Ese mismo día desaparecieron su hermana y su tía. Esto ocurrió seis días luego de que la renombrada activista uigur denunciara la desaparición de muchos otros, algunos de ellos bebés.
por Marco Respinti
La primera vez que me reuní con la Sra. Rushan Abbas en Ginebra fue el día en que el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas examinó a China en el marco del examen periódico universal. Me impresionó el cartel que llevaba, la foto de una dama uigur de mediana edad con estas palabras: “¿Dónde está mi hermana? Ella es médica, no necesita formación profesional”. Los campos de confinamiento masivos de Sinkiang son, de hecho, oficialmente conocidos como campamentos de “transformación por medio de educación”, y mientras las personas allí son torturadas y mueren, el Partido Comunista Chino (PCCh) afirma que les está ofreciendo «formación profesional» para curarlos del extremismo religioso.
Rushan no es extremista en absoluto. Ella es uigur, musulmana y amigable, y tiene una excelente opinión de Occidente, donde vive actualmente, a pesar de los defectos propios del mundo occidental. En Occidente, se ha transformado en una defensora de los derechos humanos de su pueblo. En realidad, ella también era activista de derechos humanos antes, en su tierra natal, pero el escenario estadounidense le ha dado fama mundial y le ha traído consecuencias dolorosas.
Exactivista estudiantil durante las manifestaciones a favor de la democracia en la Universidad de Sinkiang llevadas a cabo en los años 1985 y 1988; en el año 1987 se desempeñó como vicepresidenta de la Federación Estudiantil de Ciencia y Cultura de la universidad. La Federación fue fundada por el actual presidente del Congreso Mundial Uigur, el Sr. Dolkun Isa, y ella ha trabajado estrechamente junto a él desde entonces. En Estados Unidos, la Sra. Abbas fue cofundadora y se desempeñó como la primera vicepresidenta de la Asociación de Estudiantes y Académicos en el Extranjero de Tengritagh, con sede en California, siendo la misma la primera organización uigur en Estados Unidos, establecida en el año 1993. El acta constitutiva y los reglamentos que ayudó a redactar posteriormente sirvieron como modelo y jugaron un importante papel en el establecimiento de la Asociación Americana Uigur (AAU) en el año 1998, la cual está financiada por la Fundación Nacional para la Democracia. La Sra. Abbas fue posteriormente elegida como vicepresidenta de la AAU durante otros dos períodos. Cuando en el año 1998 el Congreso de los Estados Unidos financió el servicio de idioma uigur en Radio Libre de Asia (Radio Free Asia), con sede en Washington D.C., ella fue la primera reportera y presentadora de noticias de etnia uigur encargada de transmitir diariamente para la región uigur.
Desde los años 2002-2003, la Sra. Abbas apoyó la Operación Libertad Duradera oficiando como especialista en idiomas en la Bahía de Guantánamo, Cuba. Con frecuencia les ha brindado información a miembros del Congreso de los Estados Unidos y a funcionarios del Departamento de Estado sobre la situación de los derechos humanos de los uigures y sobre su historia y cultura, y ha organizado la presentación de testimonios ante comités del Congreso y Comisiones de Derechos Humanos. También les brindó su experiencia a otras agencias federales y militares, y en el año 2007 prestó su asistencia durante una reunión entre el entonces presidente George W. Bush y Rebiya Kadeer, la mundialmente famosa líder moral del pueblo uigur, en Praga. Más tarde, ese mismo año, también le brindó información sobre la situación de los derechos humanos en Sinkiang, un topónimo chino al que los uigures prefieren denominar «Turquestán Oriental», a la entonces primera dama Laura Bush, en la Casa Blanca.
Siendo testigo del deterioro de la situación en Sinkiang, la Sra. Abbas fundó la Campaña a Favor de los Uigures, promoviendo los derechos humanos y las libertades democráticas de los mismos.
El nombre de la Bahía de Guantánamo está asociado con terrorismo y detenciones. ¿Cómo se involucró en ello?
Mi participación en el campamento de detención de la Bahía de Guantánamo, la prisión militar ubicada en la Base Naval estadounidense emplazada en la costa de Cuba, también conocida popularmente como «Gitmo», está relacionada con la historia de los 22 uigures que estuvieron detenidos allí luego del «Incidente de Ghulja». A principios de febrero de 1997, una serie de protestas estallaron en la ciudad a nivel de condado de Ghulja, en la Región Autónoma Uigur de Sinkiang, como reacción contra la ejecución de 30 uigures defensores de la independencia y la represión de la identidad nacional uigur. Luego de dos días de manifestaciones, el 5 de febrero, la policía dispersó a los manifestantes de manera violenta y abriendo fuego. El número oficial de personas asesinadas a tiros ese día llegó a nueve, a pesar de que nosotros estimamos que más de 100 personas fueron asesinadas, alcanzando una cifra de aproximadamente 167. Posteriormente, otras 1600 personas fueron arrestadas. Los 22 uigures de mi relato lograron escapar de China y llegar a países fronterizos de Asia Central.
Pero un nuevo problema los estaba esperando al otro lado de la frontera: el nombre de dicho problema es Organización de Cooperación de Shanghái (OCS). El 15 de junio de 2001, los líderes de China, Kazajstán, Kirguistán, Rusia, Tayikistán y Uzbekistán anunciaron en Shanghái, China, la creación de una alianza política, económica y de seguridad euroasiática. El acuerdo de la OCS fue posteriormente firmado en junio de 2002 y entró en vigor el 19 de septiembre de 2003 (el 8 de junio de 2017, India y Pakistán también se unieron a la misma). Dicho acuerdo incluye cooperación contra el terrorismo, es decir, «terrorismo» tal como lo define el país que tiene el poder de imponer su definición a los demás. Básicamente, este pacto significa que los países de Asia Central siempre harán lo que el gobierno chino les pida que hagan en lo concerniente a los uigures: arrestarlos y deportarlos.
Debido a ello, los 22 uigures que escaparon del «Incidente Ghulja» tuvieron que escapar nuevamente. Llegaron a Pakistán y a Afganistán, los únicos lugares en el área que ofrecían protección y no requerían una visa, a diferencia de Turquía, Canadá o Estados Unidos. Su pesadilla comenzó después del 11 de Septiembre (11S), cuando militares estadounidenses atacaron Afganistán. Mientras intentaban escapar de la zona de guerra, unos cazadores de recompensas paquistaníes los capturaron y los vendieron por 5000 dólares cada uno a las autoridades estadounidenses, afirmando que se trataba de combatientes extranjeros. Pero dicho malentendido fue pergeñado por China, que los declaró falsamente terroristas. Los mismos terminaron en Guantánamo. Posteriormente, luego de una investigación exhaustiva llevada a cabo entre los años 2002-2003, el gobierno de Estados Unidos estableció que el cargo de terrorismo presentado contra ellos era incorrecto, y que los mismos no representaban una amenaza para los Estados Unidos ni para sus aliados. Pero hallar otro país al que pudieran ir era un problema nuevo y enorme. El gobierno chino estaba presionando a los países para que no aceptaran el reasentamiento de esos uigures de Gitmo. Como consecuencia de ello, los 22 presos falsamente acusados permanecieron en Gitmo de 4 a 11 años.
Al ser una mujer de etnia uigur que vive en Estados Unidos, uno de los contratistas del Departamento de Defensa involucrado en la guerra en Afganistán me contactó para trabajar como intérprete en Gitmo desde principios de 2002 hasta diciembre del mismo año. Luego de ello abandoné la base, pero en abril de 2003 me invitaron a regresar por dos meses más, totalizando de esta manera 11 meses de permanencia a tiempo completo en la base. En el año 2006, me uní al equipo de defensa de los 22 uigures en una petición de habeas corpus (un recurso contra la detención ilegal) cuando su encarcelamiento se convirtió en indefinido. Los abogados y yo trabajamos estrechamente junto a la administración de Obama en su reasentamiento y, los mismos finalmente, fueron enviados a Albania, Bermudas, Palaos, Suiza, El Salvador y Eslovenia. En la actualidad, todos se encuentran en libertad ya que prevaleció la justicia. Patricio Henríquez, el premiado cineasta chileno, radicado en Canadá, hizo una película basada en esta increíble historia, Uigures: Prisioneros de lo absurdo, la cual fue estrenada en Montreal, en el Festival du Nouveau Cinéma, el 10 de octubre de 2014. Yo también aparezco en esa película a causa del papel que desempeñé en la historia. La película fue posteriormente presentada en festivales internacionales de documentales en el Reino Unido, los Países Bajos y Praga, y se convirtió en la película inaugural de festivales de documentales realizados en Turquía y Taiwán.
Usted nació en Sinkiang y estudió allí. ¿Qué recuerdos tiene de su vida como uigur allí en ese entonces?
Nací y crecí en Urumchi, la capital de Sinkiang, y me fui de allí en mayo de 1989. Los recuerdos de mi infancia y juventud en mi tierra natal pertenecen a la rica y colorida cultura uigur luego del oscuro período de la Gran Revolución Cultural Maoísta. Durante unos 10 años, lo disfruté muchísimo.
¿Qué la trajo entonces a América y por qué decidió quedarse?
Llegué a Estados Unidos el 9 de mayo de 1989 para obtener mi maestría. Primero, me desempeñé como becaria visitante en el Centro de Investigación y Extensión de Regadío Agrícola de la Universidad Estatal de Washington, en Prosser, Washington, antes de ser aceptada en el Departamento de Patología de Plantas para realizar mis estudios de posgrado. ¿Por qué decidí quedarme en Estados Unidos? Debido a que poco después de mi llegada el 4 de junio de 1989, tuvo lugar la masacre de la Plaza de Tiananmén ordenada por el PCCh. Observé los tanques avanzando y disparando, razón suficiente para evitar regresar.
¿Cuándo comenzó su labor relacionada con los derechos humanos en nombre de los uigures perseguidos?
He sido activista en nombre de los derechos de mi pueblo desde que estudiaba en la Universidad de Sinkiang en Urumchi. En EE. UU., comencé mis actividades cuando en la década de 1990 se multiplicaron los disturbios e incidentes relacionados con la muerte de uigures en Sinkiang.
«Una voz, un paso» es una gran iniciativa suya: ¿puede explicarla?
A partir de abril de 2017, la situación en Sinkiang se deterioró rápidamente, mientras que la comunidad internacional, los medios de comunicación y los gobiernos permanecieron en silencio. Se estaban produciendo atrocidades horribles y, a nivel mundial, nadie estaba prestando atención. Gracias a la ayuda de la Academia Uigur —fundada el 9 de septiembre de 2009 en Estambul para promover la educación y la ciencia nacional uigur— y de mi hermano, el Dr. Rishat Abbas —el presidente honorario de la Academia Uigur y consejero sénior del Congreso Mundial Uigur, uno de los cofundadores de la Asociación Uigur Americana y del Proyecto sobre Derechos Humanos del Pueblo Uigur— en octubre de 2017, la Universidad Drexel emplazada en Filadelfia organizó una conferencia académica. Me presentaron como una de las panelistas. El objetivo era encontrar una manera de llamar la atención de los principales medios de comunicación para que hablaran sobre los campos de detención existentes en Sinkiang —en la actualidad, oficialmente llamados campamentos de «transformación por medio de educación»— y lograr que los uigures de todo el mundo se involucraran en el movimiento favor de los derechos humanos. En enero de 2018, se me ocurrió organizar una protesta mundial que involucrara a todas las organizaciones y activistas uigures que viven en el extranjero. Luego pensé que tener mujeres liderando estas protestas podría atraer la atención de los medios de comunicación internacionales. Es así que me acerqué a las mujeres uigures de todo el mundo y formé un pequeño grupo asesor para planificar los detalles. El mismo terminó convirtiéndose en un grupo de WhatsApp llamado «Una voz, un paso» (OVOS, por sus siglas en inglés), el cual a su vez se convirtió en el nombre de una iniciativa impulsada por mi organización, la Campaña para los uigures. «OVOS» tenía un mensaje muy claro: «Unir nuestras voces y dar un paso junto a todas las organizaciones uigures y los activistas uigures que viven en el extranjero en contra de las atrocidades que se están desarrollando en nuestra patria». Como consecuencia de ello, el 15 de marzo, coincidiendo con la 62.a sesión de la Comisión de las Naciones Unidas sobre la Condición Jurídica y Social de la Mujer en Nueva York, organizamos una manifestación frente a la sede de la ONU, seguida de una protesta en la Misión China ante la ONU. Ese mismo día se llevaron a cabo protestas solidarias en todo el mundo, con una duración de 22 horas, en 18 ciudades, y en 14 países: Australia, Bélgica, Canadá, Francia, Finlandia, Alemania, Países Bajos, Noruega, Suecia, Suiza, Turquía, Japón y Reino Unido.
Algunos de sus familiares que vivían en Sinkiang desaparecieron…
Mis parientes políticos que vivían en la ciudad de Jotán desaparecieron: un granjero de 69 años y su esposa de 71 años, tres de sus hijas y una de sus nueras, más los esposos de todas ellas desaparecieron. Mi esposo, Abdulhakim Idris, y yo no tenemos noticias de ellos desde abril de 2017. Tememos que todos se encuentren detenidos en los infames campamentos. No tenemos idea de dónde se encuentran actualmente las 14 sobrinas y sobrinos de mi esposo, cuyas edades oscilan entre 3 y 22 años. Es posible que hayan sido enviados a orfanatos emplazados en el interior de China. También escuchamos que Abdurehim Idris, mi cuñado, fue sentenciado a 20 años de cárcel. Es por esto que decidí exponer las atrocidades perpetradas por el gobierno chino en Sinkiang, lo que les ocurrió a mis parientes políticos y las condiciones de los campamentos, aprovechando mi rol de panelista en una conferencia organizada por el Instituto Hudson en Croton-on-Hudson, Nueva York, el 5 de septiembre de 2018. Seis días después, el 11 de septiembre, mi hermana, la Dr. Gulshan Abbas, y mi tía desaparecieron. Según lo que comentan parientes lejanos mi tía ha sido liberada, pero todavía no se sabe nada de mi hermana.
¿Cree que fueron detenidas debido a su labor en favor de la libertad religiosa y los derechos humanos?
Tanto mi hermana como mi tía son objetivos inusuales. No son famosas: no son educadoras, escritoras ni poetas. Ninguna de las dos ha viajado a ningún país musulmán extranjero y ambas hablan chino con fluidez. Digo esto porque los uigures a menudo son atacados cuando viajan al extranjero (bajo sospecha de «colusión» con «terrorismo» o «potencias extranjeras»), o cuando no pueden hablar mandarín (lo cual es visto por el gobierno central chino como un signo de atraso, ignorancia, o rebelión nacionalista). Mi hermana trabajaba como médica en un hospital administrado por el gobierno. Ni ella ni mi tía cumplen con los criterios habituales para ser enviadas a los llamados «centros de formación profesional», es decir, los campamentos de confinamiento. Por lo tanto, puedo afirmar con firmeza que la única razón de su secuestro es la de «culpa por asociación»: fueron víctimas de las represalias del PCCh debido a mi activismo en Estados Unidos.
La lucha del presidente Xi Jinping contra todas las religiones es muy dura. ¿Esta estrategia es una novedad o una constante?
Es una novedad de Xi Jinping reprimir con tanta dureza a los uigures y a los musulmanes al mismo tiempo. La razón por la cual actúa de esta manera es su sueño abrumador de dominar el mundo. Hoy en día, toda la población de Turquestán Oriental se ha convertido en víctima de la Iniciativa Cinturón y Carretera de Xi, la gran e imponente estrategia de desarrollo diseñada por el gobierno chino, la cual involucra construcción de infraestructura y realización de inversiones en Asia, Europa y África. La misma ha sido renombrada como la «Nueva Ruta de la Seda», y es la solución definitiva para poder lograr el sueño imperialista chino de «Hecho en China 2025» —la primera etapa de un plan de tres etapas destinado a establecer a China como la principal potencia mundial en lo relativo a fabricación y tecnología. Para el año 2049— redefiniendo la globalización «con características chinas». El Dr. Michael Pillsbury, director del Centro de Estrategia China del Instituto Hudson, lo expresó claramente en su libro titulado La maratón de los cien años: la estrategia secreta de China para reemplazar a Estados Unidos en su rol de superpotencia mundial (Nueva York: editorial St. Martin’s Griffin, 2015). La tierra ocupada de Turquestán Oriental se encuentra situada en el corazón estratégico de este plan de acción tendiente a lograr la dominación mundial.
Habiendo dicho esto, desde que el presidente Mao ocupó Turquestán Oriental en el año 1949, el gobierno ha tratado de destruir implacablemente la cultura y la religión uigur. Los uigures han sido perseguidos al ser catalogados como «nacionalistas», «contrarrevolucionarios» y «separatistas». Tras la tragedia del 11S, las autoridades comunistas cambiaron el nombre de sus iniciativas y las llamaron «Guerra contra el terrorismo». Por lo tanto, toda la región de Sinkiang fue colocada en la mira. El castigo es cultural y colectivo. Millones de personas están siendo arrestadas y detenidas sin ser acusadas de crímenes reales. Los condados, distritos y barrios están llenando cuotas. China ha caracterizado a toda la resistencia como «terrorismo islámico» y, utilizando ese pretexto, desarrolló un estado de vigilancia basado en la recolección de ADN, en cámaras ubicuas, software de reconocimiento facial y dispositivos de rastreo GPS colocados en vehículos. Toda Sinkiang se ha convertido en un estado policial.
Existe mucha simpatía por los uigures en América. La Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China, presidida por el Senador Marco Rubio y copresidida por el Representante Christopher H. Smith, está sacando a la luz la situación de China, a menudo escuchando testimonios ofrecidos por musulmanes perseguidos oriundos de Sinkiang. ¿Qué espera que se logre con esto?
En mi opinión, la simpatía de los Estados Unidos y el apoyo de los políticos estadounidenses a los uigures provienen de una perspectiva genuina relacionada con los derechos humanos. Cuando se trata de la cuestión de los uigures, Estados Unidos siempre ha estado del lado de la justicia y de lo que es correcto. Por lo tanto, espero ver algunas acciones poderosas e importantes. Por ejemplo, sanciones en virtud de la Ley Magnitsky Global contra los funcionarios chinos responsables de tales horrendas atrocidades y de crímenes de lesa humanidad. También deseo ver apoyo con respecto a la Ley a favor de los derechos humanos del pueblo uigur, presentada a mediados de noviembre de 2018 por el senador Rubio, el senador Robert Menendez —miembro numerario del Comité de Relaciones Exteriores del Senado— y el congresista Smith. También deseo que se envíen misiones de investigación a la región, o la expansión del tiempo de emisión del Servicio en Uigur de Radio Libre de Asia, el cual es esencial para descubrir y brindar información sobre detenciones masivas, etc. Los informes sobre la situación real en la región se ven obstaculizados por el bloqueo de información y por la censura mediática orquestada por el régimen comunista de Pekín, el cual manipula a la opinión pública.
Mucha gente ve una especie de enemistad natural entre el pueblo musulmán y Estados Unidos, pero el caso de los uigures demuestra lo contrario…
El gobierno y los legisladores estadounidenses siempre se han mostrado sumamente serviciales con respecto a las actividades democráticas de los uigures, comenzando en el año 1998 con la financiación del Servicio Uigur de Radio Libre de Asia mencionado anteriormente, y continuando con la ayuda brindada y la liberación de los 22 uigures que se hallaban detenidos en la Bahía de Guantánamo. Estos fueron puntos de inflexión que lograron desarrollar una relación sumamente reconfortante. Creo que el gobierno de Estados Unidos y el pueblo estadounidense finalmente están viendo el propósito malvado del régimen comunista chino tal y como realmente es. El nacionalismo chino no solo se enfoca en reemplazar a Estados Unidos como superpotencia global, su objetivo es reemplazar la democracia y la libertad mundiales con su filosofía y sistema totalitarios. La crisis que actualmente se está desarrollando en Sinkiang no tiene precedentes. Si el mundo no cuestiona a la China Comunista por esta terrible atrocidad, la oscuridad descenderá sobre el mismo en forma de vigilancia masiva, represión y acciones malvadas, para acabar con el mundo libre tal como lo conocemos hoy en día.