Las personas necesitadas deben valerse por sí mismas, ya que los orfanatos, los centros de rehabilitación para adictos a las drogas, y los refugios para personas sin hogar son reprimidos solo porque los servicios son prestados por personas religiosas.
por Ye Ling
A medida que la represión religiosa llevada a cabo por el Partido Comunista Chino (PCCh) se incrementa, los orfanatos, los centros de rehabilitación para adictos a las drogas u otras actividades humanitarias son acosados e incluso clausurados si poseen vínculos con iglesias u organizaciones religiosas. Afirmando que están promoviendo la religión a través de sus acciones, las autoridades de toda China están reprimiendo a estas organizaciones, basándose en las disposiciones de los nuevos Reglamentos sobre Asuntos Religiosos, las cuales afirman que «las actividades caritativas de interés público no deben ser utilizadas por ninguna organización o individuo para hacer proselitismo». Temiendo que las organizaciones benéficas religiosas obtengan opiniones positivas del público por proporcionar servicios que el Gobierno no ofrece, el PCCh las persigue, en lugar de apoyar sus causas. La gente necesitada no tiene adónde recurrir.
Fue reprimido un centro de rehabilitación para adictos a las drogas
Un centro de rehabilitación evangélico para adictos a las drogas emplazado en la provincia suroriental de Fujian ha ayudado a numerosas personas que padecían adicción a las drogas a través de la religión y el poder de la fe. El centro, el cual ofrece sus servicios de forma gratuita, ha recibido elogios generalizados. No obstante, esto no lo ha protegido de la represión llevada a cabo por el PCCh.
Un miembro del personal del centro reveló que, en el mes de marzo, funcionarios de la Agencia de Seguridad Pública local, de la Agencia de Asuntos Religiosos, y de otros departamentos gubernamentales irrumpieron en el centro, alegando que los centros de rehabilitación para adictos a las drogas son instituciones médicas y no pueden servir como lugares religiosos. Los funcionarios le exigieron a la persona a cargo del centro que eliminara las imágenes de la cruz, los versos bíblicos y otros símbolos religiosos que se hallaban publicados en los muros. En su lugar, se le ordenó colgar una bandera nacional y carteles con consignas en las que se promueven los valores socialistas centrales y otra propaganda, así como también colocar retratos de Xi Jinping y su esposa, y de ex dirigentes comunistas. Al ser amenazado con la clausura del centro, el encargado no tuvo otra opción más que acatar las órdenes. El mismo también fue obligado a enviar a la Agencia de Asuntos Religiosos fotos del centro de rehabilitación «rectificado» para su inspección.
Al centro también se le prohibió llevar a cabo cualquier tipo de actividad religiosa. En particular, se le prohibió predicarles el evangelio a los drogadictos, y de lo único que se permite hablar en el mismo es sobre la cultura tradicional china. El salón de reuniones del centro también fue clausurado por la fuerza. Personal gubernamental continúa realizando visitas para realizar inspecciones a intervalos irregulares.
Al predicador taiwanés del centro de rehabilitación para adictos a las drogas se le prohibió llevar a cabo actividades misioneras «ilegales» y es frecuentemente convocado por la policía para ser interrogado sobre sus posibles vínculos con Estados Unidos o su «agenda política oculta» para trabajar en el centro.
Un cristiano local afirmó que los centros de rehabilitación para adictos a las drogas establecidos por el Gobierno local no sólo cobran honorarios, sino que también cuentan con una escasa tasa de éxito en lo que respecta a brindar asistencia a personas con adicción a las drogas, mientras que el centro religioso reprimido provee un verdadero servicio de bienestar público –aún así, el Gobierno quiere eliminarlo. El creyente en cuestión no comprende tales acciones gubernamentales.
Cristianos arrestados por brindar asistencia a grupos vulnerables
A fines del año pasado, la policía clausuró la Casa de la Dulce Amabilidad (慈愛之家) –una organización cristiana sin fines de lucro que brindaba asistencia a personas sin hogar, discapacitados y a otros grupos vulnerables en Yuexiu, en el distrito de Guangzhou, capital de la sureña provincia de Cantón.
El 27 de diciembre, tras un aviso dado a la policía, tres cristianos pertenecientes a la Casa de la Dulce Amabilidad fueron arrestados bajo el pretexto de «celebrar reuniones ilegales» e interrogados. El propietario del edificio de la organización fue presionado para que rescindiera el contrato de arrendamiento.
La persona a cargo de la Casa de la Dulce Amabilidad le explicó a la policía que su organización no tenía fines de lucro y que estaba beneficiando a la sociedad. Un oficial de policía le dijo al hombre, a modo de advertencia, que la policía es la encargada de mantener la estabilidad social. «¿También te necesitamos a ti?», se mofó el oficial. «Sabíamos desde el principio lo que estabas haciendo. ¡No permitiremos que celebres reuniones religiosas, debes abandonar esta zona inmediatamente!».
Donaciones confiscadas por referencias al budismo
En el mes de febrero, budistas del condado de Laiyuan bajo la jurisdicción de la ciudad de Baoding, en la provincia de Hebei, les donaron algunas prendas de vestir, dísticos religiosos, y recortes de papel para decorar ventanas a familias de agricultores locales de bajos recursos. Todos los aldeanos se sintieron sumamente agradecidos, y alguien compartió la historia en línea.
El asunto rápidamente atrajo la atención del Gobierno local –miembros del personal de seguridad pública localizaron a los aldeanos que recibieron las donaciones, los interrogaron sobre su procedencia y confiscaron todos los artículos donados. Un funcionario de la aldea reveló que el motivo de esta represión fueron los caracteres chinos que significan «Buda/budismo» existentes en los dísticos y recortes de papel– siendo los mismos muy mal vistos por el Gobierno.
La represión está aumentando en todo el país
En otras partes de China se han promulgado normas similares que prohíben las actividades caritativas religiosas. El año pasado, una ciudad de Henán emitió un documento en el que no se permitía la distribución de artículos o materiales religiosos junto a donaciones caritativas. El edicto también prohibía que las personas que llevaran a cabo actividades caritativas usaran ropa con símbolos religiosos o que los nombres de actividades y proyectos filantrópicos tuvieran connotaciones religiosas.
En mayo pasado, el grupo líder de trabajo religioso de un condado en la provincia norteña de Hebei emitió un documento, titulado “Plan de trabajo de la Agencia de Seguridad Pública para llevar a cabo una gobernanza especial en cuestiones importantes en el ámbito del cristianismo”. El mismo exigía una mayor vigilancia de ONG extranjeras, de agencias representativas, y de empresas de origen cristiano, para evitar que las mismas llevaran a cabo «actividades de infiltración» a través de negocios, intercambios culturales, caridad pública u otros canales.
En China, la difícil situación de las causas filantrópicas religiosas se ha venido gestando durante mucho tiempo. Algunas organizaciones benéficas religiosas no han tenido más remedio que secularizarse para poder continuar llevando a cabo sus actividades en China continental. Tras más de 30 años de desarrollo, la Fundación Amity, de origen cristiano, se ha convertido en una organización benéfica que prácticamente no tiene connotaciones cristianas, incluso el logotipo y los materiales promocionales de la fundación ya no contienen símbolos cristianos. Por otra parte, la Fundación Tzu Chi procedente de Taiwán, de origen budista, se mantiene alejada de la política y el budismo cuando realiza obras de caridad en China continental.