Nuevos testimonios procedentes de toda China arrojan más luz sobre el alcance de la operación nacional tendiente a reprimir a los grupos religiosos afiliados al extranjero.
por Gu Xi
Bitter Winter ha informado ampliamente sobre las numerosas campañas puestas en marcha por el Partido Comunista Chino (PCCh) para reprimir a los grupos religiosos extranjeros en China. Tal y como se indica en un documento del Gobierno central, expuesto por Bitter Winter, a partir de abril, se les ordenó a los gobiernos locales de todo el país que lanzaran una nueva ronda de medidas represivas coordinadas contra iglesias afiliadas a grupos religiosos procedentes del extranjero. Los objetivos principales de la campaña son los lugares de culto surcoreanos y su meta es asegurarse de que las iglesias que ya han sido clausuradas no vuelvan a abrir sus puertas. Como consecuencia de ello, en todas las localidades del país, numerosas iglesias de este tipo han sido reprimidas, sus creyentes arrestados y detenidos, y algunos incluso enfrentan penas de prisión.
En el mes de junio, la Iglesia del Monte Calvario (加略山教會) –una iglesia relacionada con Corea del Sur, emplazada en Xi’an, capital de la provincia noroccidental de Shaanxi– fue allanada por la policía. Como consecuencia de ello, los fieles de la iglesia se vieron obligados a vender sus activos y a cerrarla.
Según miembros de la congregación, desde el mes de agosto del año pasado, todas las iglesias relacionadas con Corea del Sur emplazadas en Xi’an comenzaron a ser cada vez más presionadas por las autoridades. Uno tras otro, los pastores surcoreanos se vieron obligados a abandonar China. Algunos pastores de la Iglesia del Monte Calvario ya habían sido deportados a Corea del Sur en septiembre del año pasado. Uno de estos pastores había vivido en China durante diez años, pero ya no puede regresar al país.
En el mes de abril, en la ciudad de Hegang de la provincia nororiental de Heilongjiang, cuatro cristianos pertenecientes a una iglesia vinculada con un grupo religioso surcoreano, fueron arrestados. Los mismos permanecieron detenidos durante 15 días y cada uno de ellos debió pagar una multa de 1000 yuanes (aproximadamente 145 dólares).
La policía afirmó poseer información sobre los más de 200 miembros de la iglesia y amenazó con condenar a los creyentes a penas de prisión de uno a tres años si continuaban celebrando reuniones. Si fueran arrestados nuevamente, podrían enfrentar penas de prisión de entre tres y siete años.
En el mes de mayo, diez creyentes pertenecientes a una iglesia vinculada a Corea del Sur emplazada en la ciudad de Daqing, en Heilongjiang, fueron arrestados. Uno de ellos permaneció detenido durante 15 días. A la iglesia se le prohibió utilizar el lugar por el cual la congregación había pagado un año y medio de alquiler por adelantado.
Un documento confidencial de la provincia nororiental de Jilin exige el fortalecimiento de las medidas represivas contra todo lo que esté afiliado a grupos religiosos procedentes del extranjero en la zona. Como parte de la campaña, las autoridades provinciales están estableciendo una institución supervisora para que gobierne el proceso y le exija a cada gobierno local que establezca iniciativas interinstitucionales para librar una amplia represión contra las actividades religiosas llevadas a cabo por extranjeros.
Medidas similares están siendo ampliamente implementadas en otras provincias. En el mes de mayo, funcionarios del Gobierno local irrumpieron en el hogar de un creyente de la Iglesia de las Tres Autonomías dirigida por el Estado, emplazado en una aldea bajo la jurisdicción de la ciudad de Shangqiu, en la provincia central de Henán. Al mismo se le preguntó sobre sus contactos con extranjeros y se le culpó por no notificar al comité de la aldea antes de hacerlo. Sospechando que el contacto también era cristiano, los funcionarios llevaron al residente de la aldea acusado hasta la estación de policía local para realizar un registro oficial de sus acciones.
Según el cristiano, los pocos extranjeros con los que había estado en contacto eran médicos que habían ido a visitar a su nieto, el cual padece una cardiopatía congénita. Nunca pensó que dicha visita, la cual solo duró media hora, lo metería en tantos problemas. «El Gobierno me vigila de cerca solo porque soy cristiano», afirmó. Anteriormente, su subsidio mínimo de subsistencia había sido revocado a causa de su fe.
Mientras tanto, una creyente de la Iglesia de las Tres Autonomías, procedente de una ciudad de la provincia nororiental de Liaoning, casi fue arrestada por navegar en internet. Un día de junio, la policía irrumpió en la iglesia a la que pertenecía dicha creyente, alegando haber descubierto que había visitado un sitio web relacionado con un grupo cristiano surcoreano. La policía le preguntó si se había puesto en contacto en línea o se había reunido en persona con representantes de iglesias extranjeras y si se había unido a algún grupo religioso extranjero.
La mujer estaba desconcertada ya que sabía que no era miembro de una iglesia surcoreana. Tras ser repetidamente interrogada, solo pudo recordar que una vez había visitado un sitio web extranjero en busca de canciones cristianas. La misma fue liberada solo después de que otros fieles de su iglesia explicaran la situación y respondieran por ella ante la policía. El duro interrogatorio asustó a la mujer, quien padece una grave afección cardíaca.
Según el documento confidencial, emitido por el Gobierno de la provincia de Liaoning a principios de este año, uno de los métodos utilizados por el PCCh para reprimir a los grupos religiosos extranjeros en China es a través del control de la actividad en línea de sus fieles. El Gobierno analiza, investiga y evalúa regularmente los mensajes difundidos en los perfiles de los grupos religiosos en QQ, WeChat y otras plataformas de redes sociales. Además, el PCCh está cortando cualquier vía a través de la cual sea posible contactar a grupos religiosos extranjeros. Cualquier otro canal de «infiltración extranjera», como por ejemplo, la radio y la televisión, también es estrictamente investigado y controlado, e incluso los turistas regulares procedentes del extranjero pueden convertirse en sospechosos.
En el mes de abril, el Gobierno de un poblado bajo la jurisdicción de la ciudad de Liaoyuan, en Jilin, celebró una reunión en la que exigió llevar a cabo una investigación exhaustiva sobre la infiltración religiosa procedente del extranjero. Una de las medidas adoptadas fue el desmantelamiento de las antenas satelitales existentes en la zona para evitar que las personas recibieran información religiosa procedente de Corea del Sur.