Autoridades chinas han destruido otra iglesia protestante aprobada por el Estado que se negó a izar la bandera y cantar el himno nacional.
Miembros de la Iglesia del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías nunca pensaron que solamente celebrarían una Navidad en su iglesia, pero así fue, porque las autoridades chinas acaban de demolerla. El edificio de la Iglesia Dongcun, ubicada en el pueblo de Dakou, ciudad de Yanshi en la provincia central de Henán, se construyó en diciembre de 2017 tras obtener la correspondiente autorización del Gobierno local.
Los responsables de la Iglesia no sucumbieron a las presiones de la Oficina local de Asuntos Religiosos para izar la bandera y cantar el himno nacional y el Gobierno, en abril, ordenó que se demoliera el edificio sin importar la férrea resistencia de sus fieles. Algunos creyentes de avanzada edad incluso pusieron sus vidas en riesgo durante las protestas: se acostaron frente a la excavadora. El Gobierno tuvo que hacer varios intentos, pero finalmente consiguió demoler la propiedad.
La madrugada del 13 de septiembre, la Oficina de Asuntos Religiosos de la ciudad de Yanshi y el Buró de Seguridad Pública trabajaron de forma coordinada con el Gobierno local y despacharon a 50 vehículos y cerca de 800 agentes de policía a la iglesia. Se puso en marcha un dispositivo de vigilancia policial en todas las vías principales y secundarias que llevaban a la iglesia y se impidió que los ciudadanos entraran o salieran del lugar.
Iglesia Dongcun del Movimiento Patriótico de las Tres Autonomías en el pueblo de Dakou, ciudad de Yanshi, siendo demolida:
Para evitar que los creyentes pudieran protestar contra la demolición forzada, el jefe del Buró de Seguridad Pública envió a un grupo de agentes a detener al responsable de la Iglesia y trasladarlo a la comisaría local. Al enterarse de la noticia, más de 20 creyentes se presentaron para custodiar la iglesia. Se arrodillaron en la entrada del templo, llorando y rezando. Más de 30 agentes de policía, camuflados, arrastraron y empujaron a los creyentes hacia una fabrica cercana en la que luego fueron detenidos.
Allanado el camino, dos excavadoras y un tractor con una gran pala se dirigieron hacia la iglesia. Las excavadoras cargaron contra el edificio y poco a poco comenzó a escucharse el ruido de un taladro, cristales rotos y estructuras colapsando. El proceso de demolición tomó cerca de 17 horas. De la iglesia, prácticamente recién construida, que costó 1.8 millones de yuanes (cerca de 261 000 dólares), sólo quedan escombros.
Los creyentes permanecieron detenidos por 17 horas. Tras ser liberados, ya no pudieron ver su hermosa iglesia. Sólo tuvieron ante sí un montón de ruinas y escombros. Se arrodillaron y lloraron. Después de todo, habían invertido una gran cantidad de tiempo y dinero en la construcción de la iglesia. Cuando los miembros de la congregación se enteraron de que había planes de demoler la iglesia, le escribieron una carta conjunta al Gobierno municipal rogándole que dejara que la iglesia siguiese en pie, incluso propusieron convertirla en una residencia para ancianos, pero su esfuerzo fue en vano.
Informado por Jiang Tao