Un debate en profundidad llevado a cabo en el Parlamento británico explora la cuestión de la sustracción de órganos. China es acusada de «crímenes de lesa humanidad, a escala industrial».
Ruth Ingram
Tabla de contenido: Se le deberían formular «preguntas difíciles» a China–Prácticas “similares a las del Holocausto Nazi”–Gobierno: existe una profunda preocupación, pero todavía no hay suficiente evidencia
Se le deberían formular «preguntas difíciles» a China
Esta semana se instó a los ministros del Gobierno del Reino Unido a revisar la evidencia de supuesta sustracción de órganos en China, a prohibir el «turismo de trasplantes» y a ejercer presión para que se lleve a cabo una investigación a nivel internacional sobre el escándalo.
Al presentar un debate en el Parlamento del Reino Unido, titulado Sustracción forzada de órganos de seres humanos vivos en China, Jim Shannon, político perteneciente al Partido Unionista Democrático y diputado por Strangford, instó al Gobierno a que comience a hacerse cargo de sus responsabilidades y a que le haga «preguntas difíciles a China» relacionadas con su práctica de sustracción de órganos de presos de conciencia. «Podemos sentarnos en Londres, solicitar un órgano a pedido, y realizar la operación en el plazo de un mes», afirmó. «Está mal que la gente deba viajar desde aquí e inconscientemente desempeñe un papel en el sufrimiento de los grupos religiosos de China».
Citando a Italia, España, Israel y Taiwán como países que ya habían declarado ilegales dichos viajes, y a Canadá, la cual actualmente está promulgando una ley relacionada con el tema, afirmó que estos países habían tomado en serio los hallazgos del actual Tribunal Independiente de China sobre la Sustracción Forzada de Órganos. Acto seguido, preguntó por qué el Reino Unido no podía seguir sus pasos.
«Lo cierto es que la evidencia (sobre la sustracción forzada de órganos en China) ha sido reunida, presentada, analizada y juzgada en innumerables ocasiones y por innumerables instituciones, y se ha comprobado que es totalmente creíble y convincente», afirmó. «Estamos hablando de sustracción de órganos. Un crimen de lesa humanidad a escala industrial”.
Refiriéndose a la detención en Pekín de aproximadamente 1,5 millones de uigures y otros prisioneros de conciencia en los denominados «campamentos de transformación por medio de educación», agregó, «estamos hablando de un régimen que actualmente es responsable del mayor encarcelamiento masivo de un grupo religioso desde los nazis durante la Segunda Guerra Mundial».
Además de abogar por la legislación sobre turismo de salud, instó a que se reaccionara a nivel internacional teniendo en cuenta las sólidas pruebas que están saliendo a la luz sobre la sustracción forzada de órganos de presos de conciencia vivos. Instó al Gobierno del Reino Unido a que no simplemente acepte «la endeble negación del Gobierno chino» de que ha puesto fin a la práctica de sustracción de órganos de prisioneros ejecutados, lo que según dijo, sería «una completa traición a todos aquellos que han sufrido bajo regímenes tiránicos». Agregó que, «nosotros que en un instante decimos ‘nunca más’, pero luego no hacemos nada para hacer realidad esa valiente declaración», deberíamos atrevernos a formular las «preguntas difíciles», en lugar de «enterrar nuestras cabezas en la arena para no tener que soportar la dura luz de la verdad que irradia a nuestro alrededor».
Preguntó: «¿cómo nos juzgará la historia?», agregando que ahora es el momento de «trazar la línea y detener la práctica de trasplantes de órganos de seres humanos vivos sin contar con el permiso de aquellos cuyos órganos están siendo extirpados».
Afirmó que incluso si el Gobierno británico no estuviera preparado para declarar ilegal el turismo de órganos, al menos debería instar a Pekín a participar en el proceso que está llevando a cabo el Tribunal de China y limpiar su buen nombre si no tiene nada que ocultar. «¿Por qué esto es tan controvertido o difícil?», preguntó. «Si China no está haciendo nada malo, no hay razón para que este sea considerado un tema delicado».
Prácticas “similares a las del Holocausto Nazi”
Andrew Griffiths, diputado por Burton, al señalar el actual clima de intolerancia religiosa en China, en general, le recordó a la Cámara que lo que está sucediendo no es nada nuevo. Afirmó que los eventos que están sucediendo en China evocaban el Holocausto Nazi. “La gente era llevada a los campos, se experimentaba con ellos y se les sustraían los órganos. Las personas eran perseguidas a causa de su fe, y sabemos dónde terminó eso, ya que millones de seres humanos murieron como consecuencia del Holocausto. Si nos fijamos en la historia, podemos ver que hubo oportunidades para que los Gobiernos intervinieran y actuaran, pero no lo hicieron. ¿No estamos ahora en el punto en que nosotros, representando al mundo occidental, deberíamos decir: ‘Esto debe detenerse’?”.
Fiona Bruce, diputada conservadora por Congleton y presidenta de la Comisión de Derechos Humanos de su partido, se mostró consternada ante el hecho de que lord Ahmad de Wimbledon, enviado especial del Primer Ministro para tratar la libertad de religión y de creencias, había afirmado en dos oportunidades que las pruebas no eran suficientes. Continuó presionando para que se siga investigando tanto a nivel del Gobierno del Reino Unido como de las Naciones Unidas, debido a las «asombrosas cifras» que están involucradas. La misma afirmó que la respuesta de lord Ahmad fue simplemente «no lo suficientemente buena».
La diputada afirmó que, en el año 2016, la comisión del Partido Conservador había denominado a la sustracción de órganos de presos de conciencia, «una forma de genocidio envuelto en batas médicas modernas». Afirmó que era «muy diferente a la donación voluntaria de órganos a la que estamos acostumbrados en este país», y describió las prácticas en China como un «acto completamente siniestro».
Refiriéndose al tribunal independiente celebrado en Londres en diciembre de 2018, el cual trató la cuestión de la sustracción forzada de órganos, preguntó si el hecho mismo de que haya sido presidido por sir Geoffrey Nice QC, el fiscal adjunto en el juicio de Slobodan Milošević en La Haya, demuestra que «esta cuestión merece tiempo y atención en el más alto nivel de Gobierno». Señaló una reciente actualización de 700 páginas de la evidencia presentada en el año 2016, por David Kilgour, David Matas y Ethan Gutmann, en «Cosecha Sangrienta/la Matanza: Una actualización», e instó a que se examinara este nuevo material. «En su reciente testimonio oral ante el tribunal, el Dr. Matas enfatizó que, aunque existen problemas para establecer datos exactos, se ha tomado la suficiente conciencia como para que esta cuestión sea investigada al más alto nivel, tanto por los Gobiernos como por la ONU», subrayó la misma.
Patricia Gibson, diputada por Ayrshire del Norte y Arran, exigió que se pusiera fin a la práctica «bárbara e inhumana». «Las personas están siendo tratadas como ganado». Le pareció «extraño» que la Organización Mundial de la Salud (OMS) haya declarado que los trasplantes de órganos en China son éticos, afirmando que no hay motivos para sospechar. A pesar de las cifras oficiales de Pekín de 10 000 por año, en lo que respecta a «la cifra de trasplantes», afirmó, «probablemente nunca sabremos la verdadera cifra, la misma podría estar entre 40 000 y 90 000». Instó al Ministro de Asuntos Exteriores, Mark Field, presente en el debate, a que «cuestionara e investigara eso con la mayor urgencia», ya que se oponía a una «considerable cantidad de pruebas presentadas por el Tribunal de China». Añadió que varios miembros del parlamento se habían «sentido alarmados por la opinión de la Organización Mundial de la Salud», y que consideraba que “una decisión de este tipo socava a la organización».
“La comunidad internacional, incluido el Reino Unido, le debe dejar en claro a China cuán repugnante es esta práctica para cualquier país que tenga sentido de la decencia o que le conceda algún tipo de valor a la dignidad de la vida humana. No puede haber equívocos, ni excusas, ni se puede hacer la vista gorda», subrayó. «No existen dudas de que China es un actor internacional importante e influyente, pero no se debería permitir que ningún Estado cometiera tan horrendos abusos contra los derechos humanos por el mero hecho de ser influyente. Tenemos el deber internacional de defender los derechos humanos y los valores como podamos”.
Gobierno: existe una profunda preocupación, pero todavía no hay suficiente evidencia
En nombre del Gobierno del Reino Unido, Mark Field, Ministro de Estado de la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth (Asia y Pacífico), le aseguró a la Cámara que la preocupación del Gobierno iba más allá de la cuestión de la sustracción de órganos, que la situación de los uigures en Sinkiang era preocupante, y que le inquietaban las crecientes restricciones que fueron impuestas a la libertad de religión y de creencias en China, en general. Afirmó que el Gobierno británico estaba «profundamente preocupado» por la persecución de minorías religiosas, entre las que se incluían cristianos, una variedad de musulmanes de diferentes sectas, budistas y practicantes de Falun Gong, todos los cuales están siendo perseguidos y deben soportar intromisiones en sus lugares de culto, sus enseñanzas religiosas y sus costumbres. El Gobierno del Reino Unido copatrocinó un evento paralelo sobre Sinkiang en la reciente reunión del ACNUR, y lord Ahmad planteó las preocupaciones de Gran Bretaña en su discurso de apertura.
Pero cuando se habló sobre la cuestión de la evidencia de la sustracción de órganos, el Sr. Field continuó sosteniendo que no existían pruebas reales. Si las acusaciones fueran ciertas, afirmó, «esas prácticas serían consideradas realmente aberrantes». Pero continuó diciendo: «Debemos investigar de manera adecuada y completa dichos informes y acusaciones, y establecer los hechos». Citando el informe de actualización de Kilgour, Matas y Gutmann, admitió, «Existe una gran recopilación de estudios de investigación, muchos de los cuales son muy preocupantes». Refiriéndose a las conclusiones del informe, afirmó que cuestionaba la falta de transparencia del sistema de trasplante de órganos de China, pero reconoció la falta de evidencia irrefutable que permita confirmar la presencia de irregularidades.
«Los autores dejan en claro que no tienen un arma humeante ni un bisturí recién utilizado para probar sus acusaciones, por lo que se ven obligados a confiar en suposiciones y en técnicas de investigación poco rigurosas», afirmó, agregando que se necesitaban pruebas y que su Gobierno estaba tratando de desarrollar una cantidad tan grande como le fuera posible. Negó que la relación comercial de Gran Bretaña con China pudiera influenciar de alguna manera su compromiso con Pekín en materia de derechos humanos o su juicio sobre esta «cuestión cada vez más importante». «Seguiremos comprometiéndonos con China en una amplia gama de cuestiones, incluidos los derechos humanos», dijo con firmeza. Luego de que Jim Shannon le recordara que la Comisión Ejecutiva del Congreso de Estados Unidos sobre China se había referido a una base probatoria clara y que la misma no podía ser ignorada, el Sr. Field se comprometió a revisar la evidencia disponible, pero reiteró que sería difícil cambiar la opinión de la OMS sin contar con pruebas.
«La Organización Mundial de la Salud opina que, a partir de sus observaciones, China está implementando un sistema de donación y trasplante que se considera ético y voluntario, y que asigna los órganos de manera justa, transparente y rastreable de acuerdo con las normas y los principios internacionales. La Organización Mundial de la Salud comparte esta opinión con varios de los principales expertos mundiales en materia de donación y trasplante de órganos», afirmó, pero agregó que su ministerio lo haría tomar conciencia del debate, de la nueva evidencia y de las nuevas fuentes de información.
«Existe evidencia de una profunda preocupación, tal y como se ha demostrado en el debate», afirmó, «pero creemos que aún estamos un poco lejos de la noción de que sea una prueba de que está sancionada por el Estado». Añadió, «no obstante, soy muy consciente de que la cuestión está siendo examinada por varias partes interesadas, a las cuales el honorable caballero y yo nos hemos referido. Tal y como he afirmado, trabajaremos sobre este asunto en el seno de la comunidad internacional, lo cual creo que atraerá la atención de muchos países que se encuentran profundamente preocupados por dichas cuestiones».