Expropiaciones de tierras, demoliciones de propiedades e incluso muertes son el resultado de la campaña nacional de rejuvenecimiento rural de China.
por Jiang Tao
En marzo de 2006, el Congreso Nacional del Pueblo Chino lanzó la política del «nuevo campo socialista«. Como parte de la iniciativa, se puso en marcha el proyecto “Hermosa campiña”. Dieciséis años atrás, Xi Jinping promovió vigorosamente el proyecto en su carácter de secretario del Partido de la provincia oriental de Zhejiang, y este se convirtió en uno de sus «logros políticos». Poco después, el proyecto fue promovido e implementado a escala nacional.
No obstante, bajo el actual régimen de China, no importa cuán bueno sea el plan para «beneficiar al pueblo», la gente común se convierte en víctima de la políticas.
Sin negociaciones y sin compensación
En el mes de mayo, como parte de la campaña «Hermosa campiña», el Gobierno del poblado de Baini en el condado de Chongyang, en la provincia central de Hubei, destruyó los edificios de 13 empresas privadas, ubicados a lo largo de la Carretera Nacional 106 de China. Los comerciantes afectados expresaron su descontento, pero no hallaron un modo de defender sus derechos.
El 7 de mayo, el gerente de una fábrica de ladrillos recibió un aviso del Gobierno indicando que la fábrica iba a ser demolida. A la mañana siguiente, el alcalde del poblado envió a más de 100 personas para que llevaran a cabo la demolición. En un instante, la fábrica quedó reducida a un montón de escombros.
Antes de la demolición, el gerente de la fábrica les dijo a los funcionarios gubernamentales que la empresa poseía una licencia comercial y había estado en funcionamiento durante más de diez años, por lo que el Gobierno debería proporcionarle una compensación. Pero los funcionarios refutaron su afirmación, diciendo: «Ni siquiera pienses en obtener una compensación. Si decimos que va a ser demolido, así será. ¡No hay lugar para una discusión!”.
También se destruyó el edificio temporal de siete habitaciones de una fábrica, propiedad de un hombre de 74 años, situado en las inmediaciones. Los trabajadores de la demolición arrastraron a la esposa del anciano fuera del edificio. A pesar de sus repetidas súplicas, los funcionarios no dejaron en pie ni siquiera una habitación en la que pudieran vivir.
Los edificios de al menos otras 13 fábricas, fueron simultáneamente demolidos, incluida una fábrica de mármol, un lavadero de autos y una fábrica de azulejos de colores. Algunas fábricas ni siquiera tuvieron tiempo de trasladar sus equipos, y ninguna de ellas recibió ningún tipo de compensación.
¿Por qué el Gobierno fue tan «expeditivo y concluyente» al llevar a cabo estas demoliciones forzadas? Según los aldeanos locales, la razón para demoler los edificios de las empresas privadas rurales situados a lo largo de la Carretera Nacional 106 de China fue prepararse para una inspección de Zhao Leji, miembro del Comité Permanente del Politburó y secretario de la Comisión Central de Inspección Disciplinaria.
Uno de los trabajadores contratados por el Gobierno para demoler las fábricas admitió que los llamados proyectos de «Hermosa campiña» se implementan en preparación para las inspecciones de los líderes del Gobierno central. «A esto se le llama ‘ponerle maquillaje en polvo a un mendigo’; resplandece en la superficie, pero nadie se preocupa por la vida o la muerte de la gente común», explicó el trabajador.
Los proyectos «para el pueblo» terminan en su muerte
A fin de crear una «hermosa campiña», las autoridades del municipio de Luanchuan bajo la jurisdicción de la ciudad de Luoyang, en Henán, han decidido desarrollar una calle para turistas con restaurantes de cocina local en la aldea de Yangzikou. Sin notificar ni negociar con los residentes de la zona, el Gobierno local confiscó la tierra cultivable de los aldeanos y destruyó sus árboles frutales.
Gao Xiaojiao, una de las aldeanas cuyas tierras fueron incautadas, pidió justicia, pero fue rechazada repetidamente. Desesperada, el 24 de mayo, se suicidó saltando a un embalse.
«La familia de Gao Xiaojiao dependía únicamente de la plantación de árboles para ganarse la vida. Después de que fueran destruidos, ya no tenía medios para poder subsistir. Antes de suicidarse había dicho que si nadie resolvía el asunto no podría seguir viviendo», afirmó un aldeano.
Frente a la demolición de su hogar en aras de «construir una hermosa campiña», un residente de la aldea de Dongjiangzu en el poblado de Shuangpu, bajo la jurisdicción de la ciudad de Hangzhou, en la provincia de Zhejiang, de 97 años, se suicidó ahogándose.
«Al Gobierno solo le importan las demoliciones forzadas y no le importa si los civiles viven o mueren», afirmó con ira un aldeano. Otros residentes preguntaron por qué solo los hogares de los civiles comunes son destruidos, mientras que los hogares de los funcionarios permanecen ilesos.
Aldeanos devastados
Un anciano procedente del poblado de Moling bajo la jurisdicción de la ciudad de Xiangcheng, en la provincia de Henán, no podía dejar de llorar mientras relataba la historia de su casa demolida, cuya construcción le llevó buena parte de su vida y costó casi un millón de yuanes (alrededor de 140 000 dólares). El edificio de cuatro pisos también fue víctima del proyecto «Hermosa campiña». Al igual que en otros casos similares, el hombre no recibió ningún tipo de compensación.
En el poblado de Moling, todos los edificios y estructuras auxiliares situados al oeste de la Carretera Nacional 106 de China fueron demolidos bajo el pretexto inventado de «mantener la seguridad en el río». Al igual que la casa del anciano, más de 300 residentes y comerciantes de la ciudad se enfrentaron a demoliciones forzadas para darle paso a la construcción del canal de Changhong. Entre ellos, los hogares de más de 200 personas fueron demolidos bajo el pretexto de que «infringían las leyes de construcción». El Gobierno publicó avisos exigiendo que los edificios fueran destruidos en la fecha especificada y amenazando con responsabilidad penal al que se atreviera a desobedecer tal orden.
La mayoría de los comerciantes y hogares en una calle comercial adyacente a la Carretera Nacional 106 de China poseen permisos de propiedad inmobiliaria, permisos de cimentación, permisos de tierra y otros documentos relevantes emitidos por el Gobierno. Todos los comerciantes también poseen licencias comerciales legales.
Una persona publicó una queja en la plataforma de mensajería WeChat que decía: “En el año 1984, [nuestras] viviendas fueron construidas a través de la planificación del Gobierno y se nos expidieron certificados de propiedad. En el año 2001, fueron demolidas debido a la planificación gubernamental. Posteriormente, el Estado quiso desarrollar caminos y remediar todos los ríos, y exigió demolerlas nuevamente. Cumplimos con los arreglos del Gobierno. Ahora, el Gobierno quiere que las derribemos nuevamente. ¡No se pagó ningún tipo de compensación! ¡No se ha publicado ningún aviso! ¡No se firmaron acuerdos! ¿Qué tipo de comportamiento es ese? ¿Es la ley un juego de niños?”.
Los aldeanos intentaron apelar ante el secretario municipal del Partido, pero la respuesta que recibieron fue: “La política anterior fue anterior, la actual es la actual. La política existente está siendo implementada ahora».
«¿No es este un Gobierno deshonesto?», se preguntaron los aldeanos enfadados con las autoridades que incumplieron sus promesas en aras de la implementación de sus planes. “Mientras el Gobierno quiera derribar algo, siempre tendrá mil razones para hacerlo. La gente común siempre será como pescado en una tabla de cortar».
Última actualización el 29 de septiembre de 2019