Cuando los campesinos de la minoría Dai protestaron contra la explotación sufrida por parte de una compañía de caucho, la policía —que respaldaba a la compañía— mató a dos de ellos e hirió de gravedad a otros diez.
El incidente de Menglian del 19 de julio de 2008 fue seguido con considerable intensidad en China, por razones que van más allá del hecho, trágico en sí mismo, de que dos aldeanos perdieron la vida. Sucedió dos semanas antes de las Olimpiadas de Pekín y fue ampliamente interpretado por los disidentes y los activistas de derechos humanos como una evidencia de que, en un conflicto entre trabajadores y compañías capitalistas explotadoras, el Partido Comunista Chino (PCCh), teóricamente el partido de los trabajadores, estaba listo para ponerse del lado del capitalismo más despiadado. También confirmó la capacidad del PCCh para ocultar la verdad acerca de sus actividades más brutales bajo la cortina de noticias falsas, algo que también sucede en el campo de la persecución religiosa.
Bitter Winter recuerda el incidente de Menglian en su décimo aniversario. Nuestros corresponsales viajaron allá y reunieron evidencias del hecho informándose de fuentes locales, las cuales obviamente prefieren permanecer anónimas; pero que nos proporcionaron fotografías y vídeos únicos.
Los Dai son un grupo étnico que vive en la provincia sureña de Yunnan y están relacionados con las poblaciones mayoritarias de Tailandia y Laos (su nombre también puede escribirse “Tai”). El 19 de julio de 2008, menos de un mes antes de las Olimpiadas de Pekín, las autoridades utilizaron medios violentos de represión contra los campesinos dai de la aldea de Meng’a, en el condado de Menglian, Yunnan. Oficiales de seguridad pública completamente armados y la policía armada dispararon a los campesinos dai, matando a dos de ellos en el acto e hiriendo de gravedad a más de diez. Después de esta masacre, el evento rápidamente causó un gran revuelo, atrayendo la atención de personas en todos los ámbitos de la vida en toda China e incluso en el extranjero.
Sin embargo, los oficiales del PCCh blindaron el lugar de los hechos el 19 de julio, prohibiendo a los reporteros entrar para hacer entrevistas e investigar, y ocultaron la evidencia de la represión policial, así como información no oficial sobre los disparos a los campesinos, dificultando al mundo exterior conocer la verdad de lo que sucedió. Y, aun así, existen vestigios y documentos, y ahora tenemos la posibilidad de sacar a la luz los hechos diez años más tarde.
Campesinos de la industria del caucho son explotados
En marzo de 1982, convencidos por el alcalde Ai Ya (varón de 30 años en ese momento), los campesinos de veinte grupos de la aldea de Meng’a, del pueblo de Mengma, firmaron un contrato injusto con una compañía de caucho para cultivar árboles productores de ese material. Como estaba estipulado en el contrato, cuando los árboles maduraron en 1990, los campesinos comenzaron a cosechar el caucho. Cuando la compañía adquirió el caucho, solo pagó a los campesinos el 30% del precio por kilo de látex, quedándose con el otro 70%, y el gobierno además exigió a cada hogar de la aldea pagar un impuesto del 10% por kilo a los comités y grupos de la aldea. Con estos múltiples impuestos sobrepuestos, ganando 0.3 yuanes por kilo de látex comprado a ellos, un hogar de la aldea que cultivó 300 árboles de caucho y cosechó alrededor de 600 kg de látex al mes, tendría un ingreso mensual de solo 180 yuanes.
Además, la compañía de caucho enviaba a su personal para que inspeccionara las incisiones hechas en los árboles de caucho por cada hogar cada mes. Y, mientras la compañía ofrecía un pago en efectivo cada mes (2, 3 o 5 yuanes) a cada casa, cuyos árboles cumplían con sus estándares, al mismo tiempo, si había incluso un mínimo daño en la corteza de algunos árboles, la compañía le imponía a esa casa una multa de 30, 50 o incluso 80 yuanes. Juntando todos estos factores, incluso con el duro trabajo de los campesinos —levantándose temprano, acostándose tarde y trabajando con pocos descansos— aun así, no ganaban lo suficiente cada mes para mantener a sus familias. No tenían suficiente dinero para comida y vestido, y los niños tenían que abandonar la escuela porque sus familias no podían pagar la colegiatura.
Aun así, en los doce años de 1990 a 2002, los campesinos siguieron vendiendo su caucho líquido a la compañía. Al final, algunos de los campesinos, al ver que no podrían afrontar sus gastos familiares si seguían así, vendieron todos sus árboles de caucho, los que habían cultivado y cosechado con su sudor y lágrimas durante los últimos diez años o más, por 5 yuanes cada uno, como una forma de salir adelante a duras penas y buscaron otros medios de sobrevivencia.
Después de 2003, el precio en el mercado de los productos de caucho se fue a los cielos, llegando aproximadamente a los 18 000 yuanes por tonelada e incluso a un máximo de 28 000 yuanes. Sin embargo, la compañía de caucho solo pagaba a los campesinos 6500 yuanes por tonelada.
En abril de 2006, los campesinos del Comité de la Aldea de Meng’a, del pueblo de Mengma, supieron que los campesinos productores de caucho del municipio vecino (Comité de la Aldea de Banbian, Municipio de Gongxin, Condado de Menglian) habían estado llevando su caucho a la ciudad de Jinghong, en la prefectura de Xishuangbanna, para venderlo y que estaban obteniendo entre 8 y 10 yuanes por kilo, mientras que el precio que la compañía de caucho estaba ofreciéndoles a los dai de la aldea Meng’a solo había tenido un incremento de 0.3 a 0.7 yuanes por kilo. Los campesinos buscaron la intervención del gobierno en múltiples ocasiones, creyendo que este vendría en su ayuda y que negociaría con la compañía de caucho; sin embargo, se toparon con negativas e incluso con amenazas.
Los campesinos se organizan
En agosto de 2007, para defender su derecho a la subsistencia, los campesinos eligieron a representantes de todos los grupos de la aldea involucrados, reuniendo en total a 14 representantes. Encabezados por un campesino llamado Yang Fazhan, trataron de apelar a niveles gubernamentales más altos entregándole una demanda al director Wang de la Oficina de Demandas para el Gobierno de la Provincia de Yunnan, a la Oficina de Demandas para el Gobierno de la Ciudad de Pu’er y al Gobierno del Pueblo del Condado de Menglian en la ciudad de Pu’er, en Yunnan.
En octubre del mismo año, el abogado Ma Minhui (varón, de 43 años de edad en ese momento, miembro de una firma de abogados de la ciudad de Pu’er) tomó el caso de los campesinos. Los campesinos tenían grandes expectativas, confiando en que los diferentes niveles de gobierno podrían darles voz y resolver su problema de no tener suficiente comida para comer o ropa para vestir. Sin embargo, después de más de 10 días de espera, seguían sin recibir noticias. Sintiéndose impotentes, el 16 de mayo de 2008, no tuvieron otra opción que llevar su caucho a la ciudad de Jinghong, en la Prefectura Autónoma Dai de Xishuangbanna, para venderlo.
Comienza la represión
Cuando los campesinos comenzaron a buscar otros compradores para poder sobrevivir, pusieron en riesgo los intereses de algunos oficiales del gobierno, así como los intereses de la misma compañía de caucho. Por esta razón, el 11 de julio de 2008, las autoridades y la compañía se coludieron, aprovechando la oportunidad presentada por las Olimpiadas de Pekín. Acusando a los campesinos de “amenazar y alterar el orden público”, enviaron a más de 1000 oficiales de seguridad pública completamente armados y policía armada a la aldea de Meng’a, en el pueblo de Mengma para que estuvieran preparados.
El 14 de julio de 2008, aproximadamente a las 11:00 p.m., el representante de la aldea Yang Fazhan fue arrestado por cinco oficiales del Departamento de Seguridad Pública del Condado de Menglian y esposado en el acto antes de ser llevado al Centro de Detención de la Ciudad de Pu’er.
El 16 de julio, quince campesinos de la aldea de Meng’a, en el condado de Menglian (incluyendo a dos mujeres del grupo étnico Wa) fueron ilegalmente aprehendidos. La policía recorrió la aldea, yendo de casa en casa, para arrestar a los representantes de la aldea, usando gas pimienta para lastimar a los representantes en los ojos y después esposarlos y poner en sus cabezas una bolsa negra. Después, retuvieron por la fuerza a los representantes de la aldea en el Centro de Detención del Condado de Menglian, liberándolos solo después de mantenerlos en custodia sin una orden judicial durante siete días.
La tarde del 16 de julio, otro representante de la aldea llamado Ai Hu (varón, de 34 años en aquel momento), fue arrestado por la policía mientas conducía para hacer una entrega en el condado de Menglian. Lo esposaron, le colocaron una bolsa negra en la cabeza y lo llevaron al Centro de Detención del Condado de Menglian, donde estuvo bajo custodia durante siete días antes de ser liberado.
A las 9:00 a.m. del 17 de julio, el abogado Ma Minhui estaba trabajando en un despacho de abogados en la ciudad de Pu’er cuando once oficiales de policía del Departamento de Seguridad Pública del Condado de Menglian llegaron para arrestarlo y llevarlo al Centro de Detención de la Ciudad de Pu’er, reteniéndolo durante seis días antes de liberarlo.
La tragedia del 19 de julio
A las 4:47 a.m. del 19 de julio de 2008, estaba lloviendo cuando oficiales del Departamento de Seguridad Pública completamente armados y policías armados llegaron portando pistolas, escopetas, pistolas con tranquilizantes y metralletas, usando chalecos antibalas y cascos de metal, y protegiéndose con escudos, mientras se dirigían al lugar señalado en 49 vehículos, entre ellos coches, autobuses y carros militares, y bloquearon todos los caminos vecinos prohibiendo a todas las personas entrar o salir. Durante ese tiempo, todo el internet del condado, el servicio telefónico y la electricidad fueron suspendidos.
La policía estacionó sus vehículos a un costado del camino y entró a la aldea y comenzó a arrestar a la gente. Una por una, arremetieron contra las casas de cinco de los representantes del Grupo Menglang del Comité de la Aldea de Meng’a y los aprehendieron por la fuerza. Los cinco fueron violentamente golpeados por la policía con porras, esposados y les cubrieron los ojos con bolsas negras.
He aquí una narración detallada de la situación de los cinco campesinos perseguidos:
Ai Cai, varón de 43 años en aquel momento: Cuando Ai Cai estaba durmiendo, un grupo de cinco, formado por policías armados y oficiales del Departamento de Seguridad Pública derribaron la puerta principal y golpearon a Ai Cai con porras hasta dejarlo inconsciente, después lo esposaron diagonalmente detrás de su espalda y le pusieron una bolsa negra en la cabeza antes de arrastrarlo hasta un coche.
Ai San, varón de 30 años en aquel momento: En la madrugada del 19 de julio, más de diez oficiales armados y la policía local echaron abajo la puerta principal de la casa de Ai San, mientras Ai San y su esposa estaban dormidos, y los rociaron en los ojos a él y ella con gas pimienta, cegándolos. La policía entonces esposó a Ai San con las manos a la espalda, le colocaron una bolsa negra en la cabeza y lo acompañaron hasta un coche. La policía también lo golpeó con porras de hule.
Ai Mo, varón de 38 años en aquel momento: El mismo día, la casa de Ai Mo fue rodeada por la policía y alrededor de una docena de oficiales arremetió contra la puerta principal, entrando en su casa para arrestarlo. En ese momento, Ai Mo y su familia estaban dormidos. La policía comenzó a golpear a la esposa y a la hija de Ai Mo. Al final, decidieron dejar tranquila a la hija de ocho años al ver que estaba tan asustada que comenzó a llorar y soltaron a su esposa porque estaba tan aterrorizada que comenzó a temblar. A continuación, esposaron a Ai Mo con las manos a la espalda, le pusieron una bolsa negra en la cabeza y lo acompañaron a una patrulla, mientras los oficiales de policía lo golpeaban violentamente con porras de hule.
Aiyi Nanbo, varón de 45 años en aquel momento: el mismo día, aproximadamente a las 5:00 a.m., Aiyi Nanbo estaba levantándose para ir al baño cuando cerca de una docena de oficiales entró por la fuerza para arrestarlo y lo golpeó violentamente con porras de hule.
Aiyi Bingsuo, varón de 42 años en aquel momento: Aiyi Bingsuo estaba en casa dormido cuando la policía entró con violencia y, antes de que pudiera reaccionar, lo esposaron y le pusieron una bolsa negra en la cabeza. En ese momento, Aiyi Bingsuo ni siquiera traía ropa o pantalones y solo tenía puesta ropa interior. Después de salir de la casa, los policías comenzaron a darle puñetazos y patadas mientras caminaban; enseguida comenzaron a golpearlo violentamente con porras de hule después de acompañarlo a una patrulla.
La brutalidad de la policía despertó un intenso resentimiento en la gente de la aldea y los campesinos enfurecidos espontáneamente salieron de sus casas y siguieron a la policía armada y a los oficiales del Departamento de Seguridad Pública que estaban arrestando a las personas, con intención de discutir con ellos. Sin embargo, había policías armados en los puestos de control vigilando los caminos y no iban a dejar a nadie acercarse al camino donde estaban los oficiales haciendo las detenciones. Hacia las 6:00 a.m., al amanecer, para poder hablar en nombre de los cinco representantes que estaban detenidos, los campesinos intentaron avanzar, tratando de entender lo que pasaba. Sin embargo, la policía ignoró completamente los reclamos de los campesinos, colocando cintas para acordonar y profiriendo una advertencia en mandarín con un megáfono, diciéndoles: “¡No se acerquen! Si se acercan más, ¡vamos a disparar!”.
Esta era la primera vez que los campesinos encontraban una situación como esta y, como no hablaban mandarín, obviamente no entendieron a la policía y siguieron avanzando. Inmediatamente, el líder, un hombre de los dai llamado Ai Shangruan, recibió varios disparos de la policía y calló al suelo muerto. La hija de Ai Shangruan, Yu Ruidan, suplicó a los policías que enviaran a su padre a un hospital para que fuera atendido. Pero la policía no solo no lo mandó al hospital, sino que en un acto de crueldad pura, abrió fuego sobre Yu Ruidan y al momento cayó inconsciente. Cuando el hermano menor de Yu Ruidan, Ai Di, vio lo que estaba pasando, corrió aturdido hacia los oficiales del Departamento de Seguridad Pública y se arrodilló para pedirles compasión y para proteger a su hermana mayor. Pero para ese entonces, los oficiales ya habían perdido por completo el control sobre sí mismos y, en completo frenesí, dispararon más de 30 balas consecutivas al joven de 21 años. Era el único en la aldea que estudiaba en la universidad y su joven vida le fue arrebatada.
Otros campesinos gritaron y huyeron en todas direcciones bajo la mira de las armas de la policía, volviéndose la atmósfera más intensa y aterradora mientras se dispersaban en medio del caos. Sin embargo, los oficiales armados no tenían intención de dejarlos escapar y los persiguieron hasta dentro del bosque. De pronto, un campesino comenzó a tomar fotos con un teléfono celular —algo que está prohibido por la policía— y los policías comenzaron a disparar al infractor. En total, más de diez campesinos fueron seriamente heridos por los disparos de la policía.
Censura y noticias falsas
La represión y ataque con armas de fuego por parte de la policía del PCCh a estos campesinos causó gran revuelo en las aldeas vecinas. Así, temiendo un mayor descontento social, los oficiales del PCCh liberaron a los cinco representantes del Grupo Menglang después de 11 horas, permitiéndoles volver a casa y encargarse de los heridos.
Posteriormente, todos los líderes de los gobiernos provincial, de la ciudad, del condado y del pueblo llegaron al lugar de los hechos y, temiendo que se supiera en otras partes de su represión y masacre de campesinos, trataron de implementar un bloqueo de información, con guardias armados en el lugar de los hechos impidiendo a la gente tomar fotos o filtrar información sobre el incidente a toda costa. Destinaron una unidad de trabajo para que se estableciera en la aldea, con dos personas por grupo, encargada de monitorear los movimientos de los familiares de las víctimas.
Los empleados del PCCh se quedaron en la aldea por un año aproximadamente reiterando constantemente a los campesinos el mensaje de que “el Partido Comunista es bueno, sus políticas son buenas y el gobierno es bueno”, echando mano de insignificantes muestras de benevolencia para tratar de sobornar a los campesinos que habían sido víctimas del incidente y a sus familias, dándoles pequeñas cantidades de dinero, arroz, aceite, frutas y otros productos básicos. También suscitaron conflictos entre la gente de la aldea, manipulando a los campesinos para abocarlos a conflictos y despertando la hostilidad entre ellos, conduciendo a muchos campesinos a excluir y evitar a las familias de los muertos, quienes incluso no han tratado con ellos hasta la fecha.
Desde el incidente del 19 de julio, los campesinos han recibido préstamos y han comprado de nuevo los árboles de caucho que habían cultivado y cuidado durante más de veinte años por precios que varían de 90 y 140 yuanes hasta 180 por árbol; y, hasta la fecha, muchos de los que cultivan caucho aún no han podido pagar sus préstamos.
Después de la tragedia, los oficiales determinaron que ese caso había sido un “incidente de masas”, sosteniendo que la policía solamente vino a “convocar a los que estaban involucrados en el conflicto”, planeando “iniciar una defensa legal y dar educación a los campesinos después de completar su misión de convocarlos”; pero que “fueron atacados por más de 500 campesinos, lo cual condujo a que muchos oficiales de policía resultaran heridos y, sintiendo sus vidas en serio peligro, tras múltiples intentos de disuadir a los campesinos, tranquilizarlos y de realizar múltiples disparos de advertencia, siendo todo en vano, la policía, por su propia protección, no tuvo otra salida que reprimir la revuelta con armas antidisturbios y que, debido a la cercanía de algunas personas, hubo dos muertes como resultado”.
Las autoridades culparon y responsabilizaron totalmente de la masacre a los campesinos dai, presentando a los campesinos explotados y perseguidos como “matones”. Al mismo tiempo, los oficiales del PCCh afirmaron abiertamente en una conferencia de prensa tenida después del incidente que los disparos de la policía y el asesinato de los campesinos fueron en “razonable defensa propia” y que no emprenderían ninguna acción disciplinaria en contra de los oficiales responsables.
De acuerdo con las narraciones de la gente que estuvo presente y vivió la tragedia en primera persona, las cosas no sucedieron así. Si la intención de las autoridades hubiera sido solo reunir y arrestar a los cinco representantes productores de caucho, entonces ¿por qué tuvieron necesidad de armar una gran fuerza policial a 40 kilómetros de distancia para movilizarse a la aldea Meng’a en las primeras horas de la mañana y cortar con antelación todo el internet del condado y el servicio de telefonía, y al mismo tiempo bloquear los caminos que rodeaban la aldea? ¿Por qué hacer todo eso si se traba solo de una “convocación” de la policía? Claramente, este acto sangriento de represión en la aldea Meng’a del condado de Menglian fue premeditado y planeado con antelación por la policía y el PCCh. El mensaje era claro: no se iba a permitir el disenso en China, ya sea en nombre de la libertad, la religión o la justicia social.
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