Las iglesias protestantes controladas por el Gobierno sufren represiones brutales que a menudo terminan en cierres que dejan a grandes cantidades de creyentes sin un lugar donde practicar su fe.
por Tang Zhe
El 3 de julio, el Gobierno de la ciudad de Shangrao en la provincia suroriental de Jiangxi demolió por la fuerza una iglesia de las Tres Autonomías. De acuerdo con un testigo ocular, ese día más de 30 funcionarios estaban supervisando el trabajo de demolición que llevaban a cabo dos excavadoras. Los creyentes gimieron de dolor al ver que su iglesia se convertía en ruinas. Nadie se atrevió a dar un paso adelante para detener la demolición pues sabían que cualquier desobediencia sería castigada con arrestos y persecución.
La presión sobre la iglesia comenzó a finales de marzo, cuando funcionarios del Gobierno local hostigaron en repetidas ocasiones al encargado de esta, ordenándole que la demoliera porque afirmaban que ocupaba tierra fértil de cultivo. En realidad, de acuerdo con uno de los colaboradores de la iglesia, el terreno en el que la iglesia se construyó originalmente era un cementerio, y no era apropiado para el cultivo.
Los funcionarios continuaron repitiendo a la congregación que debían “obedecer al Partido, seguir al Partido y creer en Xi Jinping”. También amenazaron con revocar las garantías sociales y los subsidios mínimos de vida si la persona a cargo desobedecía las órdenes de demolición.
En marzo, las autoridades ordenaron la demolición de otra iglesia de las Tres Autonomías en Shangrao. Esta vez, afirmaron que la iglesia estaba “cerca de los caminos y ocupaba demasiado terreno”. Los funcionarios pronto cambiaron de opinión y comenzaron a forzar al encargado para que se la vendiera al Gobierno a un bajo precio. “¡Tienes que venderla porque el Estado lo demanda! Si no lo haces, la iglesia será demolida”, amenazaron los funcionarios.
Al no tener otra opción, el encargado accedió muy a su pesar. La iglesia pronto fue convertida en un “auditorio cultural” y la congregación se quedó sin un lugar donde orar.
La fusión de iglesias es otra forma que tiene el Gobierno de reducir el número de sitios religiosos y obstaculizar la difusión del cristianismo. En febrero, en una villa bajo la jurisdicción de la ciudad de Xinyu, se ordenó que una iglesia de las Tres Autonomías se fusionara con otra iglesia porque, de acuerdo con funcionarios locales, “no se permite tener dos iglesias en un área”, uno de los muchos “inventos” del PCCh (Partido Comunista Chino) para cerrar sitios religiosos. Los miembros de la congregación trataron de razonar con los funcionarios: “Pagamos por construir la iglesia nosotros mismos y el Estado lo aprobó. No estamos de acuerdo con la fusión”.
Un creyente de la tercera edad explicó a los funcionarios que la iglesia con la que se les forzó a fusionarse está demasiado lejos como para que las personas mayores caminen hasta ella. “Si no pueden caminar tan lejos, entonces abandonen su fe”, les gritó el secretario de la villa. “Esta política viene de arriba y la iglesia tiene que fusionarse”. Luego amenazó al encargado de la iglesia con demoler su casa si no accedía a la fusión. En abril, la iglesia dejó de existir.
En mayo, otra iglesia más de las Tres Autonomías en Xinyu fue fusionada por la fuerza y su edificio fue rentado. “El Gobierno ha adoptado un enfoque gradual: primero desmantelaron nuestra cruz y, ahora, la iglesia ha sido forzada a fusionarse con otra. Cada semana envían personas a tomar fotos. Su objetivo es impedir que creamos en Dios”, dijo la persona a cargo de la iglesia.
Las autoridades en Jiangxi continúan cerrando iglesias controladas por el Estado aduciendo diversos pretextos. A principios de mayo, una iglesia de las Tres Autonomías en Shangrao fue cerrada alegando que estaba demasiado cerca de la oficina del comité de la villa y de una escuela. En marzo, un sitio de reunión de la iglesia de las Tres Autonomías en la ciudad de Yichun fue cerrada; los funcionarios afirmaron que no estaba permitido establecer sitios de reunión de la Iglesia de las Tres Autonomías en la villa.