Junto con millones de musulmanes perseguidos, los miembros de la IDT también son enviados a campos de internamiento. Quienes no son enviados ahí, son adoctrinados en casa para que renuncien a su fe.
por Chang Xin
La Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) es el nuevo movimiento religioso cristiano más grande en China; ha sido incluida en la lista de xie jiao desde 1995 y es fuertemente perseguida debido a su rápido crecimiento, considerado por el Partido Comunista Chino (PCCh) como una amenaza para su régimen.
De acuerdo con el “Informe anual del 2018 sobre la persecución llevada a cabo por el Gobierno comunista chino contra la Iglesia de Dios Todopoderoso”, más de 11 000 miembros de la IDT fueron arrestados a lo largo de China el año pasado. Entre ellos, al menos 248 fueron detenidos en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang. La cifra puede ser todavía mayor, pero debido a la estrecha vigilancia y al monitoreo en esta región tipo prisión, donde los derechos humanos y la libertad religiosa han sido brutalmente pisoteados, resulta imposible recoger una estadística detallada.
A continuación, presentamos las historias de dos familias de Sinkiang que han sido perseguidas simplemente debido a su fe.
Una niña de tres años se queda sin sus padres
De noviembre de 2018 a enero de 2019, al menos 10 miembros de la IDT en la región de Korla, la segunda ciudad más grande en Sinkiang, fueron arrestados y sus casas fueron registradas por el Gobierno.
Entre los arrestados se encontraba un matrimonio que fue detenido después de que la policía allanó su casa a medianoche. Ser miembro de la IDT es un asunto muy grave – afirmaron los funcionarios– y el Gobierno puede sentenciarlos a prisión por tanto tiempo como le plazca: no existe un límite para sus sentencias. La hija de la pareja, de tres años, ha quedado al cuidado de sus familiares. Desde que sus padres fueron llevados, la niña llora desconsolada tan pronto como cae la noche. A menudo le implora a su abuelo que vaya y busque a su madre. La niña anhela estar con ella, pero no sabe cuándo podrá regresar.
Te adoctrinaremos en tu propia casa
Muchos miembros de la IDT que han sido arrestados en Sinkiang terminan en campamentos de transformación por medio de educación, a pesar de que estos están sobrepoblados con musulmanes detenidos. El PCCh no tiene intención de dejar ir a ningún creyente de la IDT, así que, si no hay cupo en los campamentos, serán forzados a pasar por la “transformación por medio de educación” en su propia casa.
A finales del año pasado, una miembro de la IDT del condado de Shawan en Sinkiang fue arrestada y, finalmente, encerrada en un campamento de transformación por medio de educación debido a su fe. El día del arresto, funcionarios del Gobierno del condado fueron a la casa de la mujer para interrogar a su familia acerca de sus creencias y para tomar fotos de todos ellos. Los funcionarios se quedaron en la casa por cinco noches seguidas para asegurarse de que los familiares de la mujer no tuvieran ningún “sentimiento de resistencia”.
La madre de la mujer, de setenta y tantos años, que estaba enferma y que también era miembro de la IDT, no escapó tampoco a la persecución del Gobierno. Personal del grupo de trabajo para la disminución de la pobreza, operado por el Gobierno y que se encontraba emplazado en la villa, llegó a su casa para “transformarla” ideológicamente; es decir, para forzarla a renunciar a su fe, prometiéndole ayudarla económicamente como parte del programa nacional de disminución de la pobreza.
Los funcionarios llevaron consigo arroz, fideos y aceite para ayudar a persuadir a la mujer. Le ordenaron leer textos con contenido antirreligioso y blasfemo. Les dijo que no sabía leer ni escribir. “Si no lees, vendremos todos los días y te enseñaremos una palabra a la vez hasta que puedas leerlas y escribirlas”, amenazaron los funcionarios.
Para ejercer presión psicológica sobre la mujer, los funcionarios también pegaron un aviso en su puerta donde decía que el arresto y detención de su hija estaba de acuerdo con las disposiciones pertinentes de la “operación especial para adoptar medidas enérgicas sobre las actividades violentas y terroristas en Sinkiang”. A la mujer se le exigió aprenderse y entender las políticas del PCCh.
Casi todos los días llegaban funcionarios a su casa para tomarle fotos y presionarla una y otra vez para que renunciara a su fe. Como no quería obedecer, los funcionarios la amenazaron con encerrarla en un campamento de transformación por medio de educación, como a su hija. A pesar de las frecuentes amenazas, la mujer se negó a abandonar su fe.
Los familiares de la mujer también fueron arrastrados al “proceso de transformación”. Se les dijo que la hija de la mujer que estaba detenida en el campamento sufriría más si su madre no cedía a las exigencias del Gobierno. Si ellos cooperaban activamente para persuadir a la anciana mujer, su hija sería liberada un poco antes, prometieron los funcionarios. Con la esperanza de ayudar a su pariente que estaba detenida, la familia entera comenzó a persuadir a la mujer para que accediera a cualquier cosa que el Gobierno quisiera que ella dijera o hiciera.
Debido a la vigilancia constante, los movimientos de la mujer también están estrictamente controlados. Desde que su hija fue arrestada, se le ha exigido que pida permiso para salir de la villa, incluso para visitar a algún familiar.
La mujer toma muchas medicinas debido a su condición de salud. Al no poder trabajar, para satisfacer sus necesidades básicas, depende únicamente de la asistencia financiera que le brindan sus familiares y de lo que obtiene de la renta de aproximadamente un acre de tierra infértil. Sus familiares quieren llevársela a vivir con ellos, pero debido a las constantes visitas de los funcionarios para “transformarla” y debido al requisito de asistir a la ceremonia de izamiento de la bandera en la villa cada semana, no puede moverse de ahí.
El adoctrinamiento y la “transformación” constantes, la pérdida de su libertad personal y la presión por parte de sus seres queridos han hecho que la vida de la mujer sea insoportable y todo ello ha causado estragos en su salud.