En una aldea de Fujian, las autoridades demolieron ilegalmente casas de residentes para dar paso a la construcción de una nueva villa. Una familia que perdió dos propiedades intentó luchar por sus derechos, pero fue perseguida y tuvo que esconderse para evitar que sus miembros fueran detenidos.
En septiembre de este año, Lin Wenxiong, quien vivía en la aldea de Xialou, ubicada en la ciudad de Putian, provincia de Fujian, perdió su casa, una propiedad que había pertenecido a su familia por varias generaciones.
Todo comenzó en abril cuando las autoridades locales del condado de Linan enviaron un aviso informando a los aldeanos que debían mudarse porque sus propiedades serían demolidas para dar paso a una villa que se construiría pronto. No había base legal alguna que sustentase dichas peticiones y todos los edificios habían sido construidos con los permisos oficiales necesarios.
Para asegurarse de que los aldeanos cumplieran con lo solicitado, se dispuso que funcionarios del Gobierno los visitaran con frecuencia para intimidarlos y hacerlos firmar las autorizaciones para la demolición de sus propiedades. Muchos de los aldeanos cedieron a la intimidación.
Un grupo de casi 20 funcionarios, encabezado por el secretario del Partido de la ciudad, Chen Dejian, se presentó en la casa de cuatro pisos del Sr. Lin el 26 de agosto. Su esposa protestó y explicó que el edificio era legal y no podía ser demolido según lo estipulado en la ley. El Sr. Chen respondió: “Si es necesario, lo demolemos”.
Diez días después, más de 350 uniformados se presentaron en la casa del Sr. Lin, una casa en el pueblo que había pertenecido a su familia por generaciones. En el grupo se encontraba el subsecretario municipal, el alcalde y, al menos, 50 matones contratados. La casa familiar del Sr. Lin fue demolida por la fuerza poco después.
La casa ancestral es demolida por la fuerza:
El mismo día, las autoridades cortaron el suministro de agua y electricidad a la casa en la que vivía la familia del Sr. Lin.
Tras la demolición de la casa familiar, el Sr. Lin intentó obtener justicia ante las autoridades del condado y luego presentó una queja en la Oficina provincial de atención al ciudadano, pero su petición no fue aceptada.
El 21 de septiembre, el secretario del partido, Chen Dejian, se presentó en la casa del Sr. Lin con más de 300 agentes. Se colocó cinta policial alrededor del edificio, mientras las excavadoras y los montacargas se ponían en marcha. Se sacaron por la fuerza artículos del interior de la vivienda y, tres horas después, la propiedad se había reducido a un montón de escombros.
De la casa de cuatro pisos en la que Lin Wenxiong vivía con su familia ya sólo quedan ruinas:
Molesto por esta terrible injusticia, el Sr. Lin decidió exponer la forma de actuar de las autoridades subiendo un video de la demolición a Internet. En respuesta, el Gobierno local giró órdenes para capturarlo y ponerlo bajo arresto domiciliario. Inmediatamente se escondió con su familia, incluidas dos de sus nietas, un niño de cinco años y un bebé de pocos meses.
El Sr. Lin protesta contra la brutalidad del Gobierno:
Funcionarios locales preguntaron por él en casa de su suegra. La amenazaron: “Se enfrenta a un año y medio de prisión solo por difundir el video. Si va a Pekín buscando justicia, lo golpearemos y lo detendremos. La familia entera sería arrestada. Esto no es una broma”.
A otros familiares se les dijo que le pasaran un mensaje al Sr. Lin advirtiéndole que, aunque lograse presentar una queja, los funcionarios locales terminarían haciéndose cargo del caso y no tendría más remedio que rendirse. Sin embargo, el Sr. Lin y su familia siguen en la clandestinidad.
Otros aldeanos también se han quedado sin hogar debido a estaslas demoliciones.
Informado por Lin Yijiang