El Gobierno del condado de Jinping, en Yunnan, clausura iglesias domésticas, prohíbe la Biblia escrita en idioma miao y exige que los creyentes cuelguen retratos de Xi Jinping en sus hogares.
por Bai Lin
El Condado Autónomo Jinping Miao, Yao y Dai de la provincia china suroccidental de Yunnan, en la frontera con Vietnam, alberga al pueblo miao, uno de los 56 grupos étnicos oficialmente reconocidos en China. Tras escuchar a misioneros extranjeros predicar por radio en idioma miao, los mismos han estado fomentando el cristianismo desde hace más de 30 años. Casi todas las aldeas han construido un lugar donde celebrar reuniones religiosas.
Como el Partido Comunista Chino (PCCh) está implementando la campaña a nivel nacional tendiente a eliminar los lugares religiosos que no forman parte de la Iglesia de las Tres Autonomías aprobada por el Estado, la mayoría de las iglesias domésticas que se hallaban emplazadas en el condado de Jinping han sido clausuradas o demolidas.
En el mes de julio, el Gobierno local contrató una excavadora para demoler un lugar de reunión construido a un costo de 20 000 yuanes (alrededor de 2800 dólares), los cuales habían sido recaudados por los residentes de una aldea del condado de Jinping. Todas las pertenencias de la iglesia quedaron enterradas bajo los escombros. Las autoridades les ordenaron a los miembros de la congregación que asistieran a reuniones en iglesias de las Tres Autonomías, amenazando con arrestarlos e incluso encarcelarlos si continuaban reuniéndose.
“La iglesia de las Tres Autonomías más cercana se encuentra situada a diez kilómetros de distancia, y para llegar a la misma hay que atravesar montañas por caminos empinados. Para los creyentes de edad avanzada que no poseen medios de transporte, es imposible llegar allí”, explicó un aldeano. El mismo piensa que al exigirles asistir a reuniones en la lejana iglesia de las Tres Autonomías, los funcionarios los están obligando a renunciar a su fe.
«Quieren extinguir nuestra fe como el fuego ardiente, el cual se extingue si no le agregan leña nueva», afirmó otro creyente, miembro de una iglesia doméstica desde hace 30 años.
Un joven creyente le dijo a Bitter Winter que el comité de la aldea ordenó que cada familia colgara un retrato de Xi Jinping en su hogar. “Los mismos dijeron que Xi Jinping es el jefe y que tenemos que hacerlo. El retrato debe ser colocado en el medio de la sala para que pueda ser visto tan pronto como se abra la puerta”, explicó el creyente.
A fin de evitar el resurgimiento de cualquier tipo de actividad religiosa, el Gobierno local envía funcionarios para inspeccionar los lugares de reunión clausurados a lo largo de todo el condado. Los creyentes son amenazados con ser arrestados si se rehúsan a unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías y continúan reuniéndose en secreto.
Un domingo de junio, una iglesia doméstica emplazada en el área fronteriza con Vietnam fue clausurada por no poseer un permiso oficial. Casi al mismo tiempo, otro lugar de reunión fue clausurado debido a que las autoridades afirmaron que «era peligroso tener grandes flujos de personas tan cerca de Vietnam». Incluso se prohibieron las reuniones compuestas por dos o tres creyentes.
«No nos atrevemos a celebrar reuniones públicas como solíamos hacer. Tenemos que mantener todas las puertas y ventanas cerradas para poder celebrar nuestras reuniones”, afirmó un creyente local. «Los funcionarios del comité de la aldea incluso nos distribuyeron retratos de Xi Jinping y nos exigieron que reemplazáramos las imágenes de la cruz con ellos».
Los miembros de iglesias domésticas que aceptan unirse a la Iglesia de las Tres Autonomías se encuentran inmediatamente sometidos al estricto control gubernamental: su información personal es registrada y se les prohíbe utilizar Biblias en idioma miao publicadas en el extranjero, ya que el Gobierno prohíbe el uso de cualquier tipo de texto religioso que provenga del exterior. El pretexto de «infiltración religiosa extranjera» es continuamente utilizado por el PCCh como excusa para reprimir las creencias religiosas.
Un creyente a cargo de un lugar de reunión perteneciente a la Iglesia de las Tres Autonomías emplazado el condado de Jinping le reveló a Bitter Winter que la policía los visitaba en cualquier momento, y que el Gobierno local les había prohibido compartir el evangelio y recibir a creyentes de otros poblados.
“Si no acatamos las órdenes impartidas por el Gobierno, nuestra iglesia será clausurada. No tenemos más remedio que obedecer, de lo contrario no tendremos dónde reunirnos para practicar nuestra fe”, afirmó el hombre con impotencia.