“Lo que está ocurriendo en Ladakh es la repetición de lo que le pasó al Tíbet hace 60 años”, dice el presidente de la Administración Central Tibetana.
por Massimo Introvigne
China enfrenta una seria crítica a nivel internacional en relación con su responsabilidad por la propagación de la COVID-19 y la represión en Hong Kong. ¿Exactamente por qué el Partido Comunista Chino (PCCh) decidió crear otra controversia global al atacar a tropas indias en las áreas del lago Pangong Tso, el valle de Mustang en Sikkim y el valle del río Galwan en Ladakh Oriental? Desde el punto de vista de los indios, las tropas chinas han ingresado de forma ilegal a territorio indio. Para Pekín, que tiene varias disputas fronterizas en la India, el territorio es, en realidad, chino. Sin embargo, ¿por qué ocurrió todo esto justo ahora?
En cierto sentido, el conflicto actual con la India forma parte de la estrategia general asertiva y poderosa de Xi Jinping. La India es vista cada vez más como un rival a nivel regional, tomando en cuenta sus crecientes lazos con Estados Unidos y las afirmaciones del presidente Trump de que sería buena idea que las compañías estadounidenses reubicaran sus unidades de producción de China a la India. Sin embargo, vistos desde una perspectiva más profunda, los ataques se relacionan con tres antiguos asuntos geopolíticos relacionados con Sikkim, Tíbet y Nepal.
Sikkim fue un estado independiente hasta 1975, cuando India lo anexó a su territorio. Las razones de los acontecimientos de 1975 son complicadas, pero una de ellas fue la preocupación que tenía la India de que un Sikkim independiente pudiera convertirse gradualmente en un satélite de China. Supuestamente, las tropas chinas que entraron a Sikkim en mayo de 2020 les gritaron a los soldados indios “Esta [Sikkim] no es su tierra; esto no es territorio indio, así que regresen por donde vinieron”.
La propaganda del PCCh que apoya las acciones del Ejército chino en la frontera india afirmaba que la India “se anexó Sikkim, controla Bután y ahora está pisoteando la soberanía nepalí. No obstante, China irá al rescate y se asegurará de que Nepal no se convierta en el siguiente Sikkim”. Esta se refiere a la actitud más activa que está adoptando la India en sus eternas disputas fronterizas con Nepal y a la campaña del PCCh que tiene como objetivo convertir a Nepal en un estado satélite de China. La jugada se conecta con la cuestión de los refugiados tibetanos en Nepal, pero va mucho más allá. El PCCh está recordando cada vez más a los nepalíes que Nepal fue, históricamente, un estado vasallo de China, hasta que el colonialismo inglés anuló sus lazos con Pekín. El conflicto de Nepal con la India es una oportunidad para que el PCCh aumente su presión sobre el país himalayo.
Todavía más importante para el PCCh es proteger las fronteras del Tíbet, que son tanto militares como políticas y religiosas. Lo que molesta al PCCh es que la India está construyendo un camino que va de Dharchula a Lipulekh, la entrada a Kailash-Mansarovar, un sitio para peregrinajes hindúes en el Tíbet. Los peregrinajes conciernen a los hindúes y no a los budistas, pero el PCCh está en contra de cualquier aumento en las relaciones religiosas entre Tíbet y la India, el país donde reside el dalái lama.
Con anterioridad ha habido choques fronterizos entre la India y China, pero en el contexto internacional actual son particularmente peligrosos. De acuerdo con el Dr. Lobsang Sangay, presidente de la Administración Central Tibetana en la India, “lo que está ocurriendo en Ladakh es la repetición de lo que le pasó al Tíbet hace 60 años”. “No aprender de la tragedia del Tíbet hará que China repita la misma ocupación violenta en Nepal, India y el resto del mundo”, dijo el Dr. Sangay.