En Sinkiang, se ha investigado y sancionado a alumnos y profesores por posesión de textos islámicos o cristianos, o por no haber informado de las creencias religiosas de los miembros de su familia.
Se ha informado en repetidas ocasiones sobre la persecución a los musulmanes en Sinkiang, que lleva un millón de personas detenidas en los temidos campos “de transformación a través de la educación”, mientras se destruyen mezquitas y se arresta a Imanes.
Ahora hemos sabido que el 25 de marzo de 2018, alumnos, profesores y personal de administración de la Universidad de Medicina de Sinkiang fueron objeto de una investigación al estilo de la Revolución Cultural. La Universidad se encuentra en la ciudad de Urumqi y alberga 14 facultades, dos divisiones docentes y siete instituciones médicas asociadas.
Las autoridades del centro anunciaron que los estudiantes con creencias religiosas o aquellos que estuvieran en posesión de objetos o textos religiosos, así como los que contaran con creyentes entre los miembros de su familia, tenían que presentar y confesarlo. Si lo hacían, el centro se mostraría indulgente; pero si no confesaban y alguien informaba o les descubrían, recibirían un severo castigo.
La dirección continuó llevando a cabo una investigación exhaustiva de los cerca de 20,000 alumnos, profesores y personal administrativo, declarando que solo se les permitía tener uno de cada uno de los siguientes dispositivos electrónicos: teléfono móvil, memoria USB, lector de tarjetas, tarjeta SD y reproductor MP3 (o MP4). Los ordenadores portátiles y otros dispositivos electrónicos “extra” tenían que ser entregados a la división de seguridad para su análisis, principalmente para comprobar si tenían guardados datos que revelaran creencias religiosas. Todas las pertenencias personales tenían que pasar también la inspección, en la que se buscarían cruces, banderas islámicas, biblias y coranes y otros objetos relacionados con la religión. Según un estudiante, como se trató de una inspección de emergencia, no tuvieron tiempo de recoger sus artículos personales.
Una vez terminada la inspección, la escuela obligó a cada uno de los alumnos y miembros del personal a firmar una declaración en la que declaraban que no tenían textos ni objetos religiosos, dispositivos electrónicos “extra”, ni familiares con creencias religiosas. Además, el documento incluía una declaración en la que cada uno de los firmantes aceptaba graves consecuencias en caso de declaraciones falsas o incompletas sobre estas cuestiones. Una alumna uigur fue expulsada de la Universidad porque en su dormitorio encontraron un pañuelo negro, textos islámicos y otros objetos musulmanes.
El 31 de marzo y el 1 de abril, la Universidad de Medicina de Sinkiang reprodujo dos videoconferencias en un acto de asistencia obligatoria para todo el personal y los alumnos enfatizando en que nadie debía ausentarse por ningún motivo. El objetivo principal de la reunión era afirmar que en una nación dirigida por el Partido Comunista, no puede haber religión, todos deben seguir exclusivamente al Partido Comunista. No se debe ceder ni un centímetro de suelo chino a nadie que se muestre reacio a obedecer. El secretario del Comité del Partido de la escuela pronunció un discurso en el que aseveró: “debemos garantizar la estabilidad de la nación y tenemos que acabar con la religión. Hay que aceptar lo que dice el Partido Comunista; ¡los individuos no tienen derecho a la autonomía!”.
Según un miembro del personal de la Universidad, después de la videoconferencia la dirección de la escuela empezó a dictar órdenes cada mes que obligaban a todos a estudiar los discursos de Xi Jinping, tomar notas y escribir informes sobre lo que sentían al leerlos. Afirmaban que hay que considerar a las personas que tienen un sentido de identidad étnica y no quieren someterse a la “Sinificación” (Significa hacer algo Chino): asimilación y adaptación de las religiones a las necesidades socialistas; como “terroristas con doble juego”. Exigían que cada uno de los alumnos y de los profesores analizase e hiciese una autocrítica de su propio comportamiento, amén de que identificase, informase y descubriese a las personas “con dos caras” que “dicen apoyar a Marx y Lenin mientras tienen a Alá en su corazón”.
Además del trabajo y los estudios normales, ahora la escuela exige al personal y a los alumnos que dediquen una gran parte de su tiempo a estudiar la doctrina y las declaraciones políticas. Los líderes de alto rango y otros funcionarios realizan inspecciones aleatorias y sancionan a cualquiera que no cumpla estas normas. El mismo miembro del personal declaró: “Me siento exhausto cada día, absolutamente reprimido, nervioso y con miedo a decir algo sin querer que me delate y ser etiquetado de persona con problemas del pensamiento merecedora de castigo”. Actualmente, el nivel de presión en Sinkiang recuerda verdaderamente al de la Revolución Cultural.
Informe de Li Zaili