La Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional publica su informe del año 2019. El mismo denuncia la persecución y la tortura de uigures y de otros musulmanes, de tibetanos, de cristianos de Iglesias domésticas, y de miembros de Falun Gong y de la Iglesia de Dios Todopoderoso.
Massimo Introvigne
Tabla de contenido: Una situación que empeora–Uigures y otros musulmanes en Sinkiang–Musulmanes hui–Budistas tibetanos–Católicos disidentes–Iglesias domésticas–Falun Gong–La Iglesia de Dios Todopoderoso
Una situación que empeora
La Comisión de los Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional (USCIRF) es una comisión independiente del Gobierno Federal de Estados Unidos, creada en el año 1998 para monitorear la situación de la libertad religiosa fuera de Estados Unidos. Su informe internacional anual es considerado una de las evaluaciones más acreditadas en lo que respecta al estado de la libertad religiosa a nivel internacional. El informe del año 2019 se dio a conocer el 29 de abril en Washington D.C. No es sorprendente que incluya a China dentro del grupo de los más atroces violadores de la libertad religiosa del mundo, junto con Corea del Norte, Rusia y otros.
El informe señala como los Nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos, que entraron en vigor en el año 2018, «pusieron fin de manera efectiva al área legal gris que había existido para la actividad religiosa independiente desde principios de la década de 1980». La transferencia de la jurisdicción sobre asuntos religiosos de la Administración Estatal para Asuntos Religiosos (SARA) al Departamento de Trabajo del Frente Unido (UFWD, por sus siglas en inglés), también es considerado un acontecimiento negativo. «Para muchos grupos religiosos, el informe señala que esto significó el fin de las relaciones de trabajo que podrían haber tenido con funcionarios de SARA así como también la eliminación de un amortiguador, aunque sea limitado, entre la religión y el Partido». De hecho, «en el mes de septiembre, el UFWD lanzó su primer programa a nivel nacional para monitorear la implementación de políticas religiosas en provincias y municipios de todo el país».
El informe también señala que «la crítica internacional hacia China aumentó durante la segunda mitad del año 2018 a medida que la escala de la represión llevada a cabo por el Gobierno contra la libertad religiosa y los derechos humanos relacionados con ella fue más ampliamente publicitada», mencionando en particular el Examen Periódico Universal de China. En resumen, «en el año 2018, el Partido Comunista Chino (PCCh) se volvió cada vez más hostil hacia la religión». La «sinización» significó más control y más represión. “Incluso los seguidores del budismo mahayana y del taoísmo (también llamado daoísmo), creencias que el Gobierno en general ha visto como parte de las ‘culturas tradicionales’ de China, experimentaron mayores restricciones en su actividad religiosa. En el año 2018, las autoridades locales también clausuraron o demolieron docenas de templos budistas y taoístas, así como también estatuas de Buda y de Lao-Tzu».
Uigures y otros musulmanes en Sinkiang
El informe cita una estimación llevada a cabo por el Departamento de Estado de EE. UU. que afirma que desde el año 2017, el PCCh ha «detenido de 800 000 a posiblemente más de dos millones de uigures (también deletreado uygures), kazajos, kirguís y otros musulmanes en campamentos de confinamiento» emplazados en Sinkiang. El PCCh “inicialmente negó la existencia de los campamentos, pero luego los defendió considerándolos un medio para combatir el terrorismo y brindar capacitación vocacional. No obstante, la detención de destacados médicos, profesores, empresarios y otros profesionales desmiente la justificación del Gobierno relacionada con los campamentos».
El informe cita documentos pertenecientes a grupos uigures de derechos humanos, que afirman que “entre los detenidos había al menos 242 intelectuales públicos uigures, entre los que se incluían artistas, periodistas y profesores universitarios, así como también 96 estudiantes. La mayor parte de los detenidos no han sido acusados de un delito específico, sino que fueron detenidos por comportamientos religiosos considerados ‘extremistas’, tales como tener una barba ‘anormal’, usar un velo, acceder a materiales religiosos en línea o participar en actividades de otros ‘grupos religiosos ilegales’”. Los campamentos no son escuelas “pacíficas”. “Los detenidos habitualmente se enfrentaban a severos tratos y a condiciones antihigiénicas en instalaciones superpobladas, dando lugar a varias muertes».
Tampoco en Sinkiang la situación general es tolerable. “Fuera de los campamentos, el Gobierno chino continuó utilizando medidas intrusivas para crear una ‘prisión al aire libre’, incluyendo la elaboración de perfiles discriminatorios en puestos de control armados y en estaciones de policía, restricciones de viaje dentro y fuera de China, y sistemas de rastreo del Sistema de Posicionamiento Global (GPS), reconocimiento facial y del iris, y muestreo de ADN y de patrones de voz para monitorear a los musulmanes […]. Miles de mezquitas han sido clausuradas o destruidas».
El informe también describe el extraño programa «Emparejarse y convertirse en familia», que «desplegó a más de un millón de trabajadores del Gobierno local para que vivan en hogares musulmanes durante al menos cinco días cada dos meses para evaluar los puntos de vista ideológicos de cada familia y denunciar cualquier tipo de actividad religiosa”. Estos denominados “familiares” “asistieron a ceremonias familiares privadas tales como bodas y funerales, compartieron comidas, posaron en fotografías familiares, e incluso durmieron en las mismas camas que sus anfitriones».
La USCIRF también denunció la vigilancia y el acoso llevados a cabo por el PCCh contra los uigures que viven en el extranjero, incluso en Estados Unidos.
Musulmanes hui
El informe señala que los musulmanes hui, es decir, los musulmanes de etnia han que hablan chino, «no han experimentado la misma escala de represión que los musulmanes uigures». Pero, «sí enfrentaron mayores restricciones en lo que respecta a actividades religiosas durante el año». En diciembre del 2018, «las autoridades locales clausuraron tres mezquitas emplazadas en la provincia de Yunnan, alegando que habían impartido ‘educación religiosa ilegal'». Las autoridades del PCCh también «planeaban demoler en el mes de agosto la recientemente construida Gran Mezquita de Weizhou, pero se vieron obligados a posponer la demolición luego de que cientos de musulmanes protestaran».
Mientras tanto, en las provincias de Ningxia y de Gansu, el PCCh “eliminó los letreros árabes de los edificios y clausuró por la fuerza escuelas de idioma árabe”. El hecho de que “en el mes de noviembre, funcionarios de Ningxia viajaran a Sinkiang para analizar los campamentos de confinamiento y firmaran un convenio de cooperación antiterrorista” con las autoridades de Sinkiang, no es un buen augurio para futuros acontecimientos.
Budistas tibetanos
La USCIRF confirma que «en el año 2018, el Gobierno chino continuó con una estrategia de asimilación forzada y de represión contra el budismo tibetano en todo el Tíbet». Los escolares no pueden asistir a festivales religiosos ni aprender la religión budista o el idioma tibetano.
En febrero de 2018, «la Agencia de Seguridad Pública de la TAR (Región Autónoma del Tíbet) publicó una lista de ‘delitos organizados’, la cual prohibía efectivamente las iniciativas de la sociedad civil tendientes a promover el idioma y la cultura tibetanos». En agosto de 2018, «el Gobierno introdujo una política que requiere que los monjes y las monjas demuestren ‘confiabilidad política’”, es decir, cooperen con el PCCh, difundan propaganda política, incluidas noticias falsas contra el dalái lama, y denuncien a los opositores ante la policía.
El informe también menciona que el 17 de febrero de 2018, “un gran incendio dañó el Templo de Jokhang emplazado en Lhasa, siendo el mismo un sitio del patrimonio mundial de la UNESCO (Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura) que contiene importantes reliquias budistas tibetanas. Al citar imágenes satelitales, grupos defensores de los derechos humanos alegaron que el Gobierno chino ocultó información relacionada con el alcance del daño».
El control de los tibetanos que viven en regiones de China fuera del Tíbet también es severo. «En los últimos años», señala el informe, «las autoridades desalojaron por la fuerza a miles de monjes, monjas y laicos que vivían en las comunidades monásticas de Larung Gar y Yachen Gar en la provincia de Sichuan, y obligaron a muchos de ellos a asistir a ‘clases de reeducación patriótica’ durante períodos de hasta seis meses. En octubre de 2018, las autoridades chinas prohibieron a Larung Gar celebrar el festival Dechen Shedrub, un importante evento de oración tibetana, por tercer año consecutivo. En el mes de diciembre, las autoridades de la provincia de Qinghai prohibieron que los monasterios les impartieran clases de lengua tibetana a los niños».
Tenzin Dorjee, presidente de la USCIRF, complementó el informe con «puntos de vista individuales», lo que implica que la situación en el Tíbet puede ser, de hecho, incluso peor.
Católicos disidentes
A pesar del acuerdo firmado entre el Vaticano y China en el año 2018, el informe afirma que los sacerdotes y laicos católicos disidentes siguen siendo perseguidos, contando con «denuncias generalizadas que afirman que las autoridades chinas han clausurado iglesias católicas clandestinas, destruido cruces, confiscado Biblias y otros materiales religiosos, y restringido o interferido en actividades religiosas. La represión ha sido especialmente severa en la provincia de Henán».
Johnnie Moore, uno de los comisionados de la USCIRF, incluyó en el informe sus «puntos de vista individuales» (no respaldados por los otros comisionados), afirmando que el Vaticano «cometió un terrible error» al firmar el acuerdo del año 2018, y «ahora tiene una importante responsabilidad moral y legal de ayudar a resolver el problema que ayudó a crear, aunque haya sido inadvertidamente, al haberle otorgado a China licencia para reprimir brutalmente a las comunidades cristianas (tal y como se menciona en este informe) y al proporcionarle al Gobierno chino una mayor cobertura para continuar con sus incomprensibles, inexcusables e inhumanos abusos perpetrados contra los ciudadanos musulmanes que residen en la parte occidental del país».
Iglesias domésticas
El informe señala que «el Gobierno chino también intensificó su represión contra los grupos protestantes que se negaron a unirse al Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías aprobado por el Estado». «Según defensores de la libertad religiosa, más de 5000 cristianos y 1000 líderes de iglesias fueron arrestados en el año 2018 a causa de su fe o de sus prácticas religiosas”. El PCCh “clausuró o demolió miles de iglesias o sitios religiosos, incluida la Iglesia de Sion emplazada en Pekín, la Iglesia Candelero de Oro emplazada en la provincia de Shanxi, y la Iglesia Reformada de la Biblia, la Iglesia de la Casa de David y la Iglesia de la calle Rongguili emplazadas en la provincia de Guangdong. El 9 de diciembre, agentes de policía allanaron la Iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana emplazada en Chengdu, provincia de Sichuan, y arrestaron al pastor Wang Yi y a más de 100 feligreses. Algunos de los feligreses que más tarde fueron liberados afirmaron que la policía los había golpeado y obligado a firmar una promesa de renuncia a la Iglesia. En diciembre de 2018, el pastor Wang y su esposa fueron acusados de incitar a ‘la subversión del poder estatal’, y al final del período de información, permanecían en detención secreta a la espera de juicio».
El PCCh prohibió las “ventas en línea de la Biblia” y se movió para “reemplazar cruces, imágenes de Jesús, y otros símbolos de la fe cristiana por imágenes de Xi Jinping. En la provincia de Henán, las autoridades locales les exigieron a las iglesias que eliminaran el primer mandamiento de las listas de los Diez Mandamientos alegando que el mismo colocaba la lealtad a Dios por encima de la lealtad al PCCh».
Falun Gong
La USCIRF afirma que al menos 931 practicantes de Falun Gong fueron encarcelados en el año 2018. «Hubo denuncias que afirmaban que muchos de los detenidos padecieron violencia física, abuso psiquiátrico, agresión sexual, administración forzosa de drogas y privación de sueño». Los abogados que defienden a los miembros de Falun Gong también fueron acosados.
Aunque el PCCh afirma que ha suspendido la sustracción de órganos, «en el año 2018, defensores de los derechos humanos, profesionales médicos y periodistas de investigación presentaron evidencia adicional que afirmaba que la práctica continuaba a una escala significativa».
La Iglesia de Dios Todopoderoso
El informe reitera que «en virtud del artículo 300 del Código Penal Chino» pertenecer a un grupo que el PCCh haya prohibido e incluido en su lista de xie jiao “se castiga con una pena de tres a siete años de prisión o más».
Basándose en esta disposición, el informe establece que “en el año 2018, el Gobierno chino hostigó y arrestó a miles de seguidores de […] grupos catalogados como xie jiao, entre los que se incluye la Iglesia de Dios Todopoderoso. Muchos de los detenidos durante el año, quienes la Iglesia de Dios Todopoderoso estima que son miles, sufrieron torturas y otros abusos, en algunos casos dando como consecuencia la muerte o desapariciones inexplicables mientras se encontraban bajo custodia».
Los movimientos religiosos en China terminan en la lista de xie jiao por dos razones: se los considera críticos del Partido Comunista Chino (PCCh), y su rápido crecimiento asusta al mismo.
Según fuentes gubernamentales, a pesar de haber sido fundada en el año 1991, en la actualidad, la IDT cuenta con cuatro millones de miembros en China, siendo el mismo un crecimiento espectacular que solo encuentra un precedente en Falun Gong (el cual fue perseguido por las mismas razones).
Estas atrocidades no pueden seguir siendo ignoradas. Esperamos que el informe de la USCIRF genere reacciones adecuadas entre los políticos estadounidenses y la administración Trump. La evidencia de la persecución llevada a cabo por el Gobierno chino contra la religión es masiva. Ha llegado el momento de actuar.