El PCCh toma represalias contra las sanciones estadounidenses por las atrocidades cometidas en Sinkiang y «sanciona» al embajador Brownback, a los senadores Rubio y Cruz, y al representante Chris Smith.
por Marco Respinti
Si prometes contener la risa, te contaré una historia grotesca. Según lo anunciado por el diario China Daily del Partido Comunista Chino (PCCh), el régimen comunista chino, el cual está siendo sancionado por el Gobierno estadounidense por secuestrar, encarcelar, torturar y matar a sus propios ciudadanos a diario, ha decidido sancionar a sus acusadores más activos. Entre los mismos se incluyen el embajador plenipotenciario de Estados Unidos para la Libertad Religiosa Internacional, Sam Brownback; los senadores estadounidenses Marco Rubio y Ted Cruz; el representante de Estados Unidos Chris Smith; así como también toda la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China.
La Sra. Hua Chunying, portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de la República Popular China, lo anunció el 13 de julio. Se trata de una represalia por la decisión del Departamento de Estado de Estados Unidos de sancionar a cuatro altos funcionarios del PCCh responsables de las atrocidades cometidas en Sinkiang (que los uigures y otras minorías túrcicas prefieren llamar Turquestán Oriental), en lo que claramente constituye el primer paso en la aplicación de la «Ley Global Magnitsky», la cual le permite a Washington sancionar a los funcionarios de Gobiernos extranjeros responsables de abusos contra los derechos humanos en cualquier parte del mundo.
El Gobierno del PCCh acusa a los funcionarios estadounidenses de «interferir en los asuntos internos de China». Tenemos dos preguntas para la Sra. Hua Chunying y su Gobierno. En primer lugar, todo el mundo conoce, incluidos las personas que no son cristianas y tal vez incluso el PCCh, la parábola del buen samaritano, quien ayudó a un hombre desconocido que fue abandonado moribundo en el camino por unos bandidos. Hoy en día ¿el buen samaritano sería sancionado por interferir en los asuntos internos de los bandidos?
En segundo lugar. ¿El PCCh imagina un mundo en el que los países son libres de secuestrar, encarcelar, torturar y asesinar a sus propios ciudadanos a diario? En caso afirmativo, bienvenido al Tercer Reich, donde los nazis querían que los dejaran tranquilos y libres para secuestrar, encarcelar, torturar y matar, sin «interferencias» en los «asuntos internos» de la Alemania nazi. Quizás el PCCh también procese a los que «hayan interferido» en los asuntos internos de Hitler al luchar en la Segunda Guerra Mundial que aún estén vivos.