Violando los derechos de propiedad, las autoridades obligaron a los residentes de una aldea de la provincia de Henán a cederles sus hogares, sin proporcionarles nuevas viviendas ni ningún tipo de compensación.
por Li Guang
En la sofocante tarde del 30 de junio, un doloroso llanto penetró el aire en la aldea de Xiayuan, administrada por el poblado de Cijian, en la provincia central de Henán. Los residentes de la aldea, o lo que queda de ella, salieron a presenciar otro drama que se desarrolló en los últimos meses, mientras funcionarios locales sacaban a rastras a su vecina, una mujer de aproximadamente 80 años, de la casa de su hijo. Abandonada debajo de un árbol, la mujer lloraba desconsoladamente mientras un cargador frontal y una excavadora comenzaban a demoler su casa. En pocos minutos, las paredes se derrumbaron y la casa de dos pisos se convirtió en una pila de escombros.
Video: La casa donde vivía la anciana, emplazada en la aldea de Xiayuan, fue demolida.
Casas expropiadas para construir una carretera
Todo comenzó en el mes de enero, cuando el Gobierno del poblado de Cijian, bajo la jurisdicción del condado de Xin’an en la ciudad de Luoyang, les dijo a 59 familias que vivían en Xiayuan que el Estado había expropiado sus hogares y tierras para construir una nueva carretera. El Gobierno les ordenó mudarse antes del 10 de febrero y prometió proporcionarles nuevas viviendas.
Tras la ordenanza emitida por la ciudad de Luoyang sobre la construcción de la autopista Luo-Xin, adoptada el 1 de octubre de 2017 luego del llamado de las autoridades centrales a «construir carreteras antes de crear riqueza», se les ordenó a 12 aldeas bajo la administración de la ciudad que dejaran paso al desarrollo de la carretera. Esto significaba que numerosos hogares deberían ser reubicados.
Uno de los residentes de Xiayuan le dijo a Bitter Winter que la gente no estaba dispuesta a renunciar a sus hogares y partir debido a que la mayoría de ellos habían vivido allí durante mucho tiempo, las autoridades no les habían ofrecido ningún tipo de compensación por la tierra y el dinero que les entregaron a cambio de sus hogares era insuficiente. Además, resultó que las nuevas viviendas destinadas a los residentes de la aldea no estarían terminadas en un futuro previsible. «¿A dónde se supone que debemos mudarnos?», le preguntaron los aldeanos a los funcionarios, pero los últimos se negaron a escuchar las preocupaciones legítimas de los aldeanos y les hicieron firmar acuerdos donde se especificaba que cedían sus hogares y tierras.
En el mes de febrero, durante el Año Nuevo Chino, la festividad más importante de China, momento en el cual las familias se reúnen para celebrar, las autoridades del poblado demolieron 57 hogares emplazados en la aldea de Xiayuan. La gente que ya no tenía dónde vivir se sentía sumamente angustiada y abrumada por la injusticia cometida por el Gobierno, el cual les había robado como si fueran bandidos comunes, apoderándose de sus hogares sin proporcionarles una compensación adecuada.
En China, el fallo de un tribunal no significa nada
Dos familias de la aldea se negaron a firmar los acuerdos y contrataron a un abogado que los ayudó a ganar demandas presentadas contra las autoridades. De todos modos, los funcionarios gubernamentales regresaron a Xiayuan cuatro meses después para terminar su labor de demolición de los dos obstáculos restantes en la construcción de la carretera; otra prueba más de que el estado de derecho no existe en China, ya que ni siquiera el fallo de un tribunal puede proteger los derechos y los intereses legítimos de las personas.
Una de las dos casas pertenecía al hijo de la anciana que había estado llorando bajo el árbol el 30 de junio, mientras presenciaba cómo más de 100 policías y trabajadores de la construcción destruían su hogar. Para evitar que alguien se acercara, los dos edificios “condenados” fueron sellados por la policía. Los trabajadores de demolición retiraron las pertenencias de las dos casas, y en solo diez minutos, los edificios desaparecieron, dejando atrás solo dos montones de escombros, mientras los oficiales de policía, los trabajadores y los funcionarios gubernamentales abandonaban el lugar.
Según una fuente local que pidió permanecer en el anonimato, para obligar al hijo de la anciana a firmar el acuerdo de expropiación de tierras, antes de la demolición, las autoridades lo mantuvieron detenido durante siete días por «alterar el orden social» y ordenaron destruir el camino que conducía a su casa.
“¡En la actualidad, en China no existe ningún lugar donde el pueblo pueda ser escuchado! Xi Jinping aboga siempre por una sociedad civilizada y armoniosa, y todo es una gran mentira», se quejó el aldeano.
Aldeanos arrestados por luchar por sus derechos
Los aldeanos que firmaron el acuerdo nunca recibieron la compensación prometida ni las nuevas viviendas. El 16 de junio, más de 200 aldeanos cuyas casas fueron demolidas se presentaron ante las autoridades del Gobierno local para buscar justicia. Nunca esperaron que ocho de ellos fueran arrestados después, en el período comprendido entre el 21 de junio y el 1 de agosto. Seis aldeanos permanecen detenidos hasta el día de hoy. Temiendo represalias, algunos residentes decidieron esconderse.
Los residentes que aún permanecen en la aldea viven en una atmósfera de terror. Nadie se atreve a volver a plantear el tema de la compensación ni a discutir el asunto entre ellos.
“El Gobierno está dando un ejemplo para asustar a los demás. Son como un lobo llevando una oveja en la boca, arrestando y deteniendo a los aldeanos uno por uno, y haciendo que la gente se sienta extremadamente ansiosa», afirmó un aldeano con ira. «El régimen del Partido Comunista es sumamente malvado».