El 2 de agosto, el Papa Francisco declaró que la pena de muerte «es siempre inadmisible», y prometió medidas enérgicas por parte de la Iglesia Católica para eliminarla en todo el mundo. Al menos el 60% de las ejecuciones mundiales anuales ocurren en China.
El 2 de agosto de 2018, el Vaticano anunció que el Papa Francisco ordenó un cambio en el Catecismo de la Iglesia Católica, el principal texto normativo para la doctrina católica. La versión anterior del Párrafo 2267, sobre la pena de muerte, afirmaba que, «suponiendo que la identidad y la responsabilidad del culpable hayan sido completamente determinadas, la enseñanza tradicional de la Iglesia no excluye el recurso a la pena de muerte». La nueva versión establece que, «la pena de muerte es inadmisible, ya que la misma es un ataque contra la inviolabilidad y la dignidad de las personas», y que la Iglesia Católica «trabaja con determinación para su abolición en todo el mundo».
China es responsable de más del 60% de las ejecuciones que ocurren cada año en todo el mundo. Aunque la cantidad de ejecutados se mantiene en secreto, las ONG estiman que es del orden de varios miles. Es cierto que el número de delitos capitales se redujo en los años 2011 y 2015, pero el Código Penal Chino aún incluye la pena de muerte en relación con una gran cantidad de delitos, incluida la evasión de impuestos y el soborno (cuando se trata de cantidades importantes de dinero).
Los que están más entusiasmados con el diálogo con China en el Vaticano, por supuesto, no pueden aprobar las restricciones chinas a la libertad religiosa, pero encuentran mucho para elogiar en el sistema social chino. En el año 2018, el obispo Marcelo Sánchez Sorondo, canciller de la Academia de Ciencias del Vaticano, visitó Beijing y remarcó la afirmación de que China era «el mejor ejecutor de la doctrina social de la Iglesia [Católica]».
Al analizar al país que posee actualmente el récord mundial de ejecuciones, podemos preguntarnos si la enmienda al Catecismo se traducirá al chino, y cómo los católicos chinos «trabajarán con determinación», según lo prescrito por el Papa.