El agobiante control ejercido por el PCCh sobre los uigures también les genera un gran estrés a los funcionarios públicos de etnia han que viven allí. Uno de ellos se suicidó.
Tal y como Bitter Winter había informado anteriormente, desde principios de 2018, las autoridades del Partido Comunista Chino (PCCh) han estado implementando el llamado programa de “estancia en el hogar” en Sinkiang. Más de un millón de líderes del Partido Comunista, funcionarios de instituciones estatales y empleados de organizaciones gubernamentales son enviados a vivir con familias musulmanas de la minoría uigur, para adoctrinarlas y buscar señales de “extremismo” religioso.
Las autoridades estipulan que, a excepción de las horas de trabajo, estos funcionarios públicos deben «visitar» a su familia anfitriona uigur designada cada sábado y domingo. Además, deben llevarles aceite, arroz y harina, o ropa y zapatos para niños, valuados en unos 150 yuanes (alrededor de 22 dólares). Deben hacerlo cuatro veces al mes, sin interrupciones.
Las autoridades también exigen que cada vez que los funcionarios han visiten a su familia anfitriona, deben tomar fotografías que los muestren comiendo juntos y “viviendo en armonía” con sus “parientes” uigures, y enviar dichas fotos a su unidad de trabajo. Esta última luego enviará dichas fotos al departamento de propaganda. El Gobierno también llama a las familias uigures a horarios aleatorios para supervisarlas e inspeccionarlas.
El programa de «estancia en el hogar» no solo ha colocado a las familias musulmanas bajo vigilancia a largo plazo, sino que también les ha causado un considerable estrés a los oficiales han involucrados, a veces con consecuencias trágicas.
Una funcionaria pública de la Prefectura de Jotán le dijo a Bitter Winter que uno de sus colegas no tuvo tiempo de cuidar a sus padres paralizados y postrados en la cama debido a sus obligaciones de alojamiento con su familia anfitriona uigur. Como su esposa estaba dando a luz en el hospital, y no había nadie más que pudiera cuidarla, solicitó permiso para ausentarse de su unidad de trabajo. No obstante, los líderes de la unidad rechazaron su solicitud. Esto lo hizo sentirse miserable. La tarea política interminable, de la que no pudo escapar, lo hizo sentirse como si hubiera sido privado de su libertad personal. Las dificultades y los conflictos que enfrentó en su vida familiar también crecieron en magnitud y no pudieron ser resueltos. Se deprimió cada vez más, pero su unidad de trabajo no mostró preocupación alguna por su problema. Al final, el estrés mental fue demasiado para él y se suicidó ahorcándose.
Anteriormente, Bitter Winter había informado sobre una agente del orden público del Gobierno de Sinkiang que se vio obligada a mudarse con una familia uigur para adoctrinarlos y transformarlos. A la misma no le gustó la tarea, y terminó con un grave caso de depresión.
Muchos funcionarios públicos de Sinkiang experimentaron dificultades similares. Un funcionario que gestiona documentos gubernamentales se quejó afirmando que gana un salario bajo a pesar de su gran carga de trabajo. No solo no puede cuidar a su pequeño hijo, sino que cada mes tiene que gastar su propio dinero para comprar cosas para su familia anfitriona uigur, lo cual lo coloca bajo una tremenda presión. En el año 2017, presentó su renuncia a su cargo en cuatro oportunidades, pero la misma fue rechazada en cada una de ellas. De hecho, en el año 2018, varios oficiales de etnia han que presentaron su renuncia a sus cargos fueron enviados por las autoridades a campamentos de transformación por medio de educación para estudiar durante un año por considerar que «su pensamiento no había progresado». Este funcionario nunca más se atrevió a sacar a colación el tema de su deseo de renunciar.
Otro funcionario público dijo que en Sinkiang, la gente nunca debe decir nada que sea desfavorable para el Gobierno. En una oportunidad, mientras mantenía una conversación de WeChat con un familiar que se estaba preparando para visitar Sinkiang, dijo: “¿Por qué deseas venir? Sinkiang no es un buen lugar». Como consecuencia de ello, la policía se presentó rápidamente en su hogar y le advirtieron que lo arrestarían si volvía a efectuar tales declaraciones.
El Gobierno del PCCh ha implementado una política extremadamente cruel para mantener la estabilidad en Sinkiang. Se estima que el PCCh ha encarcelado a un millón de uigures en los llamados campamentos de transformación por medio de educación, y unos dos millones han sido forzados a someterse a “reeducación y adoctrinamiento”. La Comisión Congresional Ejecutiva de Estados Unidos sobre China afirma que, actualmente, esto constituye “el más grande encarcelamiento masivo de una población minoritaria en el mundo».
Un miembro del personal carcelario dijo con franqueza: “Sinkiang realmente le da a la gente la sensación de que no pueden quedarse aquí, es demasiado doloroso. Es doloroso para los uigures y para los hans por igual. Se dice que el pueblo han está vigilando a los uigures. Pero, de hecho, el pueblo han también está siendo controlado por el Gobierno. Si las cosas continúan así, al final, las personas que viven en Sinkiang serán conducidas a la muerte».
Información de Xiang Yi