Lo que predijimos, sucedió: abogados estadounidenses están demandando a China. Y en China, los abogados demandan a Estados Unidos alegando que dicho país es responsable del virus.
por Massimo Introvigne
En un artículo recientemente publicado en Bitter Winter, analicé los comentarios del jurista estadounidense James Kraska sobre posibles demandas contra China, exigiéndole que pague los enormes daños causados por la propagación de la COVID-19, la cual fue causada o al menos empeorada por la negligencia y el encubrimiento del Gobierno chino. Estuve de acuerdo con el profesor Kraska en que China es legalmente responsable, pero no estuve de acuerdo con él cuando identificó a la Corte Internacional de Justicia como el lugar adecuado o probable para oír las demandas por daños y perjuicios. Expresé mejores esperanzas en los tribunales civiles de EE. UU. y en la creatividad de los abogados estadounidenses.
Ya ha sucedido. El Gobierno nacional chino y las autoridades provinciales de Hubei han sido demandados ante el Tribunal de Distrito de EE. UU. para el Distrito Sur de Florida por daños y perjuicios por ciudadanos estadounidenses que no dieron positivo en el test de COVID-19, pero que afirman haber experimentado pérdidas económicas debido a la propagación del virus. En la demanda de Florida se nombró como demandados a la República Popular China (RPC), a la Comisión Nacional de Salud de la República Popular China, al Ministerio de Gestión de Emergencias de la República Popular China, al Ministerio de Asuntos Civiles de la República Popular China, al Gobierno de la provincia de Hubei y al Gobierno de la ciudad de Wuhan.
Los académicos chinos Zheng Sophia Tang (quien actualmente trabaja en la Universidad de Newcastle) y Zhengxin Huo salieron en defensa de China. Los mismos argumentaron que los tribunales estadounidenses no deberían hacer valer la jurisdicción contra un Estado soberano extranjero como China —a pesar de que la ley estadounidense les permite hacerlo en determinadas circunstancias—. De hecho, la Ley de Inmunidad Soberana Extranjera (FSIA, por sus siglas en inglés) de 1976 establece que los Estados extranjeros pueden ser demandados «por lesiones personales o muerte, o por daños o pérdida de bienes, ocurridos en Estados Unidos y causados por un acto ilícito o una omisión del Estado extranjero en cuestión o de cualquier funcionario o empleado de ese Estado extranjero mientras actúe dentro del ámbito de su cargo o empleo».
Según la ley estadounidense, China puede ser responsabilizada por los daños, pero la carga de la prueba es severa para los demandantes. Parece ser que también se ha iniciado otra demanda contra China. Mi impresión es que estos son solo movimientos preliminares. Aún no hemos visto a los más famosos y millonarios bufetes de abogados ingresar en la contienda. Y, por si sirve de algo, sugerí que demandar al Partido Comunista Chino (PCCh) como parte puede ser más fácil que demandar a China como Estado soberano.
Una curiosa reacción china ha sido la de iniciar demandas contra el Gobierno estadounidense, basándose en la teoría oficialmente promovida por el Gobierno chino de que el virus se originó en los Estados Unidos y llegó a China a través de los soldados estadounidenses que participaron en los Juegos Militares de Wuhan celebrados en octubre de 2019. En teoría, los tribunales locales de China deberían buscar la orientación de la Corte Suprema del Pueblo, la cual debería detener los casos, ya que (a diferencia de la legislación estadounidense) las leyes chinas sostienen que los Estados soberanos extranjeros gozan de inmunidad absoluta contra el enjuiciamiento legal.
Pero es obvio que estos casos son simplemente represalias y propaganda política. Nadie puede creer seriamente que EE. UU. haya exportado el virus a China, y la maquinaria de propaganda del PCCh parece ya haber cambiado a la teoría igualmente absurda de que el virus se originó en Italia.
Las demandas civiles estadounidenses son, por otro lado, serias. Personalmente, incluyo a los más agresivos de entre los abogados estadounidenses en mis oraciones diarias, con la esperanza de que se inspiren para desatar su artillería legal más pesada contra el PCCh.