Las autoridades chinas continúan persiguiendo a iglesias sancionadas por el estado y a líderes religiosos.
Bitter Winter ha accedido a informes según los cuales, creyentes de una iglesia de las Tres Autonomías en Henan se encontraban reunidos cuando más de 30 funcionarios de los departamentos locales de Seguridad Pública y Asuntos Religiosos irrumpieron en el lugar. Esto sucedió el 28 de mayo, en la ciudad de Puyang. Los oficiales confiscaron Biblias y otros materiales religiosos.
Luego de esa visita inicial, las autoridades enviaron funcionarios más de 20 veces a fin de llevar a cabo actividades de vigilancia. Toman fotos de los creyentes, registran su información y también mantienen un control para saber si hay recién llegados. Si descubren esto, también les toman fotos y mantienen sus registros.
Las autoridades han prohibido a los creyentes predicar el evangelio en lugares públicos. Los infractores, al ser descubiertos, fueron sancionados por «alterar el orden público», y tuvieron que pagar multas de entre 50 000 y 300 000 yuanes.
Según el predicador de la iglesia Yang Min’en (seudónimo), los creyentes deben recurrir a una variedad de métodos de escape para evadir las vigilancias. Han intentado esconder sus Biblias en sus hogares bajo una cresta de terreno elevado o envolverlas y colocarlas entre las ramas de un árbol. Han intentado cambiar el horario de sus reuniones, pero sin éxito. En una ocasión, mientras una de esas reuniones estaba en sesión, los funcionarios irrumpieron y emitieron severas advertencias contra las reuniones «no autorizadas». El gobierno también restringe el contenido de los sermones, y si se descubre que los predicadores exceden los límites, son arrestados.
El día de la primera visita de los funcionarios, el 28 de mayo, la casa de la Sra. Yang también fue allanada. Se revisaron todas las cajas y armarios y, cuando terminaron, su hogar era un caos. Las autoridades también vigilan a la Sra. Yang en la iglesia. Cada vez que realizan una visita es a ella a quien llaman primero. Se espera que esté disponible a cada momento del día, y si no, las autoridades van a su casa para hostigarla.
En una ocasión, la Sra. Yang estaba visitando una aldea vecina para realizar un recado. En cuanto la policía obtuvo la información, la llamaron a su teléfono móvil para preguntar sobre los detalles de su visita. Según informes de allegados, el gobierno es íntimamente consciente de sus movimientos y del contenido de sus conversaciones móviles.
Un pastor de alto rango afirmó que «el estricto control de las autoridades sobre la Iglesia de las Tres Autonomías ha alcanzado un nivel en el que todos son tratados como enemigos». Este no es el caso con esta iglesia en particular situada en la ciudad de Puyang, sino con las iglesias de las Tres Autonomías en toda China. Los tiempos y el espacio de las reuniones, así como el contenido de los sermones, están regulados y, en algunos casos, incluso se prohíbe decir «Gracias al Señor». Algunas iglesias se han convertido en aulas políticas en las que imparten enseñanzas funcionarios del gobierno. Este tipo de persecución religiosa es quizás la gota que colma el vaso en lo relacionado con la libertad religiosa que ha tenido lugar en China hasta ahora.
Informado por Jiang Tao