Para frenar cualquier posibilidad de dispersión del sentimiento democrático en el país, el Gobierno les impone estrictas medidas a los visitantes que se dirigen o provienen de estas dos regiones.
por Lin Yijiang
Las manifestaciones a favor de la democracia en Hong Kong, las cuales se desencadenaron en oposición a los cambios propuestos a la ley de extradición, continúan llevándose a cabo desde hace casi cuatro meses, generando apoyo a nivel mundial. Mientras tanto, el régimen chino retrata las protestas como «disturbios por la independencia de Hong Kong» y adopta contramedidas para reprimirlas –tanto en la ciudad como en toda China– restringiendo los viajes hacia y desde Hong Kong y Taiwán, y controlando la información y las publicaciones.
La policía investiga a los visitantes que desean alojarse en hoteles
En preparación para la celebración del Día Nacional, el 1 de octubre, el gerente de vestíbulo de una cadena hotelera de la ciudad de Luoyang, en la provincia central de Henán, les informó a los empleados que solo podían registrar a los huéspedes procedentes de Hong Kong que contaran con permisos de residencia. Además, debían informar con prontitud la existencia de tales huéspedes a un oficial de policía designado en la jurisdicción. El oficial luego se presentaría en el hotel en cuestión para interrogar a estas personas sobre el propósito de su viaje a Henán. Anteriormente se habían adoptado medidas similares con respecto a los residentes de Sinkiang.
Algunos empleados del hotel piensan que esta regulación es discriminatoria.
El 20 de septiembre, un comité de aldea en el distrito de Tongzhou de Pekín publicó un «Aviso de seguridad y prevención de incendios» que incluía la prohibición de alquilarles viviendas en la aldea a personas vinculadas a Hong Kong, Sinkiang o el Tíbet.
Mayor control sobre publicaciones y viajes
Desde el inicio del movimiento antiextradición, el Partido Comunista Chino (PCCh) temía que este sentimiento democrático afectara a los chinos continentales y provocara más protestas. Para evitarlo, no solo se bloquea o censura la información en línea, sino que también se han impuesto prohibiciones a los libros políticos y religiosos procedentes de Hong Kong y Taiwán.
Antes del Día Nacional, un Gobierno local de la provincia oriental de Zhejiang recibió un aviso de las autoridades superiores sobre la “eliminación de pornografía y publicaciones ilegales”. El edicto exigía llevar a cabo inspecciones en estaciones de trenes, zonas de servicio en autopistas, hoteles, áreas turísticas, lugares religiosos, empresas de mensajería y logística, y otros lugares para verificar la existencia de «publicaciones políticas nocivas» no autorizadas, libros religiosos y materiales digitales provenientes del extranjero, Hong Kong, Macao y Taiwán, o publicados por determinadas editoriales.
El 31 de julio, un maestro de la ciudad de Rui’an, en Zhejiang, recibió en un grupo de WeChat una notificación del Gobierno, según la cual, a partir del 1 de agosto, las escuelas no pueden aprobar ningún viaje personal a Taiwán. Poco después, otro maestro publicó una respuesta a la notificación: «También deben tener cuidado al tomar prestados libros de la biblioteca. Jamás tomen prestados libros relacionados con Taiwán o Hong Kong».
El 19 de julio, una creyente de la Iglesia de los Olivos de la ciudad de Foshan, en la provincia sureña de Guangdong, estaba a punto de viajar a Hong Kong para asistir a una reunión religiosa, pero descubrió que no podía salir de China continental porque las autoridades temían que fuera a asistir a manifestaciones antiextradición.
Restricciones a las empresas
Las empresas extranjeras que han expresado su apoyo a las protestas a favor de la democracia en Hong Kong están pagando un alto precio, habiendo «herido los sentimientos de los 1400 millones de personas que conforman China», han sido enérgicamente boicoteadas por los «patriotas» y el Gobierno chino. Un ejemplo de ello es la reciente reacción del PCCh ante los comentarios de apoyo a Hong Kong hechos por el gerente del equipo Houston Rockets de la NBA.
Y el escrutinio de tales empresas y marcas se está volviendo cada vez más estricto, por lo que las empresas extranjeras en China se están volviendo extremadamente cuidadosas para no cruzar ninguna línea roja política que pudiera resultar en sanciones y boicots.
Una empleada de Carrefour –una gran cadena de supermercados francesa– en la provincia norteña de Hebei le dijo a Bitter Winter que, en el mes de agosto, recibió dos «avisos de trabajo urgentes» de su supervisor, exigiendo no colocar en las estanterías de la tienda las banderas de Hong Kong y Taiwán. Los avisos también exigían indicar en las etiquetas de precio «Taiwán, China» o «Región de Taiwán», no solo «Taiwán».
Algunos productos procedentes de Hong Kong y Taiwán ya han sido retirados del supermercado, afirmó la empleada.