Antes de la clausura de la Iglesia de Sion emplazada en Pekín a principios de este mes, las autoridades llevaron a cabo numerosos intentos para obligar a los creyentes a abandonar la misma.
por Feng Gang
Recientemente, Bitter Winter informó sobre la cronología de los eventos que eventualmente dieron como consecuencia la clausura de la iglesia doméstica más grande de Pekín, la Iglesia de Sion.
Actualmente hemos accedido a los detalles que describen la coacción tras bambalinas que estuvo ocurriendo durante los últimos meses.
La Iglesia posee un total de seis sucursales en Pekín. En el mes de junio de este año, las autoridades emboscaron a pequeñas congregaciones de creyentes dos veces en una de esas sucursales, la Iglesia Luz Verdadera. A los creyentes se los obligó a registrar sus datos personales y sus identificaciones, después de lo cual la policía les ordenó a todos que se retiraran del lugar.
Una maestra de escuela, la cual también es miembro del Partido y creyente en la sucursal de la Iglesia emplazada en Xueqing, fue amenazada con que la despedirían si no dejaba de concurrir a la iglesia y si no firmaba una garantía que lo confirmara.
Una mujer que había asistido una sola vez a una reunión en la iglesia de Sion fue hostigada telefónicamente por la policía en numerosas ocasiones, y se le dijo que “no se le permitía asistir” a reuniones en la iglesia nuevamente.
En otra sucursal emplazada en Wangjing, una líder de la Iglesia descubrió que su contrato de alojamiento había sido rescindido abruptamente. Más tarde, resultó que el propietario estaba siguiendo directivas del comité del Partido de su aldea. Los cuadros de la aldea pronto la convocaron a una reunión, donde le exigieron que firmara una garantía en la que constaba que no asistiría a reuniones de la Iglesia de Sion si quería seguir viviendo en su casa.
Según nuestras fuentes, aproximadamente 300 creyentes fueron interrogados o interpelados entre los meses de abril y agosto. Varios miembros más de la iglesia fueron tratados de manera similar y obligados a firmar dichas garantías. Los creyentes que eran estudiantes universitarios fueron interrogados por secretarios de gestión académica y consejeros académicos sobre sus creencias religiosas. Los mismos además enfatizaron que asistir a la Iglesia de Sion era similar a participar en una actividad religiosa ilegal.
A fin de desmantelar la iglesia lo antes posible, el gobierno local había ordenado al personal de varios departamentos que interrogaran a un cierto número de miembros todos los días y los obligaran a firmar las garantías. Los oficiales también fueron advertidos, su desempeño en esta tarea se vería reflejado en sus evaluaciones anuales.
Según los últimos acontecimientos, el pastor principal, Jin Mingri, fue llevado a un complejo turístico, donde estuvo detenido durante varias horas. Otros seis, entre los que se incluían pastores y ministros, también fueron detenidos en diferentes ubicaciones durante horas. Las autoridades también confiscaron sus teléfonos móviles durante este período.