Una resolución del Parlamento Europeo reconoce que los dos regímenes totalitarios del siglo XX fueron idénticos en lo que se refiere a crímenes contra la humanidad. Alguien tiene que decírselo a Pekín.
por Marco Respinti
Una resolución europea trascendental
Un evento sin precedentes en el Parlamento Europeo. El 19 de septiembre, el hemiciclo que se encuentra en Estrasburgo, Francia, fue testigo de la aprobación de una resolución sobre la Importancia de la memoria histórica europea para el futuro de Europa. Por primera vez, un organismo internacional juzgó oficialmente el nacionalsocialismo y el comunismo con el mismo estándar moral. Por supuesto, todo el mundo sabe cuán maligno fue el nazismo y cuán repulsivo es cualquier tipo de resurgimiento neonazi. En el mundo las personas han aprendido a odiar y a combatir la idea nazi y a luchar contra el neonazismo desde la cuna. Sin embargo, no puede decirse lo mismo del comunismo, que, por mucho tiempo, se ha presentado como un mal menor por dos razones importantes. Primero, porque la Unión Soviética comunista se unió a los aliados occidentales en el esfuerzo militar contra la Alemania nazi en la Segunda Guerra Mundial. Segundo, porque los regímenes dirigidos por los soviéticos estuvieron en el poder en varios países de Europa Central y Oriental después de la derrota de la Alemania nazi en 1945 y, así, pudieron controlar la memoria histórica de grandes porciones del mundo no soviético por medio de un uso astuto de la propaganda.
El comunismo, un sistema malvado
Pero el comunismo no es un mal menor. Ha hostigado, atormentado, encarcelado injustamente, torturado y asesinado a seres humanos inocentes, igual que el nazismo. Poblaciones enteras han sido deportadas; países soberanos han sido desmembrados; naciones que alguna vez fueron independientes han sido ocupadas militarmente. El gulag soviético se ha equiparado con el lager (campo de exterminio) nazi en lo que se refiere a crueldad. El cinismo en la guerra y en la paz ha sido siempre la regla de ambas ideologías. La gestión totalitaria de las sociedades ocupadas ha sido igual y la persecución de los judíos ocurrió también en la Rusia soviética. La señora Svetlana Alliluyeva (cuyo nombre de nacimiento es Svetlana Iosifovna Stalina, 1926-2011), la hija de Stalin (Iosif Vissarionovič Džugašvili, 1878-1953), lo reconoció en su libro Only One Year: A Memoir, de 1969. El Sr. Louis Rapoport (1942-1991), un escritor estadounidense y editor sénior de The Jerusalem Post, documentó la persecución en su Stalin’s War Against the Jews: The Doctors’ Plot and the Soviet Solution (Nueva York, Free Press, 1990). El escritor y periodista alemán Arno Lustiger (1924-2012) confirmó que los judíos fueron perseguidos en la Rusia estalinista en su libro Stalin And the Jews: The Red Book (Nueva York, Enigma, 2004). Varios estudiosos insistieron, con distintos argumentos, en el parentesco intelectual entre los dos rostros del socialismo europeo del siglo XX: el socialismo “nacional” –es decir, el nazismo– y el socialismo “internacional; es decir, el comunismo. Aunque es un fenómeno específico o, incluso, un marginal, la existencia de la llamada ideología “nazi-bolchevique” –una tentación renaciente y un sincretismo entre el nazismo y el comunismo– da testimonio de él de manera significativa.
Así pues, es de la mayor importancia que la institución política con mayor autoridad en Europa, la tierra donde el nazismo y el comunismo soviético mostraron su peor rostro, coloque estas dos ideologías monstruosas al mismo nivel en “[…] este año que […] marca el 80 aniversario del estallido de la Segunda Guerra Mundial, que provocó un sufrimiento humano sin precedentes y dio lugar a la ocupación de varios países europeos durante décadas”.
De hecho, “mientras que los crímenes del régimen nazi fueron evaluados y castigados gracias a los juicios de Núremberg, sigue existiendo la necesidad urgente de sensibilizar sobre los crímenes perpetrados por el estalinismo y otras dictaduras”.
Recordar todos los crímenes políticos
Por esta razón, la resolución llama a una memoria histórica renovada que, supuestamente, dejará de separar los “crímenes de primer nivel” y los “crímenes de segundo nivel” al establecer no uno, sino, de hecho, dos días de conmemoración pública. Uno es el 23 de agosto como el Día Europeo de Conmemoración de las Víctimas del Estalinismo y el Nazismo para las víctimas de los regímenes totalitarios tanto a nivel de la UE como a nivel nacional; se escogió esa fecha porque marca el aniversario del Pacto de No Agresión de 1939 que firmaron la Unión Soviética comunista y la Alemania nazi. Se conoció como el Pacto Molotov-Ribbentrop, cuyos protocolos secretos dividieron a Europa y los territorios de los estados independientes entre los dos regímenes totalitarios y los agruparon en esferas de interés, abriendo el camino para el estallido de la Segunda Guerra Mundial. El segundo es el 25 de mayo, el aniversario de la ejecución del oficial polaco Witold Pilecki (1901-1948), que se establecerá como el Día Internacional de los Héroes de la Lucha Contra el Totalitarismo.
El comandante Pilecki fue un gran héroe; desafortunadamente, a menudo, no valorado; un héroe de la humanidad, la decencia y la misericordia, así como del cristianismo. Hijo de una familia noble, fue un católico devoto conocido entre sus empleados por su trato humano hacia los trabajadores. Se enlistó en el ejército polaco por el ideal patriótico más puro de combatir a los nazis invasores. Luego tuvo la idea de entrar –voluntariamente, pero disfrazado– al terrible campo de concentración nazi de Auschwitz en Polonia para reunir información desde dentro. Lo hizo, y también logró escapar, y fue el único en tener éxito en hacerlo. Transmitió la información que obtuvo al Gobierno polaco legítimo exiliado en Londres, pero la burocracia inglesa no actuó y Auschwitz nunca se convirtió en un objetivo importante de los ejércitos aliados. Pilecki peleó en la resistencia polaca antinazi y formó parte de la famosa y desafortunada insurgencia de Varsovia de 1944 con el Armia Krajowa o AK, el Ejército Nacional Polaco secreto. Después de la guerra, vinieron los soviéticos y Pilecki fue considerado un enemigo: demasiado patriota, demasiado católico, demasiado anticomunista. Siguió reuniendo evidencia; esta vez, de la brutalidad comunista. Así pues, fue perseguido, pero, una vez más, engañó a sus enemigos durante mucho tiempo. Sin embargo, en la primavera de 1948 los soviéticos lo atraparon y lo asesinaron disparándole en el cuello en una prisión secreta de Varsovia después de un juicio injusto. Lo enterraron en un lugar desconocido, probablemente cerca de los botes de basura del cementerio de Powazki en Varsovia.
¿Qué hay de China?
Ahora, frente a estos horrores similares, ¿quién se atrevería a mostrar, enarbolar y portar una suástica nazi o un martillo y una hoz comunistas? Después de que el Parlamento Europeo ha condenado tanto el nazismo como el comunismo, el revisionismo histórico no debería tener un lugar en Europa.
Pero ¿qué hay de China? El maoísmo y el estalinismo eran regímenes paralelos e interconectados. China sigue adoptando oficialmente una ideología comunista. En China, los símbolos comunistas se muestran con impunidad y los gobiernos comunistas se llaman a sí mismos como tales, orgullosamente y sin vergüenza alguna. Bitter Winter no se mete en política, pues nos concentramos en nuestra misión de defender la libertad religiosa y los derechos humanos. Sin embargo, es plenamente en nombre del comunismo –que ahora el Parlamento Europeo está equiparando con el nazismo– que China persigue cruelmente a las minorías étnicas y a grupos religiosos de todo tipo, encarcelando personas sin un juicio de por medio, acosándolas, torturándolas, deportándolas por millones, encerrándolas en campos de concentración, tratando de deshacerse de pueblos enteros, asesinándolos e, incluso, usando, como lo hicieron los verdugos nazis que masacraron a los judíos, la idea de una “solución final” para los perseguidos.
¿Cómo puede China hacer alarde del comunismo, si el comunismo es, simplemente, otro nombre que se da a los horrores similares perpetrados por los nazis?