Luego de que los miembros de la Verdadera Iglesia de Jesús emplazada en Henán se negaran a que su lugar de culto fuera reutilizado por el Estado, aproximadamente 1000 funcionarios gubernamentales se presentaron en la misma para destruirla.
por Xin Lu
En la mañana del 22 de junio, más de 200 creyentes se encontraban reunidos en la Verdadera Iglesia de Jesús, situada en el poblado de Caidu del condado de Shangcai, bajo la jurisdicción de la ciudad de Zhumadian en la provincia central de Henán, cuando unos 60 funcionarios irrumpieron en el lugar. Justo antes, habían cortado el suministro de electricidad de la iglesia y algunos funcionarios habían trepado la pared del patio para romper la cerradura de la puerta y dejar ingresar al resto del grupo.
El director de la Agencia de Asuntos Religiosos, quien estaba a cargo de la redada, afirmó que la iglesia estaba involucrada en una «recaudación ilegal de fondos» y que, por lo tanto, era considerada un «edificio ilegal». El mismo le ordenó a la persona a cargo que desalojara la iglesia, la cual sería convertida en un hogar de ancianos, pero la congregación se negó a obedecer.
Tras la redada, la policía frecuentemente vigilaba y grababa los servicios celebrados en la iglesia desde su entrada. Lo que los creyentes no sabían era que el Gobierno estaba planeando una ofensiva encubierta.
Alrededor de las 3 de la mañana del 26 de julio, aproximadamente 1000 personas pertenecientes a varios departamentos del condado se reunieron en una escuela cercana, preparándose para una operación de demolición forzosa de la iglesia. Según fuentes que estuvieron presentes en la reunión, a los agentes de policía se les ordenó sacar a todos los creyentes de la iglesia, sin importar cuántos estuvieran presentes. Para evitar la filtración de información, se les prohibió tomar fotos y hacer llamadas telefónicas dentro de la iglesia.
Una vez impartidas todas las órdenes, el grupo compuesto por 1000 personas se dirigió a la iglesia. Todas las intersecciones que conducían a la misma fueron acordonadas, los agentes irrumpieron en su interior, y acto seguido, comenzaron a sacar a la rastra a los feligreses que estaban vigilando la iglesia. Dos creyentes de edad avanzada resultaron heridos en el proceso, una fue llevada al hospital porque su presión arterial se disparó a causa del estrés.
Video: Las excavadoras están demoliendo la iglesia.
Tras registrar minuciosamente la iglesia, la policía se llevó un piano y cuatro unidades de aire acondicionado, dejando otros objetos de valor dentro, entre los que se incluía una computadora, un refrigerador y las pertenencias de los creyentes. Inmediatamente después, ocho excavadoras comenzaron a demoler la iglesia, cuya construcción había costado aproximadamente 10 millones de yuanes (alrededor de 1 400 000 dólares). Tres días después, la iglesia fue completamente arrasada. Todos los escombros que habían quedado tras la demolición fueron rápidamente retirados, y en el lugar donde estaba situada la iglesia se plantó césped con árboles jóvenes, sin dejar rastros de su existencia.
Las autoridades continuaron persiguiendo a los miembros de la congregación incluso después de que la iglesia fuera demolida. Según uno de los creyentes, tras la primera redada llevada a cabo el 22 de junio, el director de la Agencia de Asuntos Religiosos se quedó en la iglesia durante unas horas para hablar con los miembros de la congregación, quienes intentaban persuadirlo para que no reutilizara la iglesia. En el mes de agosto, ocho personas a cargo de la iglesia y 13 feligreses fueron acusados de «detener ilegalmente» al director y posteriormente arrestados. Tres creyentes huyeron de la zona para evitar ser detenidos.
Un fiel de la iglesia comparó el incidente con los eventos acaecidos en 1989 durante la masacre de la Plaza de Tiananmén. “El Partido Comunista Chino (PCCh) acusó a estudiantes universitarios de cometer disturbios y utilizó tanques para aplastar a muchos de ellos hasta matarlos. El mismo recurrirá a todos los medios posibles para lograr sus objetivos”, afirmó el creyente.