A los padres de dos niños que murieron en sus escuelas se les impidió descubrir la verdad y fueron reprimidos por el Gobierno en nombre del «mantenimiento de la estabilidad».
por Li Mingxuan
En China, donde todos se ven obligados a obedecer la voluntad del tiránico Gobierno, los que desean salvaguardar sus derechos legales son considerados opositores, y su lucha a menudo llega a su fin sin haber hallado respuestas. Las dos historias que compartiremos a continuación son una prueba más de ello.
Una misteriosa muerte en una escuela
En noviembre de 2018, en el sureste de China, una madre fue notificada por la escuela de su hijo de 10 años que el mismo se había desmayado repentinamente y había sido trasladado a un hospital. Cuando la familia llegó apresuradamente al hospital para poder ver al niño, el médico que los atendió les dijo que el mismo había fallecido en la escuela y que ya estaba muerto cuando arribó al lugar.
Los devastados padres no podían entender por qué su sano y vivaz hijo había fallecido de manera tan inesperada. Las dudas comenzaron a surgir cuando descubrieron grandes hematomas morados en los muslos y la espalda del niño. Los padres le pidieron a la escuela que les mostrara los videos de vigilancia para poder descubrir la verdad, pero la administración de la misma afirmó que «las cámaras de vigilancia no funcionaban».
Los padres de otros alumnos de la escuela se reunieron para apoyar a la familia en duelo. Como en China, el mantenimiento de la estabilidad se valora más que la vida humana y cualquier protesta grupal es considerada una actividad antigubernamental, las autoridades comenzaron a acosar de inmediato a las familias que habían acudido a brindarle apoyo a los padres del niño fallecido. La Agencia de Seguridad Pública local envió a aproximadamente 100 policías para que vigilaran la entrada de la escuela, amenazando con arrestar al que «creara problemas».
Para evitar la difusión de cualquier tipo de información sobre el incidente, el Gobierno local bloqueó los teléfonos móviles de los que se habían reunido para protestar. Mientras tanto, la escuela les ordenaba a todos los maestros que escribieran mentiras en WeChat, afirmando que el niño fallecido padecía problemas cardíacos y epilepsia, y se había suicidado saltando de un edificio. A los estudiantes de la escuela se les prohibió hablar sobre su compañero de escuela fallecido bajo la amenaza de ser expulsados.
Uno de los estudiantes le reveló a Bitter Winter que los hematomas existentes en el cuerpo del niño fueron causados por un maestro que lo había castigado dándole una golpiza el 15 de noviembre.
En busca de justicia para su hijo fallecido, los padres del niño visitaron la Agencia de Cartas y Llamadas municipal y provincial en siete oportunidades, pero no se tomó ningún tipo de medida al respecto. Luego se dirigieron a Pekín para presentar una petición ante el Gobierno central, pero fueron arrestados y detenidos en mayo de 2019, justo cuando salían de la oficina que habían visitado. Los mismos fueron escoltados hasta su lugar de residencia por los representantes de su provincia en Pekín y permanecieron detenidos durante diez días. Las autoridades afirmaron que presentar una petición ante el Gobierno puede ser considerado «oponerse al Estado», por lo que podrían ser sentenciados «a tantos años como el Gobierno deseara». Si continuaban buscando la verdad, serían «sentenciados en nombre de ‘erradicar el crimen de pandillas y eliminar el mal’, y todos sus familiares serían arrestados». Al no querer meter a la familia en más problemas, el padre del niño fallecido firmó un documento en el que se dejaba sin efecto el caso y prometía no volver a presentar una petición ante el Gobierno.
Arrestados por «crear problemas»
En abril de 2019, una estudiante de primaria de la provincia oriental de Shandong murió en la escuela y la institución afirmó que la causa de la muerte había sido una insuficiencia cardíaca. No obstante, la familia de la niña halló moretones sumamente sospechosos detrás de sus orejas y en su frente.
Los familiares de la niña fallecida se dirigieron a la escuela en busca de explicaciones, pero fueron recibidos por aproximadamente 100 agentes de policía. El abuelo de la niña fue golpeado y herido, y seis familiares de la misma fueron arrestados y permanecieron detenidos durante siete días.
Cuando uno de ellos preguntó por qué habían sido arrestados, la policía afirmó que el Gobierno había ordenado detener a todo el que creara problemas. «Serán arrestados incluso si tienen razones para protestar», les advirtieron los oficiales.
El abogado que la familia había contratado para presentar una demanda no pudo hacer nada porque el Gobierno protegía a la escuela. Los funcionarios de la Agencia de Cartas y Llamadas municipal le dijeron a la familia que la escuela no era culpable. Cuando la familia solicitó realizar un examen médico en el cuerpo de la niña, el médico afirmó que era inútil, porque aunque lo realizara, solo podría escribir en el informe médico lo que el Gobierno le había ordenado escribir.
«Esta es una escuela pública. La agencia de educación, la estación de policía, el hospital y el tribunal están a favor de la escuela», se lamentó uno de los familiares de la niña. «Antes de este incidente, no me había dado cuenta de que el mundo es tan malvado. La vida humana no tiene valor en este mundo. Ni siquiera pudimos presentar una queja ante alguna institución por la injusticia».
Recién después de que la madre de la niña hablara en línea sobre la muerte de su hija, la escuela le ofreció a la familia firmar un acuerdo secreto y le proporcionó una compensación financiera. La familia continúa viviendo con un insoportable dolor, sin saber aún qué fue lo que causó la muerte de su hija de diez años.