Una funcionaria de Sinkiang debe participar en el programa de adoctrinamiento forzado de musulmanes uigures y no se le permite renunciar.
por Li Zaili
El pasado diciembre, las autoridades de Sinkiang presentaron su política de “dos coberturas completas”, según la cual un cuadro del Partido o un funcionario del gobierno debe vivir con una familia perteneciente a una etnia en su hogar con el objetivo de conformar “una gran familia de todos los grupos étnicos”. Sin embargo, esto se hace, en realidad, para evaluar las creencias religiosas de todas las minorías y sus actitudes hacia las autoridades chinas. Tan pronto como se identifican personas “problemáticas”, estas son detenidas.
Ni los cuadros del Partido ni los funcionarios del gobierno tienen la opción de negarse a participar en este programa de “estancia en el hogar”. Si muestran que no quieren participar pueden ser enviados a campamentos de “transformación mediante educación”. De este modo, el Partido Comunista ha establecido una política que aterroriza tanto a las minorías de Sinkiang como a los cuadros del Partido.
La Sra. Wang (seudónimo) ha sido agente durante más de 20 años. Al igual que muchos otros, se opuso a la política en el momento en que entró en vigor.
Sin embargo, estaba preocupada por la posibilidad de ser catalogada como una “persona con doble cara” si se posicionaba contra el programa. Es un término utilizado para describir a las personas que simpatizan con las minorías y se oponen al Partido Comunista. Estas personas son detenidas en campamentos de “transformación mediante educación” y obligadas a realizar trabajos físicos además de sus “estudios”.
Al ser obligada a hacer un trabajo que no era ético desde su punto de vista, la Sra. Wang desarrolló depresión. Tenía problemas para dormir, comer y se sentía muy mal. De hecho, pasó un mes en un hospital.
Para escapar de este trabajo, intentó renunciar después de su hospitalización, pero su renuncia fue rechazada y no volvió a mencionar sus sentimientos, porque podrían enviarla a los campamentos a “estudiar”. Le dijeron que podía disfrutar de un permiso por enfermedad y descansar un poco, pero tendría que participar en el programa de manera obligatoria.
La Sra. Wang se sintió aún peor. Le dijo a su familia: “Esta sociedad se está volviendo cada vez más incomprensible” No ha podido sacar el tema de renunciar al trabajo con sus superiores y sigue trabajando a pesar de su depresión.
En abril, las autoridades intensificaron el programa y, por ende, la presión psicológica sobre la Sra. Wang. Sobre su experiencia indicó lo siguiente: “Como mujer, de repente, tengo que vivir y comer con extraños. Somos de diferentes etnias, no hablamos el mismo idioma y tenemos diferentes formas de vida. Vivir juntos es incómodo para ambas partes. ¿Se puede promover la unidad étnica así? ¿No está el PCCh controlando y privando a las personas de su libertad con esta política?
Según los últimos informes, a la Sra. Wang se le han asignado tareas de guardia. Sin embargo, sigue luchando contra su depresión debido a las políticas del PCCh.