Las autoridades chinas restringen la comunicación de los habitantes del continente con la región administrativa especial al tiempo que amplían la influencia sobre los creyentes de Hong Kong.
por Ye Jiajia
El 28 de mayo, Pekín aprobó abrumadoramente la Ley de Seguridad Nacional para Hong Kong, dejando «un país, dos sistemas» solo de nombre. La medida también plantea serias preocupaciones relacionadas con las libertades religiosas en la región semiautónoma y su cooperación con los creyentes en el continente.
Según una encuesta efectuada en el año 2014 por el Movimiento de Renovación de Iglesias de Hong Kong, más del 60% de las iglesias protestantes existentes en Hong Kong han organizado intercambios con lugares de culto emplazados en el continente en algún momento de los últimos tres años: aproximadamente el 40% fueron visitas, el 28% involucró tareas de enseñanza y capacitación religiosa, y el 23% incluyó actividades de predicación.
Para controlar e incluso cortar estos lazos en medio de las protestas a favor de la democracia efectuadas el año pasado, el Partido Comunista Chino (PCCh) intensificó las intervenciones en las actividades religiosas llevadas a cabo en Hong Kong, restringiendo y controlando sus contactos con el continente. Mientras tanto, los creyentes de varias provincias de China, especialmente los que residen en provincias vecinas a Hong Kong, fueron alentados a ejercer influencia sobre los creyentes de Hong Kong para lograr que los mismos apoyen el liderazgo del PCCh.
Según un documento publicado en agosto del año pasado por la Agencia de Asuntos Étnicos y Religiosos de la ciudad de Shenzhen, en la provincia de Cantón, a los creyentes y al clero de los lugares de culto administrados por el Estado se los alentó a sacar provecho de la situación geográfica de la ciudad, aledaña a Hong Kong y Macao, para influir en las personas de fe existentes en las dos regiones administrativas especiales. El decreto, titulado Solicitud de opiniones sobre la “guía de grupos religiosos para llevar a cabo la coconstrucción de la gran zona de la bahía de Cantón-Hong Kong-Macao”, exige utilizar los contactos personales y religiosos de los creyentes para trabajar en «el retorno de los corazones de las personas», lo cual significa, persuadir a los creyentes de Hong Kong y Macao para que reconozcan la orientación del PCCh y apoyen sus puntos de vista. La labor de adoctrinamiento debe estar principalmente dirigida a infiltrarse en la «formación de los jóvenes representantes de grupos religiosos».
Durante años, el PCCh ha estado trabajando para influir en las comunidades religiosas de Hong Kong, logrando en algunos casos inducir iglesias y grupos. En octubre del año pasado, la Unión de Iglesias Cristianas Chinas de Hong Kong, la organización cristiana más grande y representativa de la región, organizó para algunos de sus miembros un viaje de estudios a Pekín. El itinerario incluyó visitas al Departamento de Trabajo del Frente Unido y a los Dos Consejos Cristianos Chinos. Las reuniones y debates, dirigidos por funcionarios gubernamentales, abarcaron temas tales como las políticas religiosas de China, la cultura tradicional, «la situación internacional y la política exterior de China en el marco de la guerra comercial sino-estadounidense […] ciencia y tecnología aeroespacial, guerra de alta tecnología y modernización de la defensa nacional».
Mientras tanto, en medio de las protestas a favor de la democracia en Hong Kong, la policía convocó a una gran cantidad de personas de fe en el continente e incluso arrestó a algunos de ellos. A los mismos se les prohibió viajar a la región, y a algunos incluso se les confiscaron sus pases de viaje a Hong Kong-Macao.
En junio del año pasado, funcionarios de la Agencia de Asuntos Religiosos de la provincia nororiental de Heilongjiang convocaron una conferencia, dirigida a los líderes de todos los grupos religiosos estatales, para hablar sobre temas relacionados con Hong Kong. A los participantes se les dijo que debía intensificarse el control sobre los misioneros cristianos procedentes de Hong Kong en el continente porque en las manifestaciones a favor de la democracia habían participado una gran cantidad de creyentes. Los que recibieran misioneros de Hong Kong sin contar con la aprobación de la Agencia serían considerados infractores de la ley. Durante la conferencia, los funcionarios afirmaron que todos los creyentes que tuvieran amigos o familiares de visita procedentes de Hong Kong, debían informar tales visitas a sus empleadores o iglesias, quienes, a su vez, debían notificar a las autoridades.
La policía de Ganzhou, una ciudad a nivel de prefectura de la provincia suroriental de Jiangxi, investigó al director y al predicador de una iglesia doméstica de Sola Fide porque, en abril del año pasado, los dos habían viajado a Hong Kong para asistir a una reunión religiosa. Los mismos fueron obligados a escribir declaraciones en las que prometían no volver a viajar a Hong Kong. Tras la investigación, la iglesia se mudó para evitar el acoso policial.
En julio del año pasado, al director de una iglesia doméstica emplazada en la ciudad de Foshan de Cantón se le negó un pase de viaje a Hong Kong-Macao debido a las protestas a favor de la democracia.
Un grupo de miembros de una iglesia doméstica planeaba viajar a Hong Kong para asistir a una reunión religiosa en el mes de octubre, pero sus pases de viaje a Hong Kong-Macao fueron confiscados. Dos creyentes procedentes de la provincia oriental de Jiangsu fueron amenazados por funcionarios gubernamentales, quienes les dijeron que los que viajaran a Hong Kong se oponían al Partido Comunista y serían designados «elementos contrarios a China». Los funcionarios amenazaron a los creyentes afirmando que si insistían en viajar se les revocarían todos sus beneficios de bienestar, e incluso podrían ser arrestados y encarcelados.
Según familiares de varios miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT), durante el verano pasado, la policía llevó a cabo investigaciones y arrestos concentrados contra miembros de la IDT que poseían un pase de viaje a Hong Kong-Macao o que habían viajado a Hong Kong. Algunos de esos miembros de la IDT habían estado siendo investigados desde el momento en el que visitaron Hong Kong, siete años atrás. Para algunos, esta fue la razón que los llevó a huir de sus hogares y a vivir en fuga. El año pasado, las autoridades congelaron el registro de hogar de toda la familia de uno de los creyentes. Como consecuencia de ello, ningún miembro de la familia puede solicitar un permiso de residencia, una tarjeta de identificación, registrar a un recién nacido, ni realizar muchas otras tareas administrativas. A todos los miembros de la familia se les prohibió abandonar el continente.