Un director de la provincia china de Liaoning ha estado en la lista de vigilancia del Partido Comunista desde que abrazó la religión.
por Piao Junying
Yang Zhi (seudónimo) fue miembro del Partido Comunista hasta 2014, año en el que otros miembros descubrieron que era religioso y creía en algo más que en el Partido Comunista. Decidió desafiliarse para evitar conflictos, pero, pasado un tiempo, el Partido lo destituyó de su trabajo como director de una escuela primaria en la ciudad de Shenyang.
Desde entonces, el Sr. Yang se ha centrado en su fe. Con ayuda de un pastor local, abrió una iglesia doméstica en su ciudad. La iglesia experimentó un rápido crecimiento en los últimos años y hoy tiene cerca de 80 seguidores.
Sin embargo el Sr. Yang sigue bajo la vigilancia del Partido. Este año, en marzo, fue detenido por oficiales de policía vestidos de civil cuando se dirigía a Pekín. Los oficiales eran del buró de seguridad del Partido Comunista y lo obligaron a regresar a su ciudad natal. Se le prohibió salir de Shenyang y predicar el evangelio.
El Sr. Yang es sólo uno de muchos que ahora se encuentran bajo la lupa desde que entrase en vigor el nuevo Reglamento sobre Asuntos Religiosos el pasado mes de febrero. Aunque todo el mundo corre el riesgo de ser vigilado tan pronto se descubren sus creencias, quienes ostentan cargos públicos pueden también perder sus medios de subsistencia.