los disidentes son los objetivos principales.
por Ye Ling
Con el objetivo de monitorear y controlar aún más a sus ciudadanos, el año pasado, el Gobierno chino dividió las comunidades vecinales en cuadrículas, cada una compuesta por 15 a 20 hogares, y asignó un administrador para que vigilara a los residentes e informara a sus superiores sobre cualquier «peligro oculto» que pudiera causarle problemas al régimen.
Según los medios de comunicación oficiales de China Continental, en la reunión nacional de jefes de la Agencia de Seguridad Pública celebrada en enero de este año, el Ministro de Seguridad Pública anunció que salvaguardar la seguridad del régimen y protegerlo contra los riesgos políticos son las principales prioridades de la labor de seguridad pública del 2019. Y los administradores de la red son un componente esencial de esta tarea. Debido a ello, las ordenanzas sobre su trabajo son cada vez más detalladas, y regularmente se agregan nuevas responsabilidades a su rutina diaria.
“Sabelotodos” en cada comunidad
Estar bien informado sobre todos los acontecimientos ocurridos en las comunidades que supervisan es el principal deber de los administradores de red. «Los mismos deben conocer a los miembros de la familia de cada hogar dentro de su jurisdicción, sus ocupaciones, edades y cosas similares», le explicó a Bitter Winter un administrador de la red procedente de la provincia oriental de Shandong que ha estado llevando a cabo este trabajo durante bastante tiempo. “Debemos prestar especial atención a los hogares de alquiler. Incluso les pedimos a sus vecinos que los vigilen. Los nuevos inquilinos deben reportarse con el administrador de red tan pronto como se muden».
El administrador de red afirmó que debe visitar establecimientos de bebidas y entretenimiento, así como también otros lugares públicos existentes en su zona, para observar y preguntar sobre asuntos de diversa importancia. «Los administradores de red tienen que estar al tanto de todos y cada uno de los movimientos de los residentes, incluso cuando las personas se meten en peleas o las parejas se pelean».
Además de áreas residenciales e instituciones públicas, tales como hospitales y escuelas, los administradores de red también deben patrullar e inspeccionar lugares religiosos y vigilar a los creyentes.
“Entre los objetivos clave de supervisión se incluyen las personas que han sido liberadas de prisión tras haber cumplido sus sentencias y los creyentes religiosos. En particular, los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso [IDT] deben ser identificados, monitoreados y denunciados”, afirmó el administrador de red. «Debemos saber cuándo cada uno de los miembros de dichas familias se van y regresan a casa y, en particular, asegurarnos de llevar a cabo un estricto monitoreo durante los ‘días sensibles'». Por «días sensibles» se refería a reuniones gubernamentales importantes o aniversarios de acontecimientos críticos, tales como la Masacre de la Plaza de Tiananmén.
“Una practicante de Falun Gong vive en mi vecindario. Ella no lo sabe, pero algunos días es monitoreada por mí y por otras personas, a veces agentes de policía. Cuando el Gobierno celebra un evento importante, no se le permite abandonar el área. Incluso si le quitara una calabaza a su vecino, el Gobierno lo sabría”.
Teléfonos móviles y cuotas de denuncia
Los documentos recientemente obtenidos por Bitter Winter, relacionados con el trabajo de los administradores de red en varias partes de China, confirman las palabras del administrador procedente de Shandong. Según los edictos, los creyentes religiosos y los peticionarios son los principales objetivos de la vigilancia. Las disputas o conflictos entre vecinos y los incidentes masivos, tales como protestas o manifestaciones organizadas, son lo que los administradores de red deben vigilar y tratar de resolver por sí mismos. De no poder hacerlo, están obligados a informar tales incidentes sin dilación mediante una aplicación existente en sus teléfonos asignados por el Gobierno.
Un administrador de red procedente de la ciudad de Dongying, en Shandong, un joven que es nuevo en este trabajo, le dijo a Bitter Winter que sus superiores recientemente le habían entregado un teléfono con una aplicación móvil especial. Se le exigió utilizar el teléfono para tomar fotos e informar sobre lo que está sucediendo en el área bajo su responsabilidad, y patrullar regularmente su cuadrícula y registrar cualquier asunto que considere fuera de lo común, como, por ejemplo, reuniones de creyentes no autorizadas o residentes no registrados que aparezcan en el vecindario. Las fotos que envíe serán cargadas a una plataforma de información en línea gestionada por el Gobierno a la cual está conectada el teléfono. Cada informe será clasificado de manera automática y luego enviado a las instituciones estatales pertinentes para que lleven a cabo un seguimiento.
Para alcanzar las cuotas asignadas, algunas localidades les exigen a los administradores de red que ingresen, verifiquen o modifiquen mensualmente en el sistema al menos 300 datos básicos, tales como cambios en la cantidad de residentes, información detallada sobre unidades de vivienda, empresas, lugares de entretenimiento , instalaciones donde se lleven a cabo actividades y similares.
Según informes de los medios de comunicación oficiales, el Gobierno está capacitando a los administradores de red para que utilicen los teléfonos móviles especiales a fin de garantizar que sus capacidades sean plenamente utilizadas y los administradores se vuelvan competentes para informar sobre incidentes y gestionar la información relacionada con sus redes.
“Por medio del teléfono, el Gobierno puede monitorear nuestra ruta de patrulla y ver la distancia que recorremos. La administración puede detectar cada vez que hacemos una parada en la ruta y nos dice que sigamos avanzando”, explicó el administrador de red procedente de Dongying.
Medidas similares son implementadas en otras regiones del país. Según Los estándares de trabajo de red para administradores de red de tiempo completo (prueba), siendo el mismo un documento emitido por una localidad de la provincia oriental de Zhejiang, se les exige a los administradores de red que patrullen sus zonas durante al menos cuatro horas al día, cubriendo al menos tres kilómetros. Los mismos deben visitar a los «alborotadores» identificados y los sitios clave dentro de la red al menos una vez al mes, y cada hogar y área pública una vez por trimestre durante cada año.
En algunas regiones de China, las autoridades organizan reuniones de emergencia y simulacros para enseñarles a los administradores de red cómo lidiar con incidentes y disturbios masivos. Son entrenados por oficiales de policía y se les proporcionan escudos y bastones durante el entrenamiento.
Recompensas y castigos
Las Reglas de Evaluación del Desempeño de los Centros de la Red de Gobernabilidad Social, emitidas en el mes de julio por una localidad de la provincia suroriental de Fujian, contienen más de 100 reglas para el trabajo de patrullaje que deben ser cumplidas por los administradores de red y proporcionan pautas para la evaluación de su desempeño, lo cual está directamente relacionado con su salario. Cada administrador de red inicia el mes con 100 puntos, y cada punto deducido equivale a 10 yuanes (aproximadamente 1,40 dólares).
Por ejemplo, se deducirán 5 puntos por faltar a una ronda de patrulla y 3 puntos si no se realiza dentro del plazo de tiempo y la ruta prescritos. Cada administrador de red perderá 5 puntos cada vez que no inicie y cierre sesión en su teléfono asignado por el Gobierno al principio y al final de un turno o no tome fotos con el dispositivo. Se deducirán diez puntos por cada reunión o capacitación de emergencia perdida sin proporcionar una razón válida. El castigo más severo –la deducción de 50 puntos y el despido casi garantizado– se da cuando los administradores de red no acatan las órdenes de sus superiores.
En otra localidad, a los administradores de red se les deducirán 2 puntos si 20 o más personas de su red acuden a las autoridades distritales para presentar una petición y 3 puntos si las personas agraviadas deciden presentar una petición ante el Gobierno central de Pekín. La cantidad de puntos deducidos se duplica en los casos en que los administradores de red pierden de vista a disidentes conocidos, activistas de derechos humanos, peticionarios, miembros de grupos religiosos perseguidos tales como la IDT o Falun Gong, convictos liberados y similares durante «días sensibles». Algunas localidades les exigen a los administradores de red que se reúnan con estos «objetivos clave» tres veces al día. Si un administrador de red no informa un conflicto que involucre a más de diez personas, como por ejemplo, una manifestación de trabajadores exigiendo el pago de sus salarios o pacientes discutiendo con personal médico en un plazo de dos horas, se le deducirán 3 puntos.
Los administradores de red que proporcionen pistas de manera proactiva podrán obtener recompensas. Por ejemplo, algunas localidades de Fujian pueden otorgar 1000 yuanes (aproximadamente 140 dólares) por cada creyente de la IDT o practicante de Falun Gong descubierto por los administradores y posteriormente detenido. Aquellos que proporcionen pistas que den como resultado el hallazgo de información relevante o arrestos masivos recibirán recompensas sustanciales.
Las masas controlan a las masas
Para el Partido Comunista Chino (PCCh), el cual está comprometido a crear un estado orwelliano de vigilancia de alta tecnología, el factor humano sigue siendo insustituible, y los administradores de red desempeñan un papel fundamental en este proceso, especialmente al controlar los niveles de base de la sociedad. Debido a ello, el Gobierno quiere que estén presentes en todas las áreas pobladas para vigilar los «objetivos clave», asegurándose de que todo lo que el régimen considere «peligros ocultos» sea resuelto en una etapa temprana.
Para decirlo sin rodeos: el objetivo es tener un soplón e instigador en cada comunidad que sepa todo sobre todos y que, cuando surja la necesidad, pueda movilizar a otros para garantizar la «estabilidad social», siendo la misma una de las razones favoritas del régimen chino para reprimir a la disidencia, las minorías étnicas y las libertades religiosas.
Y las lecciones y la experiencia de reprimir a toda la población durante la Revolución Cultural son útiles en este sentido.
En un documento titulado Medidas de evaluación piloto para el intercambio de responsabilidades y la evaluación del trabajo de gestión de la red, publicado en mayo de este año por una localidad de la provincia de Fujian, la Experiencia Fengqiao –un método de la era de Mao utilizado para que grupos masivos de ciudadanos monitorearan y reformaran a los que fueron etiquetados como «enemigos de clase»– es enumerado como un componente crítico a ser empleado en el trabajo de los administradores de red.
El método funciona según el principio de que «Diez personas trabajan juntas para reformar a una persona de modo que los conflictos no se entreguen a las autoridades superiores y, por lo tanto, la sociedad sea reformada desde adentro». Entendiendo el “valor” de este método, en el año 2013, Xi Jinping les ordenó a todos los organismos estructurales del PCCh y a los departamentos gubernamentales en todos los niveles que se familiarizaran con la Experiencia Fengqiao para llevar adelante esta «buena tradición».
«Debe hacerse todo lo posible para construir una ‘versión mejorada’ de la Experiencia Fengqiao», establece el documento de Fujian, alentando a trabajar para el descubrimiento temprano y la resolución efectiva de incidentes para que «los asuntos pequeños no salgan de la aldea, los asuntos grandes no salgan del municipio y los conflictos no lleguen a las autoridades superiores».
¿Funcionará esto? El tiempo lo demostrara. Pero con requisitos cada vez más estrictos, deducciones de puntos que disminuyen las ganancias monetarias y otras medidas opresivas para hacer que los administradores de red denuncien a sus conciudadanos, algunos comenzaron a abandonar el sistema. Un administrador de red de la ciudad de Hangzhou en Zhejiang le dijo a Bitter Winter que inicialmente, muchos querían hacer este trabajo, pero ahora, al menos 70 personas han renunciado debido a las estrictas exigencias. Pero el Gobierno no está preocupado, añadió el administrador, ya que todavía hay más de 700 administradores de red, algunos a tiempo parcial, en su pequeño condado, que continúan sirviendo al régimen para «mantener la estabilidad».