Nuevas medidas represivas incluyen la prohibición de peregrinaciones y la «conversión política» personalizada de aquellos que se nieguen a unirse a la Asociación Patriótica Católica.
An Xin
El Santuario Nacional y la Basílica Menor de Nuestra Señora de Sheshan es una prominente iglesia católica y un famoso sitio de peregrinación, situado en la cima de la colina de Sheshan en el distrito de Songjiang, en Shanghái. Luego de la represión llevada a cabo contra otros sitios de peregrinación, Sheshan es el único destino nacional que permanece en funcionamiento para los peregrinos pertenecientes a la Iglesia Católica Clandestina china; decenas de miles de personas acuden al lugar cada mes de mayo –el mes de las devociones a la Santísima Virgen María– a pesar de las restricciones gubernamentales y las continuas represiones.
A más de 800 kilómetros de Sheshan, un Gobierno local en la provincia de Fujian puso en marcha una operación para impedir las peregrinaciones a la Basílica en el año 2019. Según un documento obtenido por Bitter Winter, en relación con el 70 aniversario de la República Popular China este año, las autoridades están “reforzando la sensibilidad política y la previsión del trabajo” en aras de salvaguardar la seguridad y la estabilidad política y social, y eliminar todos los elementos “inestables”; la Iglesia Católica Clandestina es considerada una de ellos.
El documento enumera medidas preventivas específicas:
- exigirles a la Brigada de Seguridad Nacional, a la Brigada de Seguridad de la Red y a estaciones de policía a nivel comunitario que fortalezcan la recopilación de pistas sobre los movimientos de los católicos clandestinos que organicen grupos bajo diversos nombres para peregrinar a la colina de Sheshan,
- obtener información sobre grupos extranjeros «contrarios al Partido Comunista Chino (PCCh)» y organizaciones religiosas que participen en actividades de peregrinación a la colina de Sheshan,
- controlar estrictamente tanto al clero como a los principales creyentes que se hallen dentro de la jurisdicción y evitar resueltamente que las iglesias clandestinas organicen peregrinaciones grupales a la colina de Sheshan,
- intensificar la vigilancia de Internet y de los teléfonos móviles, y eliminar o bloquear rápidamente la información «perjudicial» (es decir, desfavorable para la capacidad del PCCh de mantener su estabilidad política) para eliminar los «elementos inestables» y castigar, de conformidad con la ley, a las personas que difundan información “perjudicial”.
Bitter Winter también obtuvo un documento, emitido en abril por otra localidad de Fujian, sobre la necesidad de continuar fortaleciendo la represión y el control sobre la Iglesia Católica Clandestina y la puesta en marcha de una nueva ronda de acciones integrales tendientes a «resolver la cuestión de las actividades religiosas ilegales».
El documento enumera medidas represivas contra los católicos clandestinos, tales como las llamadas «visitas de retorno» a los lugares religiosos que han sido clausurados para garantizar que no vuelvan a ser reabiertos, la eliminación de iglesias clandestinas que tengan una influencia significativa y la implementación de una política individual y personalizada de «conversión ideológica» de la «facción obstinada» (aquellos que se niegan a unirse a la Asociación Patriótica Católica China [APCC]) ,»indecisa», y de la «facción moderada» (aquellos inclinados a unirse a la APPC) .
Desde la firma del Acuerdo entre el Vaticano y China del 2018, la represión del PCCh contra las iglesias católicas clandestinas se ha vuelto cada vez más descarada. El acuerdo parece haberse convertido en una excusa “legítima” para que el PCCh clausure iglesias clandestinas, poniéndolas en peligro de ser completamente eliminadas.
A mediados de marzo, se clausuraron dos lugares de reunión clandestinos, Shijijiayuan y Tianjiaoyuan, emplazados en Fuzhou, la capital de Fujian, bajo el pretexto de que estaban «celebrando reuniones ilegales».
El lugar de reunión de Shijijiayuan fue clausurado por tercera vez. Para defender su fe, los creyentes no tuvieron más remedio que seguir celebrando reuniones en secreto, trasladándose de un lugar a otro.
El 14 de mayo, el Secretario de Estado del Vaticano, el Cardenal Pietro Parolin, declaró que en China ahora solo existe una Iglesia Católica, leal tanto al Papa como al Gobierno. De las palabras del Cardenal, se desprende que esta Iglesia Católica china «unificada» es bastante diferente de la antigua Iglesia Patriótica. No obstante, el PCCh continúa interpretando el acuerdo entre el Vaticano y China en el sentido de que todos los católicos deben simplemente unirse a la Iglesia Patriótica.