Con reconocimiento facial y otros equipos de alta tecnología monitoreando cada uno de sus movimientos, la gente común comienza a sentir que vive en una realidad carcelaria.
por Tang Zhe
Los residentes de la Región Autónoma Uigur de Sinkiang han estado viviendo durante bastante tiempo bajo el «despotismo digital» del Partido Comunista Chino (PCCh), ya que todo lo que hacen es capturado por innumerables cámaras de vigilancia, y deben escanear sus rostros o identificaciones para ingresar a los lugares de culto o incluso a sus hogares. Estas medidas draconianas han convertido la vida de las personas en una pesadilla de terror.
Como la vigilancia al estilo de Sinkiang, ahora también dirigida a la población de etnia han, se está extendiendo rápidamente a otras regiones de China, es probable que todo el país pronto se convierta en una gigantesca prisión.
En el mes de junio, la Agencia de Seguridad Pública de una localidad de la provincia suroriental de Jiangxi instaló 195 cámaras de vigilancia en un complejo residencial bajo su jurisdicción. En la entrada del mismo también se instaló equipo de vigilancia de alta tecnología, incluidos escáneres de tarjetas de identificación y un sistema de reconocimiento facial. La información personal de todos los residentes ha sido ingresada en el sistema, y actualmente cada persona que ingresa al complejo es registrada.
Según un empleado de administración de propiedades del complejo, las personas no pueden ingresar a menos que escaneen su rostro y su tarjeta de identificación. Si alguien escanea su rostro mientras usa anteojos o una máscara facial, se le niega la entrada y una voz mecánica dice: «Su rostro es falso» o «No humano». Si la información de identificación y el reconocimiento facial no coinciden, el equipo envía datos a la policía. Si personas enumeradas «en la lista negra» del Estado escanean sus rostros o tarjetas de identificación, la Agencia de Seguridad Pública es automáticamente notificada y la policía llega automáticamente para arrestarlos.
El empleado también enfatizó que, tras el primer escaneo, las imágenes faciales y la información de identificación permanecen en el sistema, y que las personas continúan siendo vigiladas sin importar a dónde vayan.
«El sistema es excelente para la seguridad de los residentes», afirmó el empleado con aire de suficiencia. No obstante, los residentes locales no están de acuerdo con esa opinión.
Una residente del complejo expresó su insatisfacción, afirmando: «Cuando estoy ocupada cocinando mientras espero invitados, tengo que bajar muchos pisos para recibirlos. ¡Es sumamente problemático!».
“Me vigilan a diario cada vez que escaneo mi rostro al salir y regresar a mi hogar. Siempre siento que una persona me está observando. Es muy sofocante», afirmó una mujer que vive en el complejo residencial.
No solo los residentes tienen que escanear sus rostros, sino que sus invitados también tienen que pasar por el mismo procedimiento, el sistema vincula su información con la del residente al cual visitan.
Un visitante al que se le negó el ingreso al complejo residencial se quejó, afirmando: “Incluso debemos escanear nuestros rostros cuando visitamos a amigos o familiares, y nuestra información personal es monitoreada. ¡Esto es una grave violación de los derechos humanos! Al instalar estos sistemas de reconocimiento facial de alta tecnología, el PCCh nos está atando una cuerda alrededor del cuello y nos está controlando como si fuéramos animales. ¡Esto es sumamente malvado y ridículo!”.
Desde el año pasado, se están instalando equipos similares de escaneo facial en comunidades residenciales de toda China. Según informes de los medios de comunicación de China Continental, desde el 19 de julio, todos los residentes de viviendas de alquiler público de 13 proyectos del Centro Municipal de Viviendas Garantizadas de Pekín deben escanear sus rostros para poder regresar a sus hogares. La información de más de 69 000 inquilinos y de más de 64 000 coinquilinos ha sido registrada en la base de datos del sistema de reconocimiento facial.
Los medios de comunicación oficiales afirman que estos sistemas de reconocimiento facial se utilizan principalmente para «evitar subarrendamientos» y para la seguridad de los residentes. No obstante, los críticos sostienen que esto es una prueba más de que el PCCh está violando los derechos humanos e implementando la vigilancia universal.
Se espera que, agregando información sobre más personas a la base de datos, los sistemas de reconocimiento facial estén completamente operativos en 59 proyectos de vivienda pública gestionados por el Centro Municipal de Vivienda Garantizada de Pekín para finales de octubre.
La vigilancia masiva es especialmente perjudicial para los disidentes, los miembros de grupos religiosos y otros que han sido incluidos en la lista negra del Gobierno, dado que la información relacionada con dichas personas puede ayudar a las autoridades a perseguirlos y arrestarlos.
Dado que la mayor parte de las iglesias domésticas han establecido lugares de reunión en viviendas de alquiler o en hogares de cristianos, bajo la vigilancia de alta tecnología, se ha vuelto aún más difícil y peligroso para ellos reunirse.
“Si deseamos ingresar a un área residencial para asistir a una reunión o visitar a otros creyentes, a menudo nos preguntan a quién estamos visitando, cuánto tiempo nos quedaremos y qué estamos haciendo. Los guardias de seguridad poseerán toda esta información, y tan pronto como uno de nosotros sea arrestado, sabrán quién nos visitó y con quién celebramos reuniones», afirmó un cristiano perteneciente a una iglesia doméstica, añadiendo que se siente sofocado por la vigilancia cada vez más estricta.