El abogado londinense Michael Polak le envía una queja formal por escrito al Comité Olímpico Internacional.
por Marco Respinti
El historial de China en materia de derechos humanos y libertad religiosa es tan pobre que la simple idea de que Pekín se transforme en la sede de los Juegos Olímpicos de Invierno 2022 es un insulto a la inteligencia, y constituye una asociación internacional en el crimen. Pero esto es lo que inexorablemente sucederá a menos que la marea se invierta repentinamente.
Algunos están convencidos de que no es demasiado tarde. Incluso puede ser el caso de que este sea el momento adecuado para actuar, dada la constante denuncia internacional de los crímenes perpetrados por el Partido Comunista Chino (PCCh). Esta es la opinión del Congreso Mundial Uigur (WUC, por sus siglas en inglés), con sede en Munich, Alemania, y presidido por el Sr. Dolkun Isa.
El WUC le ha dado instrucciones a un abogado internacional especializado en derechos humanos, el Sr. Michael Polak, perteneciente al bufete londinense Church Court Chambers y director del grupo en defensa de los uigures Lawyers for Uyghur Rights, para que le envíe una queja formal por escrito a la Comisión de Ética del Comité Olímpico Internacional (COI) a través de la Oficina de Ética y Cumplimiento. El COI es, de hecho, el único organismo que puede invertir la marea. Una queja formal por escrito es algo a lo que el COI debe responder.
La denuncia afirma que “el COI, su Junta Ejecutiva y el presidente del COI, Thomas Bach, han actuado en violación de la Carta Olímpica al no reconsiderar la celebración de los Juegos Olímpicos 2022 en Pekín tras la evidencia verificable de genocidio y crímenes de lesa humanidad cometidos por la República Popular China contra uigures y otros musulmanes túrcicos».
La queja va acompañada de un informe publicado en junio de 2020 y actualizado a fines de julio por la Fundación Jamestown, con sede en Washington, escrito por el reconocido experto alemán independiente, el Dr. Adrian Zenz, sobre el genocidio cultural y étnico perpetrado contra los uigures y otras minorías túrcicas existentes en China, titulado «Esterilizaciones, DIU y anticoncepción obligatoria: la campaña puesta en marcha por el PCCh para reprimir las tasas de natalidad uigures en Sinkiang«.
Para el WUC, el informe confirma “que la celebración de los Juegos Olímpicos en Pekín no solo será vista como un apoyo a la represión extrema que padecen los uigures y otros musulmanes túrcicos, sino que, dada la naturaleza turbia de las cadenas de suministro existentes en China, especialmente en lo que respecta a textiles y tecnología, es probable que el COI esté directamente involucrado en los crímenes internacionales perpetrados contra los uigures y otros musulmanes túrcicos». El punto central aquí es que «el traslado forzado y la utilización de los uigures y otros musulmanes túrcicos como mano de obra esclava» se encuentran «ampliamente documentados». «Para el COI será imposible asegurarse de que la tecnología utilizada en las competencias olímpicas y en la organización de los Juegos y los textiles utilizados para la mercancía olímpica no estén contaminados por el inmenso dolor de los que son transportados miles de kilómetros a través de China para verse obligados a trabajar en fábricas a causa de su religión y su raza».
Muchos son los crímenes cometidos a diario por el PCCh, y muchos son los grupos étnicos y religiosos que sufren la represión del régimen. Si el llamamiento formulado por el WUC al COI tiene éxito, todos los grupos perseguidos se beneficiarán de ello. Si otros grupos perseguidos ponen en marcha iniciativas similares, la acción del WUC se verá fortalecida.