Un número cada vez mayor de acciones en contra de la religión —desde arrestos hasta deportaciones y propaganda en contra de la Navidad— tiene como objetivo impedir un colapso del régimen al estilo soviético.
Los miembros del Partido Comunista de China (PCCh) están aplicando mano dura sobre los grupos religiosos a una tasa cada vez mayor. Al tratar de ubicar la presión que se ejerce sobre los creyentes, los analistas señalan un miedo importante por parte de las autoridades: que la religión pueda ser el catalizador de un levantamiento popular y que, por tanto, deba ser aniquilada.
Uno de los cargos más comunes es que los creyentes están “confraternizando con extranjeros” y “trastocando el poder del Estado”.
En 2018, el PCCh tomó medidas enérgicas sobre Iglesias domésticas a lo largo de China por su “confraternización con extranjeros”. De acuerdo con documentos internos, el año pasado, en la ciudad de Xinxiang, en la provincia de Henán en China central, el municipio manejó casos de 127 personas religiosas y las acusó de confraternizar con extranjeros. Entre los detenidos se encontraba un misionero japonés que posteriormente fue deportado.
Los grupos cristianos de origen coreano se han enfrentado con ataques todavía más exhaustivos. Un documento titulado Programa Especial de Trabajo para la Investigación y Enjuiciamiento de la Infiltración del Cristianismo Coreano, de acuerdo con la ley fue emitido en marzo de 2018 por una ciudad en la provincia de Liaoning cerca de la frontera norcoreana. El documento llama a realizar ataques en contra de personas y organizaciones cristianas coreanas que participan en “actividades de infiltración”, a la obstrucción de los principales canales de comunicación de los grupos cristianos coreanos y a impedir que se envíen a creyentes a eventos en países vecinos.
El 17 de octubre, en una conferencia dedicada los asuntos religiosos en la ciudad de Botou, en la provincia de Hebei en la parte norte de China, funcionarios gubernamentales afirmaron que estaban atacando al cristianismo coreano porque Corea estaba siendo influenciada por los Estados Unidos y estaba convirtiéndose en un poder cristiano. Además, afirmaron que la siguiente meta de Estados Unidos sería explotar al cristianismo para que tomara control de China y que Corea simplemente era un trampolín en su plan.
La conferencia también conectó los asuntos religiosos con las relaciones entre China y los Estados Unidos. Se afirmó que, en la actual guerra comercial entre China y los Estados Unidos, las potencias extranjeras estaban intentando destruir a China a través de la religión. La Rebelión Taiping, un trastorno político y religioso que duró 14 años (1850–1864), cobró aproximadamente 20 millones de vidas y alteró la dinastía Qing (1644–1911/12), fue citada como un ejemplo de que la subversión del poder estatal normalmente ocurre en nombre de la religión y que todos los grupos religiosos tienen objetivos políticos específicos. Los oradores ofrecieron este punto de vista del cristianismo como la razón para reprimir a la Iglesia.
Después de que el Congreso de los Estados Unidos mencionó la persecución de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) en un evento el año pasado, el 29 de enero, el diario Ta Kung Pao de Hong Kong, un portavoz del PCCh, publicó un artículo como venganza. Reportó: “En medio de un estancamiento en las relaciones entre China y los Estados Unidos, el Congreso estadounidense ha colocado a la Iglesia de Dios Todopoderoso en el escenario político internacional con la intención de atacar a China” y que “están utilizando la libertad de creencia para atacar al Gobierno chino”. La mezcla de temas religiosos con las relaciones políticas entre China y Estados Unidos es innegable.
En septiembre de 2018, en una reunión del Departamento del Trabajo del Frente Unido (DTFU) en la ciudad de Lanzhou, en la provincia de Gansu en la parte noroccidental de China, el secretario del Comité distrital del partido, Wei Jinwen declaró: “Las tareas religiosas son tareas políticas. Cuando la población se enfrenta con problemas, no busca al Gobierno, sino que acude con los imanes. Algunas personas dependen del seguro médico [estatal] para recibir atención médica al tiempo que dan gracias a Jesús por ello. Si las cosas continúan así, eso debilitará las bases del poder del partido, así como la estabilidad del régimen”. El señor Wei también planteó que la arquitectura árabe representa el peligro oculto de afectar la unidad nacional y la estabilidad social.
Además de introducir la religión a las disputas políticas internacionales, las autoridades consideran que los creyentes son la semilla de una futura “revolución de color” en China. De acuerdo con un documento que expuso previamente Bitter Winter, el PCCh ha abogado por la “resistencia frente a las actividades de infiltración por parte de las religiones extranjeras” y por la “prevención y manejo de las xie jiao” como prioridades para evitar una revolución de color en China. La prevención y mitigación de la revolución de color ha sido declarada la principal tarea para 2019 del Ministerio de Seguridad Pública para mantener la estabilidad del régimen.
El número de personas arrestadas y detenidas sugiere cuán seriamente se está tomando China la “amenaza” religiosa para su existencia. En nombre de la lucha contra el separatismo y el terrorismo, el PCCh ha estado encarcelando a uigures en tropel, y deteniendo a líderes de Iglesias domésticas como el pastor Wang Yi de la Iglesia del Pacto de la Lluvia Temprana con cargos de “incitación a subvertir el poder del Estado”.
Ni siquiera la Navidad ha escapado a la furia del PCCh, a medida que la propaganda en contra de los días festivos occidentales “amenazantes” aumenta. La Navidad es a veces llamada un “día festivo de humillación nacional”, mezclando, incluso, el cristianismo con la invasión de la Alianza de las Ocho Naciones (La Alianza de las Ocho Naciones es el término chino que se utiliza para la invasión coordinada de ocho potencias para reprimir la Rebelión de los Bóxers en 1900).
Algunos comentaristas dicen que el trato que le da el PCCh a las creencias religiosas como una fuerza peligrosa que podría subvertir el poder del Estado tiene su origen en el pasado reciente.
Según se dice, después de la masacre en la Plaza de Tiananmén, el PCCh envió a académicos a Europa del Este para comprender la causa de la destrucción de la Unión Soviética y del Bloque del Este. Llegaron a la conclusión de que la religión había sido el factor más importante a la hora de movilizar a las masas en contra de los partidos comunistas en varios países europeos orientales. Esta conclusión tuvo una influencia de amplio alcance sobre los máximos líderes del PCCh. Ahora creen que Occidente tuvo éxito en la destrucción de la Unión Soviética y los regímenes comunistas en Europa del Este al utilizar a la religión como arma. Por tanto, el PCCh debe ejercer mano dura sobre la religión de modo que China pueda evitar correr la misma suerte que la Unión Soviética.
Información de Wang Anyang