China gasta muchos recursos para suprimir la religión e invierte aún más para ocultar dicha supresión: cerrando calles, vigilando redes sociales y acosando a reporteros.
El 30 de enero de 2019, el Club de Corresponsales Extranjeros de China publicó su informe anual sobre las condiciones de trabajo para los reporteros extranjeros que viven en China. El informe mostró que el ambiente periodístico empeoró en el año 2018. Los reporteros asignados a China para recopilar noticias han sido obstruidos, perseguidos y obligados a eliminar la información obtenida. Sus dispositivos de comunicación han sido monitoreados e intervenidos y las contraseñas de correo electrónico de algunos de ellos han sido hackeadas. Algunos reporteros incluso fueron deportados. De los reporteros extranjeros en China que fueron encuestados, más del 40% creía que el ambiente periodístico en China había empeorado, en comparación con el 29% que pensaba de esa manera en el año 2016.
La represión contra los periodistas es solo una de las facetas del incrementado esfuerzo por controlar la información relacionada con los abusos perpetrados en China. En particular, las autoridades están tratando de evitar que la evidencia de su campaña antirreligiosa llegue al resto del mundo.
Los esfuerzos para controlar la información son variados y están siendo dirigidos por altos funcionarios gubernamentales. Por ejemplo, un empleado gubernamental de la ciudad de Kaifeng, en la provincia china central de Henán, reveló que, en el mes de junio, varios departamentos gubernamentales convocaron una reunión para abordar la cuestión del control de información. Los funcionarios exigieron tomar estrictas precauciones para evitar que los reporteros recolecten evidencia de iglesias demolidas, carteles con dísticos religiosos destrozados y otros detalles embarazosos similares. Los mismos también establecieron pautas para reportar inmediatamente a las autoridades superiores si alguna información de este tipo llegara a manos de los reporteros.
La intensidad con la cual el Partido Comunista Chino (PCCh) está tratando de controlar la difusión de información puede demostrarse mejor con ejemplos del mundo real. El 25 de agosto, la cruz de una iglesia urbana del condado de Xixia, en la ciudad de Nanyang, en la provincia de Henán, fue derribada. Antes de que se llevara a cabo la demolición, la policía estableció un cordón alrededor de una amplia zona circundante a la iglesia y dispersó a todos los individuos y vehículos que se hallaban dentro de ella. Los policías justificaron su accionar alegando falsamente que una línea eléctrica había sido dañada y estaba siendo reparada, y apagaron todas las luces del área.
Según los trabajadores que participaron en la remoción de la cruz, los peatones tenían prohibido acercarse. A los propios trabajadores no se les permitió llevar teléfonos móviles para evitar que se filmara el incidente.
En otro ejemplo, el Sr. Zhao (seudónimo), un colaborador de Bitter Winter, fue descubierto por la policía mientras filmaba una iglesia que estaba siendo clausurada. Un oficial le quitó el teléfono y roció gas pimienta sobre el Sr. Zhao. Con algo de suerte para nuestro reportero, un poco de dicho gas se filtró sobre una de las manos del oficial y este intentó limpiarla apresuradamente. El Sr. Zhao aprovechó la oportunidad y rápidamente huyó de la escena del incidente.
Pero la policía no se dio por vencida: a fin de eliminar la evidencia del video, encontraron a los familiares del Sr. Zhao y los amenazaron afirmando que si el Sr. Zhao no regresaba a su hogar, o si publicaba el video, ellos serían responsabilizados criminalmente.
Algunos residentes de la ciudad le dijeron a Bitter Winter que mientras las cruces de iglesias cercanas estaban siendo desmanteladas, la policía grababa a los peatones que caminaban cerca para evitar que tomaran fotos. Además, funcionarios vestidos de civil se unían regularmente a la multitud para monitorear lo que estaba sucediendo, y la policía envió un dron con cámara teledirigido a control remoto para observar todo el proceso.
En la víspera de Navidad, la policía acordonó una iglesia de las Tres Autonomías emplazada en la ciudad de Xinxiang, de la provincia de Henán, y más de 40 policías y funcionarios gubernamentales fueron colocados en intersecciones cercanas para interceptar a los creyentes y evitar que ingresaran a la iglesia para celebrar la Navidad. En ese momento, un residente de la ciudad pasó por la iglesia mientras respondía un mensaje en su teléfono. No obstante, la policía pensó que estaba tomando fotos. Seis o siete oficiales lo golpearon violentamente durante cinco minutos, provocándole hemorragias en la cabeza.
Las autoridades también han tomado medidas para evitar que documentos oficiales sobre políticas religiosas caigan en las manos equivocadas. Estos esfuerzos responden a recientes filtraciones de documentos internos relacionados con la subyugación de la religión llevada a cabo por el PCCh.
Un líder de la Iglesia de las Tres Autonomías en la ciudad de Ningde, en la provincia costera suroriental de Fujian, afirmó que las reuniones gubernamentales sobre políticas religiosas ahora son extremadamente cautelosas en lo que respecta a la confidencialidad. Los organizadores de una de esas reuniones exigieron que los asistentes ingresaran uno por uno, en el orden en que cada participante estaba escrito en su lista, y verificaron cuidadosamente todas las identidades. A nadie que no estuviera en la lista se le permitió ingresar o salir de las instalaciones en donde se estaba celebrando la reunión. Todos los teléfonos debían estar apagados, estaba prohibido tomar fotos o grabar audios, y nadie podía sacar ningún tipo de documentación del recinto.
Una fuente interna procedente de la ciudad de Tieling, en la provincia china nororiental de Liaoning, declaró que cuando algunas jurisdicciones celebran reuniones relacionadas con temas religiosos, lo hacen sin utilizar ninguna clase de documentación. En lugar de ello, la información únicamente se transmite oralmente para evitar la filtración de documentos clasificados.
Los arrestos por cargar o reenviar documentación sobre persecución religiosa son aún frecuentes en China. No obstante, es cada vez más difícil publicitar materiales si es que puedes obtenerlos. A mediados de agosto de 2018, cuando un cristiano procedente de la ciudad Jiyuan, en la provincia de Henán, estaba utilizando WeChat en su teléfono móvil para enviar una foto de una iglesia, inmediatamente recibió un mensaje en el que le advertían que estaba «robando secretos de estado».
Las autoridades del PCCh parecen estar preocupadas de que las pruebas de su persecución empañen su imagen en el extranjero. Pero en el mundo actual, es muy difícil encubrir toda evidencia relacionada con abusos contra los derechos humanos, tal y como Bitter Winter documenta a diario.
Información de Jiang Tao