En lo que se reconoce como la represión más severa contra el budismo y el taoísmo desde la Revolución Cultural, se están demoliendo antiguos templos y estatuas a lo largo de todo el país.
El 15 de julio, el templo budista de Fangshan, situado en la ciudad de Weinan, en la provincia noroccidental de Shaanxi, recibió la temida notificación enviada por el Gobierno alegando que el templo era un edificio ilegal y, por lo tanto, debía ser demolido. Y, si la orden de destrucción no fuera cumplida, los encargados del mismo serían encarcelados. Pero ¿cómo es que el Gobierno tiene derecho a decir que un templo que precede al Gobierno actual y que fue construido durante la dinastía Han (206 AC – 220 DC), es ilegal?
El templo de Fangshan, el cual se encuentra emplazado en la cordillera de Qinling, posee una larga historia. Construido por primera vez bajo la dinastía Han y posteriormente denominado Templo de Maling, floreció bajo la dinastía Tang (618 – 907) y, luego de ser incendiado durante la dinastía Song (960 – 1297), fue reparado y reconstruido durante la dinastía Ming (1368 -1644). Según la leyenda, el famoso monje budista chino Xuanzang (602 – 664), académico, viajero y traductor quien viajó a la India para comparar el budismo indio y el chino, vivió una vez en dicho templo. El mismo ha servido como un centro donde practicar su fe para los budistas locales.
Reporteros de Bitter Winter lograron visitar el templo de Fangshan antes de que fuera demolido y, por lo tanto, pueden describir su arquitectura, la cual se remonta al período Tang, con el templo dividido en tres partes, dos edificios con forma de torres situados en los extremos este y oeste, y un pequeño edificio en la zona media. Las dos estructuras en forma de torres estaban compuestas por habitaciones azulejadas en forma de v, mientras que el nivel medio contaba con exquisitos detalles colgantes situados en las cuatro esquinas onduladas hacia arriba. Pero actualmente este y otros hermosos templos fueron convertidos en un montón de escombros.
Según infiltrados, el Gobierno temía atraer la atención y despertar la resistencia pública, por lo que gradualmente fueron demoliéndolo en el transcurso de tres o cuatro procedimientos. El 15 de octubre, el personal gubernamental arribó al templo por segunda vez para continuar lo que habían comenzado. Cuando los reporteros llegaron al lugar donde estaban sucediendo los hechos, la parte oeste del templo ya había sido demolida, y todo lo que quedaba de la misma eran ladrillos y azulejos. Una estatua de Buda de dos metros de altura que se hallaba en esta ala también había sido derrumbada. La torre situada en el lado este, mientras tanto, estaba siendo demolida, dejando la gran campana que se hallaba en el interior de la misma tirada en el patio frente a la nave.
«Este antiguo templo tiene más de 2000 años de historia», les dijo un budista laico a nuestros reporteros. “Existió una vez un monje ilustre que pasó 15 años viajando por el país para recolectar limosnas [la práctica llevada a cabo por los monjes budistas para recolectar comida], y fue así como logró llevar a cabo la construcción del templo. Era un templo de gran envergadura y solía ser el más famoso en un área de varios cientos de li [lo cual se traduce en aproximadamente 0,5 kilómetros]. Desafortunadamente, desde su construcción durante la dinastía Han, el mismo había experimentado varios reveses. Actualmente, el Partido Comunista Chino (PCCh) emitió una orden y, en un lapso de aproximadamente 20 días, la primera mitad del templo de Fangshan había sido destruida, quedando irreconocible».
Los residentes locales también se sentían muy tristes por la demolición del templo. Les dijeron a los reporteros que el templo de Fangshan no solo era un lugar de culto para los residentes vecinos, sino también una reliquia histórica y formaba parte de su patrimonio cultural. «El Gobierno no simplemente demolió el templo», afirmó uno de ellos. “Estas piezas que forman parte de nuestro patrimonio cultural eran invaluables, pero el Gobierno las ha arruinado. Es una verdadera lástima. Esto es una gran desgracia para China».
Varios antiguos templos budistas y taoístas fueron cruelmente destruidos durante la Revolución Cultural, causando enormes pérdidas que aún son difíciles de compensar. Luego de la Revolución Cultural, algunos ciudadanos comunes participaron de manera proactiva en la reconstrucción y en la reparación de estos sitios históricos. Pero esta vez, el PCCh está lanzando un ataque a tan gran escala contra estos recintos históricos, que los mismos vuelven a estar en peligro.
El 30 de septiembre, en la ciudad de Tangshan de la provincia norteña de Hebei, un antiguo templo de 800 años de antigüedad conocido con el nombre de templo de Jinchan fue clausurado. El templo había sido previamente destruido durante la Revolución Cultural, pero en los últimos años, los lugareños habían recaudado más de 100 millones de yuanes (aproximadamente 14 520 000 dólares) para poder renovarlo. Entre los meses de agosto y septiembre, personal del Gobierno municipal y de la Asociación Budista China municipal realizó cuatro visitas sucesivas al templo, prohibiendo expresamente la quema de incienso y la veneración. Los funcionarios exigieron que los fieles sellaran los incensarios con cemento, que retiraran la placa situada en la sala principal y que también sacaran las estatuas de Guanyin (la Diosa de la Misericordia) y de Ji Gong (un monje budista que poseía poderes sobrenaturales y los utilizaba para ayudar a los pobres) del patio. Para evitar que la sala principal fuera demolida, los creyentes no tuvieron más remedio que seguir estas órdenes.
Pero hay más: Nuevamente, en el mes de septiembre, un templo taoísta —conocido con el nombre de Longmuyuan, que literalmente significa «Jardín de la Madre de Dragones»— emplazado en la ciudad de Donggang de la provincia nororiental de Liaoning, fue clausurado. Cuatro sacerdotes taoístas fueron obligados a abandonar el lugar. Este templo taoísta fue construido durante la dinastía Qing (1644 – 1912). Durante la Revolución Cultural, fue destruido por los Guardias Rojos. En el año 2010, un empresario local proporcionó fondos y, luego de hablar con académicos y expertos en patrimonio cultural, Longmuyuan fue reconstruido. Este templo taoísta fue aclamado como «El templo número uno de la cultura Longmu de China del Norte». (En la mitología china, Longmu era una mujer, adorada como una diosa luego de criar a cinco dragones bebés).
Algunas personas han comentado que esta ronda de persecución religiosa llevada a cabo por las autoridades del PCCh es la más grave desde la Revolución Cultural. Y, podría decirse que la gente no está equivocada: los templos están siendo clausurados, las estatuas de Buda están siendo derribadas, los monjes están siendo expulsados y las reliquias culturales están siendo destruidas. Parecería tratarse de la edición 2018 de la Revolución Cultural.
Información de Yao Zhangjin