El Senado de los Estados Unidos y el Ministerio de Asuntos Exteriores del Reino Unido critican al PCCh. Bitter Winter entrevista a John Patterson (HK Watch) y a Edward Chin (2047 HK Monitor).
por Marco Respinti
Mientras la violencia policial contra los pacíficos manifestantes que piden libertad y democracia se intensifica a diario, el 19 de noviembre, el Senado de los Estados Unidos aprobó por unanimidad un proyecto de ley de protección de los derechos humanos en Hong Kong, la «Ley de Derechos Humanos y Democracia de Hong Kong» (S.2922), patrocinado por el senador Sherrod Brown (D-OH).
Originalmente, había sido presentado como un proyecto de ley bicameral y bipartidista (HR5696) el 13 de junio por el Representante Christopher H. Smith (R-NJ), el anterior copresidente de la Comisión Ejecutiva del Congreso de los Estados Unidos sobre China (CECC) y ahora su segundo miembro de mayor rango. La Cámara de Representantes lo había aprobado por votación oral el 15 de octubre. Luego de que el Senado aprobara una versión enmendada el día martes, el proyecto de ley está listo para volver a la Cámara para su paso final. Si se aprueba, aterrizará en el escritorio del presidente en la Casa Blanca para ser convertido en ley.
El proyecto de ley finalmente rompe el silencio sobre Hong Kong. Insta al Gobierno chino controlado por el Partido Comunista Chino (PCCH) «a cumplir con sus obligaciones en virtud del derecho internacional» y «sus compromisos con Hong Kong, lo que incluye permitir que el pueblo de Hong Kong gobierne Hong Kong con un alto grado de autonomía y sin interferencias indebidas, y garantizar que los votantes de Hong Kong disfruten libremente del derecho a elegir al Jefe del Ejecutivo y a todos los miembros del Consejo Legislativo de Hong Kong mediante sufragio universal». También solicita explícitamente «el establecimiento para el año 2020 de elecciones democráticas abiertas y directas para todos los miembros del Consejo Legislativo de Hong Kong y el apoyo a la libertad de prensa y a la independencia periodística, incluida la continuación de programación internacional de radiodifusión en cantonés que sea fácilmente accesible para las poblaciones de habla cantonesa existentes tanto en China como en Hong Kong».
Según este proyecto de ley del Senado, informa Reuters : “El Secretario de Estado de EE. UU., Mike Pompeo, tendría que certificar al menos una vez al año que Hong Kong conserva suficiente autonomía como para calificar para una consideración comercial especial de EE. UU. que refuerce su estatus de centro financiero mundial. También establecería sanciones contra los funcionarios responsables de violaciones de los derechos humanos en Hong Kong».
También ese mismo martes, el Senado aprobó, nuevamente por unanimidad, un segundo proyecto de ley (S.2710) que prohibiría la exportación comercial de armas y otros artículos para ser utilizados por la Fuerza Policial de Hong Kong, incluidos gases lacrimógenos, gas pimienta, balas de goma y pistolas paralizantes.
Unas pocas horas después, el Ministro de Relaciones Exteriores del Reino Unido, el Sr. Dominic Raab, emitió una declaración sobre el impactante caso del Sr. Simon Cheng, un joven de 29 años procedente de Hong Kong, quien trabajó para el Gobierno del Reino Unido durante casi dos años. El mismo trabajó como oficial de comercio e inversiones en el consulado británico en Hong Kong. En el mes de agosto, durante un viaje a China continental, fue detenido durante 15 días y torturado.
Las dos declaraciones provenientes de Estados Unidos y el Reino Unido llegaron el mismo día y dan la impresión de que Occidente de repente se despertó frente a la tiránica represión de Hong Kong. Podría ser una impresión errónea. El tiempo lo dirá. No obstante, el Reino Unido tiene la obligación moral y legal de apoyar a los ciudadanos de Hong Kong, tal y como lo prometió antes de entregar el territorio a la China Comunista en el año 1997. «Simon Cheng era un valioso miembro de nuestro equipo», afirmó el Sr. Raab. «Nos sentimos conmocionados y horrorizados por el maltrato que sufrió mientras estuvo detenido en China, lo que equivale a tortura».
«Convoqué al embajador chino», continuó afirmando el Ministro de Asuntos Exteriores británico, «para expresarle nuestra indignación por el brutal y vergonzoso trato dispensado a Simon, en violación de las obligaciones internacionales de China. He dejado en claro que esperamos que las autoridades chinas investiguen y responsabilicen a los responsables».
Ahora puede ser más difícil para el PCCh permanecer en silencio. El Sr. Johnny Patterson es el Director Ejecutivo de Hong Kong Watch (HKW), una organización benéfica registrada con sede en el Reino Unido que investiga y monitorea las amenazas a las libertades fundamentales de Hong Kong, el estado de derecho y la autonomía según lo prometido en virtud del principio «un país, dos sistemas», el cual está consagrado en la Ley Fundamental y la Declaración Conjunta Sino-británica. El mismo ha seguido de cerca el caso Cheng y acoge con satisfacción las palabras del Sr. Raab, recordando que «la Oficina de Asuntos Exteriores y de la Commonwealth también está trabajando para apoyar a Simon y a su prometida, incluyendo su derecho a trasladarse al Reino Unido».
Patterson considera que «el tratamiento dispensado a Cheng es totalmente indignante». Reaccionando ante las noticias falsas fabricadas por el PCCh, le dijo a Bitter Winter: «nunca ha habido manos negras británicas detrás de las protestas, solo ciudadanos de Hong Kong que defienden la libertad. Que un miembro del personal del consulado del Reino Unido haya sido tratado de esta manera es totalmente indignante. Simon Cheng es titular de un pasaporte nacional británico (en el extranjero) (comúnmente conocido como BN(O)), es decir, un ciudadano británico torturado por interrogadores de la agencia de seguridad del Estado chino. Es por eso que hemos estado haciendo campaña por mayores derechos para los titulares de pasaportes BN(O). Es vital que el Gobierno del Reino Unido actúe ahora mismo”.
Pero toda la cuestión del BN(O) tiene un doble filo. «El pasaporte BN(O)», explica el Sr. Patterson, «fue un compromiso endeble, que funcionó mientras China honraba el principio de un solo país y dos sistemas. Pero a medida que la declaración conjunta es cada vez más ignorada, los pasaportes se convierten en una cuestión de vergüenza nacional, ya que los residentes de Hong Kong que poseen estos pasaportes son ciudadanos británicos que ni siquiera pueden acceder a la protección consular. La Declaración Conjunta Sino-británica fue un acuerdo de buena fe que garantizaba los derechos y libertades de quienes vivían en Hong Kong; la misma está siendo sistemáticamente ignorada y el Reino Unido tiene el deber de actuar”.
El Sr. Edward C.K. Chin es un gestor de fondos de cobertura y el principal organizador de 2047 HK Monitor. El mismo es un grupo de profesionales que trabajan en la industria financiera de Hong Kong, la profesión legal y las universidades. Exigen el establecimiento de una verdadera democracia en Hong Kong tal y como está consagrado en la Ley Fundamental. El Sr. Chin le dijo a Bitter Winter que «Simon Cheng fue torturado física y mentalmente y esto muestra que, a pesar de toda la modernización de China, algunas áreas aún son sumamente débiles y se encuentran por debajo de los estándares internacionales. El respeto de los derechos humanos es una de estas áreas. La aprobación de la ‘Ley de Derechos Humanos y Democracia’ por parte del Senado de Estados Unidos es un buen comienzo. Desearía que pudiera ser utilizada como un elemento disuasorio contra los burócratas pro Pekín y que demostrara que hay consecuencias internacionales cuando la ciudad y el pueblo de Hong Kong son atacados y maltratados».