Aprovechando las medidas de control tendientes a evitar la propagación del virus, las autoridades de China rastrean a los miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso y de otros grupos prohibidos.
por Yang Xiangwen
Los expertos afirman que el uso excesivo de tecnología por parte del Gobierno chino para monitorear a sus ciudadanos ha aumentado aún más durante la epidemia de coronavirus, lo cual indica que el Partido Comunista Chino (PCCh) lo está utilizando como un pretexto para acelerar la recopilación masiva de datos personales a través de reconocimiento facial y otros medios en nombre de la preservación de la salud pública. Los miembros de los grupos religiosos prohibidos se encuentran entre los principales objetivos.
Según la información recibida por Bitter Winter, durante la propagación del virus, el PCCh no dejó de arrestar a miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso, el cual es el grupo religioso más perseguido en China. Desde el mes de enero se ha detenido a por lo menos 100 miembros de la Iglesia en las provincias de Sichuan, Fujian y Shandong.
Como se mencionó en un reporte de 2018 elaborado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos: “Durante el período 2014-2018, la vigilancia, el arresto y la persecución llevados a cabo por el Partido Comunista Chino causaron que al menos 500 000 cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso (IDT) huyeran de sus hogares y que varios cientos de miles de familias se destruyeran”.
«Me escondo debajo de una cama cada vez que los funcionarios vienen a inspeccionar la casa», le dijo a Bitter Winter, con impotencia, una miembro de la IDT en fuga. La misma se encuentra en la lista de personas buscadas del Gobierno, compilada en el marco de la campaña nacional «tendiente a erradicar el crimen de pandillas y eliminar el mal«, y las autoridades están ofreciendo recompensas de 5000 a 10 000 yuanes (alrededor de 700 a 1400 dólares) por brindar información sobre su paradero.
Obligados a abandonar sus hogares para poder escapar de la persecución, numerosos creyentes de grupos designados como xie jiao buscan refugio en apartamentos alquilados alejados de sus antiguos lugares de residencia. Debido a que las medidas de vigilancia y recopilación de información se han ido intensificando durante los últimos meses, la ya difícil situación de estos creyentes en fuga se ha vuelto aún más complicada y peligrosa. A fin de garantizar el cumplimiento de la orden de permanencia en los hogares durante la propagación del virus, el Gobierno envió un gran cantidad de empleados para que investigaran a los inquilinos de cada vivienda, incrementando así la probabilidad de que los miembros de grupos prohibidos sean encontrados y arrestados.
Un empleado gubernamental procedente de la provincia de Shandong reveló que, a principios de febrero, sus superiores le habían ordenado investigar a los inquilinos no locales de su comunidad residencial, prestando especial atención a los creyentes de grupos religiosos prohibidos tales como la IDT y Falun Gong.
El hogar de un miembro de la IDT emplazado en la provincia norteña de Hebei fue inspeccionado por un grupo de prevención de epidemias compuesto por representantes de la comunidad local, personal médico y policías. El mismo fue identificado como miembro de un xie jiao y, debido a ello, fue arrestado, interrogado y torturado. Uno de los oficiales golpeó su rostro con un calendario de escritorio luego de cubrirle la boca con una bolsa de plástico, mientras que otro le pisaba un pie y golpeaba sus pantorrillas con una barra de hierro, hiriéndolas gravemente. Los oficiales también lo obligaron a sostener un bastón eléctrico en sus manos.
Según un miembro de un grupo de prevención de epidemias, el Gobierno de su localidad impuso una multa de 5000 yuanes (alrededor de 700 dólares) para los arrendadores que se descubra que alquilan sus propiedades o aceptan inquilinos sin autorización. Quien proporcione información sobre tales casos será recompensado con 2000 yuanes (alrededor de 280 dólares).
En el mes de febrero, al día siguiente de haberse mudado, tres miembros del personal comunitario de la provincia norteña de Shanxi se presentaron en la vivienda donde vivía una miembro de la IDT en fuga para inspeccionarla. Por temor a ser arrestada, la misma no proporcionó su información de identificación y el personal la denunció ante la estación de policía local por considerarla «una persona sospechosa».
En medio de la epidemia, las personas que ingresan y salen de comunidades, centros comerciales, oficinas y otros lugares públicos de China deben escanear un código sanitario en sus teléfonos móviles o rellenar formularios de información personal. Las farmacias y tiendas les exigen a sus clientes el registro del nombre real cada vez compran medicamentos o suministros diarios. Estas medidas de vigilancia se suman a los desafíos que enfrentan los creyentes de la IDT en fuga.
Una creyente de la IDT relató que fue a una farmacia para obtener medicamentos para aliviar el dolor de garganta, la tos y la diarrea que había comenzado a experimentar, y para poder comprarlos tuvo que registrar su nombre, edad y número de teléfono móvil.
Otra miembro de la IDT procedente de la ciudad de Jinzhong de Shanxi le dijo a Bitter Winter que el 14 de febrero, el empleado de una panadería la detuvo en la puerta de la misma y le exigió que registrara su nombre, número de tarjeta de identificación, número de teléfono móvil y domicilio antes de ingresar al establecimiento. «Esta es una orden procedente del Gobierno y nadie está exento de su cumplimiento», le explicó el empleado.