China combina tecnología de vigilancia de vanguardia con la tradicional represión comunista de estilo policial-estatal, para crear una distopía orwelliana del siglo XXI en la región de Sinkiang y más allá.
por Paul Crespo
Skynet, Ojos de Lince, Operación Llamando a las Puertas, Soldado de Limpieza de la Red, estos son solo algunos de los términos utilizados por la seguridad de estado de China para describir los draconianos sistemas de vigilancia utilizados para identificar, monitorear, rastrear y perseguir a decenas de millones de ciudadanos chinos, especialmente a minorías étnicas y grupos religiosos.
Las tecnologías y sistemas de vigilancia de alta tecnología de China emplean Inteligencia Artificial (IA) avanzada para procesar y analizar grandes cantidades de datos recopilados mediante reconocimiento facial, muestreo de ADN, biometría, GPS, cámaras CCTV de alta resolución colocadas en todas partes, aplicaciones de teléfonos móviles intrusivas, software de computadoras de escritorio, televisores inteligentes y drones. No obstante, estas capacidades de alta tecnología también son combinadas con anticuadas redes de informantes, presencia policial constante e invasiva, puestos de avanzada y patrullas, todo integrado en enormes bases de datos computarizadas.
«[China ha] adoptado el sistema de vigilancia más invasivo del mundo, y no solo utiliza nuevas tecnologías para vigilar, sino también para vincular a las personas con su registro policial, su información social, su nombre y su número de identidad», afirmó James Andrew Lewis, un experto en tecnología del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales (CSIS, por sus siglas en inglés). «Es la combinación de macrodatos, reconocimiento facial y vigilancia generalizada lo que hace que el mismo sea la cosa más intrusiva que alguien haya visto».
Tres ejes para controlar
Este sistema de vigilancia está compuesto principalmente por tres ejes: 1) recopilación masiva y sin precedentes de datos personales; 2) vigilancia casi total a través de medios técnicos y humanos, y 3) análisis y gestión de datos a través de operaciones avanzadas de IA y de coordinación de tipo militar. El objetivo final es una sofisticada base de datos nacional que les permite a las fuerzas de seguridad rastrear, analizar y controlar a cada individuo existente en China en tiempo real, o casi en tiempo real.
Mientras que muchos aspectos de estos sistemas de vigilancia están siendo implementados en toda China, la Región Autónoma de Sinkiang, situada en el noroeste de China, hogar de la mayor parte de la población musulmana uigur del país, ha estado sirviendo como campo de pruebas o laboratorio para algunas de las técnicas más intrusivas y represivas. En el año 2017, el presidente Xi Jinping declaró que estaba creando un «muro de acero» alrededor de la región. Una vez probados en Sinkiang, estos sistemas de vigilancia son frecuentemente implementados en otras regiones de China.
Fergus Ryan, analista y experto en China perteneciente al Instituto Australiano de Política Estratégica (ASPI, por sus siglas en inglés), afirmó que la tecnología había sido implementada como «parte de la represión llevada a cabo por Pekín contra uigures, kazajos y otras minorías étnicas», y que Sinkiang fue «un gran campo de pruebas para este tipo de tecnologías de vigilancia».
Recopilación masiva de datos
China se ha convertido en el infame líder mundial en lo que respecta a recopilación de datos extremadamente confidenciales y personales de sus ciudadanos. Según la ONG Human Rights Watch, en Sinkiang, las autoridades chinas están recolectando una gama completa de datos biométricos entre los que se incluyen muestras de ADN, huellas dactilares, escaneo de iris y grupo sanguíneo de todos los residentes de la región que tengan entre 12 y 65 años de edad, a fin de construir una base de datos biométrica a nivel regional.
Esta recolección de datos se realiza principalmente a través de una aplicación móvil especialmente diseñada, mientras que las muestras de ADN y los grupos sanguíneos se recolectan a través de un programa anual de exámenes físicos gratuito denominado «Exámenes físicos para todos». En el año 2016, las agencias de policía de Sinkiang también comenzaron a recopilar muestras de voz de los residentes para una base de datos de voz a nivel nacional que podría ser utilizada, por ejemplo, para identificar cualquier voz durante conversaciones telefónicas grabadas.
En lo que respecta a las personas designadas como «personas de interés«, o «individuos clave», se deberán tomar muestras biométricas completas independientemente de la edad de los mismos. Estas «personas importantes que deben ser controladas» son aquellas personas que las autoridades chinas consideran una amenazan para la estabilidad del régimen —y sus familiares— siendo generalmente miembros de minorías étnicas tales como uigures y grupos religiosos «ilegales».
Según la ONG Human Rights Watch, este esquema de recopilación biométrica se encuentra detallado en un documento oficial denominado «Directrices de trabajo de la Región [Autónoma Uigur de Sinkiang] relacionadas con el registro preciso y la verificación de la población» («Programa de registro de la población»).
Tal y como Bitter Winter informó anteriormente, una parte importante de la iniciativa de recopilación de datos desarrollada por el Gobierno chino también incluye la expansiva y de estilo emboscada «Operación Llamando a las Puertas«, puesta en marcha en todo el país a principios del año 2017. Esta operación envía a agentes de policía a investigar y fotografiar a creyentes religiosos utilizando pretextos falsos, lo cual forma parte de un sistema de vigilancia más amplio desarrollado para rastrear de manera específica a personas religiosas en todo el país.
La operación recopila información sobre las actividades de los grupos religiosos catalogados como xie jiao y lleva a cabo vigilancia en red de cada creyente. Los datos son almacenados en computadoras destinadas a tal fin pertenecientes a la Agencia de Protección y Seguridad Nacional. Los investigadores también buscan pruebas que demuestren que los individuos están promoviendo la religión. Si se llegara a descubrirse tal hecho, se continuarán realizando más investigaciones. Posteriormente, estas investigaciones desembocan en una vigilancia exhaustiva y continua de los individuos a través de los proyectos «Ojos de Lince» y «Skynet», así como también por medio de otros sistemas de monitoreo electrónico.
La misma es una vigilancia total
Tal y como señaló el periódico Los Angeles Times, China ha instalado 176 millones de cámaras de vigilancia públicas y privadas para sus 1400 millones de personas, incluidas algunas en cada manzana de su capital, Pekín. No obstante, China planea tener 626 millones de cámaras instaladas por todo el país para el año 2020. A medida que se instalen más cámaras CCTV en áreas rurales y que cada vez más incorporen reconocimiento facial avanzado y el más reciente reconocimiento de «marcha» (estilos de caminata), China muy pronto se convertirá en la sociedad más monitorizada del mundo.
Según un informe elaborado por Radio Free Asia, la empresa detrás del programa Ojos de Lince afirma haber desarrollado los sistemas utilizando televisores y teléfonos inteligentes para llevar la videovigilancia a los hogares de las personas. A partir del año 2016, la policía de Sinkiang también comenzó a utilizar dispositivos de escaneo portátiles o de escritorio que pueden ingresar a los teléfonos inteligentes y extraer y analizar toda la información contenida en los mismos. En la actualidad, estas tecnologías de vigilancia se están extendiendo silenciosamente por toda China. Reuters informó que esta tecnología ahora está invadiendo ciudades tales como Shanghái y Pekín.
Los residentes de Sinkiang también se ven obligados a instalar dispositivos de seguimiento GPS en sus vehículos, y los que se nieguen a hacerlo no podrán comprar combustible para los mismos. Las autoridades locales incluso han establecido sistemas de reconocimiento facial que los alertarán cuando individuos fijados como objetivo se desplacen más de 1000 pies lejos de su hogar o de su lugar de trabajo.
Además, desde el año 2017, los residentes de Sinkiang deben instalar una aplicación denominada Jingwangweishi, «Soldado de limpieza de la red» para ayudar a las autoridades a monitorear los teléfonos móviles. Todos los residentes chinos están siendo cada vez más vigilados por el Estado a través de una puerta trasera existente en la abrumadoramente popular aplicación de redes sociales WeChat.
Coordinación de estilo militar
Una vez recopilados los datos de cada aspecto y movimiento de una persona, se necesita inteligencia artificial para procesar el vasto volumen de información perteneciente a cientos de millones de chinos. La IA puede rastrear patrones, mapear relaciones y notar desviaciones. Según Dean Cheng, un experto en China perteneciente a la Fundación Heritage, esto hace que sea difícil para los líderes de Iglesias domésticas, organizar, celebrar servicios en secreto, o informar a los forasteros cuando ocurre una persecución.
Para administrar y analizar la enorme cantidad de información procedente de tantas fuentes, las autoridades chinas están implementando una «Plataforma de Operaciones Conjuntas Integradas» de estilo militar para datos globales sobre personas que «detecta desviaciones de lo que las autoridades consideran ‘normal’”, afirma Human Rights Watch. El programa genera listas de sujetos para que la policía los reúna e interrogue, y muchos de ellos son detenidos y posteriormente enviados a campamentos de transformación por medio de educación.
Las operaciones conjuntas integradas forman parte de una nueva doctrina del Ejército Popular de Liberación (EPL), y dependen de un «sistema de sistemas” de alta tecnología denominado C4ISR (comando, control, comunicaciones, computadoras, inteligencia, vigilancia y reconocimiento). La aplicación de esta doctrina militar llevada a cabo por China y la tecnología de vigilancia policial a civiles demuestran hasta qué punto se está militarizando la vigilancia en Sinkiang.
Rastrear y reprimir
En última instancia, toda esta vigilancia y recopilación de datos fue diseñada para lograr un propósito. A pesar de que las autoridades chinas afirman que la vigilancia, el seguimiento y el monitoreo sin precedentes son utilizados para prevenir el crimen, mejorar la salud, u otros propósitos benignos, su principal objetivo es controlar y reprimir al pueblo, especialmente a los uigures y a los grupos religiosos.
Esto fue destacado de manera sorprendente recientemente cuando un experto cibernético holandés descubrió una enorme e insegura base de datos china en línea que mostraba que China está utilizando lo que se conoce como un «rastreador musulmán» para monitorear de cerca a más de 2,5 millones de personas, principalmente uigures que viven en la región de Sinkiang. El canal ABC News de Australia informó que Victor Gevers, investigador de la fundación GDI.fundation, descubrió nombres, números de tarjetas de identificación, fechas de nacimiento, empleadores y localizaciones en una base de datos no protegida operada por SenseNets, una empresa china contratada por la policía china.
Los informes mostraron que la base de datos incluía detalles de 2 565 724 personas y 6,7 millones de coordenadas geográficas que muestran las localizaciones de cada uno de estos ciudadanos durante las últimas 24 horas. Según Gevers, los datos fueron etiquetados con descripciones tales como mezquita, hotel, cibercafé, restaurante, estación de policía y otros lugares donde se encontraban a menudo cámaras de vigilancia. Aparentemente, las localizaciones eran registradas a medida que las personas pasaban por delante de cámaras situadas en posiciones fijas que proporcionaban una entrada de video para reconocimiento facial.
«Esta insegura solución de reconocimiento facial/verificación personal fue desarrollada y funciona para lograr un único objetivo», escribió en Twitter: «Es un ‘rastreador musulmán’ financiado por las autoridades chinas en la provincia de Sinkiang para realizar un seguimiento de los musulmanes uigures». Para el año 2020, China planea utilizar estos sistemas de vigilancia integral para rastrear a todo el pueblo chino. No obstante, el Gobierno chino podría no limitar su monitoreo de personas a China. Tal y como informó Bitter Winter, el reciente arresto llevado a cabo en Vancouver, Canadá, de Meng Wanzhou, vicepresidenta de la junta y directora financiera de la mayor empresa privada China, Huawei Technologies Co. Ltd ha aumentado la preocupación de que China pretende difundir sus técnicas de vigilancia por todo el mundo, mucho más allá de China, a través de compañías tales como Huawei, incluso apropiándose potencialmente de la red mundial 5G de última generación para lograr dichos fines.
Censura digital y adoctrinamiento
Para completar la imagen orwelliana en China, gigantes tecnológicos occidentales tales como Apple son cómplices de dicho país en su represión, al censurar sitios web y aplicaciones relacionadas con los derechos humanos y la libertad religiosa. Además, en enero de 2019, el Partido Comunista Chino (PCCh) lanzó una nueva aplicación disponible para las plataformas Apple y Android, “Xi Study (Xue Xi) Strong Nation” (Estudio de Xi, Nación Fuerte), que puede descargarse en el sitio web xuexi.cn. Esta aplicación, proporcionada por el Centro de Investigación de Propaganda y Opinión Pública del Departamento Central de Propaganda del PCCh, es obligatoria para todos los cuadros y miembros del PCCh.
Tal y como se señaló en Bitter Winter, el nombre de la aplicación incluye un juego de palabras en chino. “Xi” es el apellido del presidente, pero también es el segundo carácter de la palabra china xuexi, que significa “estudiar”. La implicación es que el estudio de las declaraciones del presidente es el estudio más importante de todos. Apple, quien censura otras aplicaciones, rápidamente complació al PCCh, al igual que otras plataformas y, en la actualidad, la aplicación «Xi Study» (Estudio de Xi) está funcionando a toda velocidad.
En China, «distopía orwelliana» podría ser un término demasiado monótono para describir su despotismo digital en constante expansión.
Corrección (22 de marzo de 2019): El nombre de la empresa que desarrolló la tecnología Ojos de Lince fue mal citado en el texto original. No se trata de Bell New Vision Co., sino de Aebell Technology Corporation, con sede en la provincia de Cantón.