En la nueva China, los objetos budistas y taoístas son destruidos, y los templos son convertidos en edificios impersonales creados para adorar al Estado.
por Piao Junying
En acciones que recuerdan a la Revolución Cultural, las autoridades chinas están empleando medidas cada vez más extremas para implementar las directivas del Comité Central del Partido Comunista Chino (PCCh). En la década de 1960 se promovieron varios tipos de comportamientos absurdos y bizarros tendientes a apoyar el culto a la personalidad de Mao Zedong, mientras que la política estatal actual está promoviendo el culto a la propia China. Bitter Winter ha recibido múltiples informes que documentan el proselitismo centrado en China que se está llevando a cabo en la provincia nororiental de Liaoning.
Un incidente acaecido en la ciudad de Shenyang se ajusta al patrón. En noviembre de 2018, el Departamento de Asuntos Religiosos de la ciudad organizó en un templo una conferencia de tres días de duración, para más de 150 budistas, cuyo objetivo era analizar el tema de «promover la cultura tradicional china, ser un ciudadano moral chino, armonizar a las familias y tener una vida feliz». El texto clave para la conferencia fue «Los estándares para ser un buen alumno y niño» (Di Zi Gui en chino, el antiguo manual sobre cómo ser una buena persona, basado en las enseñanzas del filósofo chino Confucio). La conferencia también dedicó tiempo a estudiar el «espíritu del XIX Congreso Nacional del Partido Comunista Chino» y los discursos de Xi Jinping.
Entre los 150 participantes había más de 20 monjes budistas. A los mismos se les exigió usar prendas de vestir rojas adornadas con las palabras «sociedad armoniosa” sobre sus túnicas budistas. Durante la conferencia, todos los participantes se vieron obligados a hacer en dos oportunidades pronunciadas reverencias triples ante una imagen de Confucio.
Tales iniciativas tendientes a obligar a los budistas a descartar sus propias enseñanzas y a adoptar y reverenciar las enseñanzas confucianas en su lugar se vieron reforzadas por los detalles de la imagen de Confucio. Pero, en primer lugar, ¿por qué un templo budista tenía una imagen de Confucio?
El espacio actualmente ocupado por la imagen de Confucio originalmente pertenecía a una estatua budista de mármol blanco, que el templo había comprado por 60 000 yuanes (aproximadamente 8800 dólares). No obstante, en septiembre del año pasado, el Gobierno ordenó que la estatua budista fuera removida y reemplazada por una imagen de Confucio. En la actualidad, las autoridades inspeccionan regularmente el templo y los monjes deben tener cuidado de estar estudiando únicamente la «cultura tradicional» cada vez que llegan los inspectores. Los mismos deben esperar hasta que los inspectores se retiren para continuar estudiando las escrituras budistas.
Según un maestro local, el Partido Comunista está sacando provecho de las teorías confucianas para hacer que el pueblo se incline ante el Gobierno y esté a merced de este.
Tal reemplazo de las creencias religiosas por las ideologías de la cultura tradicional china forma parte de la «sinización» de la religión. Las diversas técnicas exigidas por el PCCh —tales como examinar a los predicadores durante los días festivos tradicionales, exigir que las Escrituras sean explicadas de acuerdo con los pensamientos de Confucio y que las Iglesias enseñen «Los Veinticuatro Ejemplares Filiales» (un texto clásico sobre los valores morales confucianos escrito por Guo Jujing durante la dinastía Yuan [1260–1368])— hacen más que cambiar las prácticas religiosas externas: conducen a un cambio real de las creencias religiosas.
La destrucción de imágenes religiosas también recuerda a la Revolución Cultural. Por ejemplo, se han cubierto con pintura las tradicionales imágenes de lotos y sobre carteles con dísticos budistas tradicionales (poesía religiosa de dos líneas) situados en la entrada de un templo budista emplazado en el distrito de Tiexi de la ciudad de Shenyang. El letrero que dice «Templo Budista de Xile» ha sido retirado de la parte exterior del edificio, y tres estatuas budistas han sido retiradas y guardadas en un cobertizo situado en el patio trasero del templo. Estas acciones fueron llevadas a cabo a fines de octubre, luego de que el templo recibiera una notificación procedente de la unidad local de la Asociación Budista China en la que se exigía la «eliminación de símbolos religiosos». Actualmente, es casi imposible aseverar que el edificio alguna vez haya sido un templo budista.
En otro templo budista emplazado en la ciudad de Shenyang se quitó un letrero que decía «Templo Budista de Yixinnian» en un intento por cumplir con las regulaciones gubernamentales. El 27 de noviembre, funcionarios gubernamentales exigieron que se eliminaran del templo todos los artículos que estuvieran relacionados con creencias religiosas.
Un tercer templo budista se vio obligado a retirar su estatua de Buda de dos toneladas y enterrarla bajo tierra. El jefe del templo, emplazado en la ciudad de Huludao, fue amenazado con la demolición de este si no quitaba la estatua.
Incluso fuera de los templos, los budistas se ven obligados a abandonar los símbolos de su fe. Comúnmente, las mujeres de mediana edad en China danzan en las plazas públicas para hacer ejercicio y divertirse. Las mujeres que se encontraban danzando en una plaza de la ciudad de Haicheng, en la provincia de Liaoning, fueron amenazadas por la policía porque estaban escuchando el «Mantra de la Gran Compasión» budista mientras danzaban. Un testigo afirma que la policía vigiló la plaza durante los siguientes cuatro días para asegurarse de que la canción religiosa no fuera reproducida nuevamente. Luego de no danzar durante cuatro días, el grupo reemplazó el mantra budista por otras canciones con la esperanza de que la policía se retirara del área.
Los templos taoístas también están padeciendo la campaña de «sinización» de maneras que recuerdan a la Revolución Cultural, cuando las escrituras propias de las dinastías Tang y Song, antiguos pergaminos con las Sagradas Escrituras grabadas en madera y las estatuas de la era Tang fueron víctimas de una destrucción sin sentido.
El 26 de octubre de 2018, las autoridades ordenaron la destrucción de treinta y cuatro estatuas que se hallaban en un antiguo templo taoísta emplazado en la ciudad de Donggang en la provincia de Liaoning.
Debido a que las 34 estatuas eran demasiado pesadas para poder ser trasladadas, las autoridades le ordenaron al administrador del templo que las destruyera. El mismo, por supuesto, se negó a hacerlo. Debido a ello, el Departamento de Asuntos Religiosos contrató a rufianes locales y, sin notificar al administrador del templo, hizo que lo emboscaran y destruyeran todas las estatuas. Funcionarios gubernamentales vigilaron a los vándalos para asegurarse de que ninguna de las estatuas quedara en pie.
Un sacerdote taoísta comentó: “La construcción del templo costó entre 4 y 5 millones de yuanes (entre 590 000 y 740 000 dólares) y la artesanía de las estatuas era de primera clase. Realmente es una pena que hayan sido destruidas». En la actualidad, el sacerdote se siente preocupado pensando cómo puede preservar el templo.
En el mes de agosto, el Gobierno clausuró otro templo taoísta emplazado en la ciudad de Fengcheng. El templo de 400 años de antigüedad había pagado alrededor de un millón de yuanes (aproximadamente 150 000 dólares) para ser reconstruido, luego de haber sido destruido por los Guardias Rojos locales durante la Revolución Cultural. Un sacerdote taoísta vendió su propiedad y solicitó préstamos para poder reconstruirlo. Cuando se enteró de la posible clausura del templo, el sacerdote le suplicó al Gobierno que no lo hiciera. En respuesta, un empleado gubernamental le dijo: “De acuerdo con el movimiento, estamos reorganizando la religión. ¡Estamos actuando bajo órdenes imperiales, así que dese por vencido!
Con sus símbolos y prácticas suprimidos, y con lemas y enseñanzas «patrióticas» reemplazando a las enseñanzas religiosas, los creyentes deben luchar para poder preservar la integridad de su doctrina y de sus prácticas.