El popular obispo fue detenido por las autoridades el 10 de agosto. El mismo ha sido acosado durante meses para cerrar un orfanato para niños discapacitados que dirige desde hace 30 años.
por Shen Xinran
Antes de que el acuerdo entre el Vaticano y China del 2018 expire en el mes de septiembre, el Partido Comunista Chino (PCCh) continúa reprimiendo a los católicos no registrados, ignorando las directrices del Vaticano del 2019, las cuales exigen respetar a los que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China (APCC) por razones de conciencia.
El 10 de agosto, cinco días antes de la Fiesta de la Asunción, un día sagrado para los católicos que celebran la ascensión corporal de la Virgen María a los cielos, las autoridades detuvieron al obispo (Julius) Jia Zhiguo en su hogar emplazado en la ciudad a nivel de condado de Jinzhou, en la provincia norteña de Hebei.
Según una fuente familiarizada con la situación, el obispo fue trasladado a un hotel local para ser mantenido bajo arresto domiciliario por infringir la regla de prohibición de celebrar reuniones en lugares de culto para evitar la propagación del coronavirus. Supuestamente permitió que algunos miembros de la congregación cantaran himnos en la iglesia la noche del 9 de agosto. Los funcionarios afirmaron que tales actividades solo pueden ser organizadas si se cuenta con el permiso del Gobierno local.
Otra fuente informó que el obispo Jia, de 85 años, afirmó lo siguiente mientras era detenido el 10 de agosto: «No puedo unirme a la APCC, moriré allí».
El obispo Fan Xueyan consagró a Jia Zhiguo como segundo obispo de la diócesis de Zhengding, en Hebei, en el año 1981. El mismo fue arrestado varias veces por negarse a unirse a la APCC y ha pasado una gran cantidad de años en prisión y bajo arresto domiciliario.
“El obispo ha sido sometido a una vigilancia constante”, recordó un católico de la diócesis. “Tenía que reportarse ante las autoridades a diario, tomándose una foto a la hora de acostarse. También tenía que tomar fotos de lo que comía, de dónde había estado y de lo que había hecho. No posee ningún tipo de libertad”.
Durante los últimos meses, el Gobierno ha estado acosando al obispo por el orfanato que dirige desde hace 30 años. El mismo fue repetidamente presionado a fin de obligarlo a firmar un acuerdo para que los niños fueran transferidos a un orfanato estatal. La mitad de los huérfanos, la mayoría de los cuales son discapacitados y fueron abandonados por sus padres, fueron retirados del orfanato en el mes de junio, y los funcionarios amenazaron con retirar a los niños restantes si el obispo y las monjas que los cuidaban no cooperaban.
El 24 de junio, más de 70 agentes de policía y 25 empleados de una institución de asistencia social local se presentaron en el orfanato para llevarse por la fuerza a 25 niños mayores, mientras que a los más pequeños se les permitió quedarse temporalmente.
Un testigo informó que, ese día, todas las calles que rodeaban la residencia del obispo fueron bloqueadas y que los funcionarios amenazaron con castigar a todo el que tomara fotos y las subiera a internet.
Menos de dos semanas después, al obispo se le exigió entregar a los niños restantes. “Funcionarios del Departamento de Trabajo del Frente Unido acudieron al lugar casi todos los días del mes de julio para amenazar al obispo, pero él se negó firmemente a entregar al resto de los niños”, le dijo una fuente a Bitter Winter.
Ante la resistencia del personal y de los niños, uno de los cuales amenazó con suicidarse si se lo llevaban, los funcionarios detuvieron su reubicación, pero continuaron hostigando al obispo y a su personal.
“Me siento desconsolado cada vez que recuerdo que se llevaron a mis amigos”, afirmó uno de los huérfanos discapacitados. “Cuando los funcionarios gubernamentales visitan el orfanato me asusto mucho. Me escondo cada vez que vienen, por temor a que me lleven a mí también”.
Las autoridades también presionaron a las monjas que trabajan en el orfanato para que abandonaran la residencia del obispo y se unieran a la APCC, alegando que, sin la aprobación del Gobierno, es un obispo ilegal y que todos los conventos asociados con él serán clausurados.
Según UCA News, el obispo Jia Zhiguo “se negó a firmar un documento en el cual se prohíbe el ingreso de menores de 18 años a las iglesias, lo cual se estableció como condición para que pudiera reabrir las mismas” luego de que se levantaran las restricciones implementadas a causa del coronavirus y pudiera continuar dirigiendo el orfanato. Las autoridades afirman que el obispo Jia y las monjas nunca podrán cuidar a los niños discapacitados a menos que se unan a la APCC. Pero, de hecho, incluso las organizaciones caritativas para menores y los orfanatos administrados por lugares religiosos aprobados por el Estado están siendo prohibidos en China.
Una fuente cercana al obispo Jia afirmó que el mismo cree que el Gobierno primero sacará a todos los niños del orfanato y luego expulsará a las monjas y clausurará sus conventos. El objetivo final es abolir la residencia del obispo y todas las iglesias no aprobadas.
«Mientras los niños estén, las monjas se quedarán en la residencia del obispo para cuidarlos», explicó un infiltrado en la diócesis. «Si los niños abandonan el lugar, el Gobierno tendrá una razón para expulsar a las monjas».