Mientras que innumerables templos budistas y taoístas son demolidos, los lugares de culto que instalan estatuas de los líderes revolucionarios de China se salvan de la persecución del PCCh.
por An Xin
El 24 de julio de 2019, el Gobierno del poblado de Xinqiao, administrado por la ciudad de Taizhou de la provincia oriental de Zhejiang, demolió el Templo de Fuyuan, un templo budista autorizado que poseía una historia de aproximadamente 300 años. Una persona que solía trabajar allí le dijo a Bitter Winter que, a fines de febrero del año pasado, funcionarios del Gobierno del poblado cerraron con candado la entrada del templo, prohibiendo así que se llevara a cabo cualquier tipo de actividad religiosa en su interior, y expulsaron a todos los monjes. Los funcionarios explicaron que las medidas fueron tomadas debido a «las medidas de control de incendios deficientes y a la ausencia de la bandera nacional». El templo había gastado más de 200 000 yuanes (alrededor de 28 000 dólares) en renovaciones, pero fue demolido antes de que las mismas estuvieran terminadas.
«Nadie se atrevió a hacer entrar en razón a los funcionarios gubernamentales, quienes actuaron como tiranos y ladrones», explicó el trabajador del templo. «La gente tenía miedo de meterse en problemas: perder su empleo o que sus propiedades fueran confiscadas».
A principios de 2020, el Gobierno del distrito de Cangshan en Fuzhou, la capital de la provincia suroriental de Fujian, demolió más de una docena de templos budistas y taoístas que se encontraban emplazados en el poblado de Gaishan del distrito. Los funcionarios afirmaron que «los templos eran construcciones ilegales que afectaban negativamente la belleza del poblado».
Según un testigo presencial de una de las demoliciones, más de 100 oficiales de gestión urbana bloquearon las carreteras que conducían al templo y retiraron todas las estatuas religiosas existentes en el mismo. Durante los siguientes cuatro días, utilizaron una excavadora para arrasar el templo hasta los cimientos.
Video: un templo emplazado en el poblado de Gaishan de Fuzhou está siendo demolido.
El director de uno de los templos le dijo a Bitter Winter que algunos de los lugares de culto demolidos habían recibido avisos de reubicación, lo que significa que habían sido aprobados por el Estado y que no podían ser designados como «construcciones ilegales». El mismo recordó que antes de la demolición, los oficiales afirmaron que podían hacer lo que quisieran porque usaban «uniformes de policía», lo cual significaba que «el Estado los respalda».
«El Gobierno destruye templos a su antojo, sin tener en cuenta las necesidades de la gente común», afirmó el director de otro templo. «El alcalde del poblado y los funcionarios de la aldea prometieron reubicar nuestros templos, pero sin haber firmado acuerdos ni habernos proporcionado dinero para las reubicaciones. No podemos confiar en estos funcionarios, ya que podrían ser transferidos en unos pocos meses y sus sucesores no reconocerán sus promesas. ¿Quién sabe cuándo tendremos un nuevo templo?».
Video: funcionarios gubernamentales y oficiales de gestión urbana están destrozando las puertas de un templo.
«El Gobierno quiere eliminar todas las religiones, por eso demuele los templos», añadió el director de un templo taoísta destruido.
Para evitar que sus templos sean demolidos, algunos propietarios optan por consagrar a Mao Zedong y a otros antiguos y actuales líderes del Partido Comunista Chino (PCCh) en sus lugares de culto. Luego de que Bitter Winter sacara a la luz dos casos de este tipo en la ciudad de Ruzhou de la provincia de Henán —el Templo Zhongyuan Yidianhong y un templo emplazado en la montaña de Qinglong en las afueras de la aldea de Zhangpo— las autoridades ordenaron demolerlos para silenciar a la opinión pública.
El director del Templo de Qingyun emplazado en Zichang, una ciudad a nivel de condado de la provincia noroccidental de Shaanxi, «subió de categoría» su templo en junio del año pasado al instalar estatuas de Mao Zedong, Zhou Enlai (primer primer ministro de la República Popular China) y Zhu De (un general del ejército y uno de los pioneros del PCCh) en el mismo. Además, contrató trabajadores para que escribieran consignas que promovieran los valores socialistas centrales en los muros del templo. El director temía que sin estos cambios, el templo podría ser clausurado o incluso demolido. Y tenía razón: tras la renovación, al templo se le permitió permanecer abierto. Cuando los funcionarios del Gobierno local lo inspeccionaron, elogiaron al director por «haber hecho un buen trabajo».
Durante los meses de agosto y septiembre del año pasado, por lo menos 50 templos fueron demolidos por la fuerza en el condado de Yanchuan de Yan’an, la capital de Shaanxi.
Numerosos templos emplazados en el condado de Heng, administrado por Nanning, la capital de la Región Autónoma Zhuang de Guangxi, ahora tienen estatuas de Mao Zedong y de otros líderes revolucionarios. A algunos incluso se les permitió expandirse, mientras que otros funcionan a pesar de no poseer licencias emitidas por el Estado.
«En el pasado adorábamos a Buda, pero ahora sus estatuas son reemplazadas por las de Mao Zedong», comentó un budista local. «El Partido Comunista quiere ser adorado como si fuera una deidad».