Durante el Examen Periódico Universal del estado de los derechos humanos en China ante las Naciones Unidas se pudo ver a varios países importantes realizar denuncias públicas contra el PCCh, además de una gran manifestación frente al Palacio de las Naciones, en la cual musulmanes uigures, budistas tibetanos, miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso y Bitter Winter se unieron para exponer la persecución china llevada a cabo contra todas las religiones.
Marco Respinti
Cada cinco años, el Consejo de Derechos Humanos de las Naciones Unidas lleva a cabo el Examen Periódico Universal del historial de derechos humanos de cada Estado miembro. El martes 6 de noviembre fue el turno de China —un país que posee el récord mundial en lo que respecta a violación de derechos humanos y a persecución religiosa.
Como era de esperar, China tuvo un día muy duro. Australia, Reino Unido, Canadá, Bélgica, la República Checa, Finlandia, Alemania, Francia, Islandia, Irlanda, Suecia, Suiza y los Estados Unidos se centraron en los campamentos de “transformación por medio de educación” donde un millón y medio de reclusos, dos tercios de los cuales son musulmanes de etnia uigur, y el resto son budistas tibetanos y miembros de religiones declaradas ilegales o prohibidas, son sometidos a tratos inhumanos y a presiones psicológicas con el fin de inducirlos a abandonar su fe.
China envió a Ginebra a Le Yucheng, el Viceministro de Relaciones Exteriores. El mismo ofreció una defensa arrogante y poco convincente de los campamentos de “transformación por medio de educación”, afirmando que dichos campamentos “liberan las mentes de las personas afectadas por el extremismo”. El discurso de Sr. Le lindó con el ridículo, cuando explicó que los campamentos ofrecen “entrenamiento vocacional gratuito y un diploma, luego de rendir algunos exámenes, a aquellos que hayan sido coaccionados o atraídos por grupos extremistas”. Además de ello, el discurso también fue siniestro e intimidatorio, ya que Sr, Le afirmó que la alternativa a los campamentos sería «la supresión y eliminación» total de los “extremistas”, lo que en la jerga china significa eliminarlos “físicamente”.
Para empeorar el mal día del Sr. Le y del PCCh, cientos de personas se reunieron frente al Palacio de las Naciones, el segundo símbolo icónico de las Naciones Unidas luego de la sede de Nueva York, para expresar su decepción y enojo, y para pedir a las organizaciones internacionales que se detuvieran la persecución y la masacre que se están llevando a cabo en China.
El evento fue organizado por el Congreso Mundial Uigur (WUC), la organización más relevante de la diáspora uigur. Representantes de otros grupos étnicos y religiones perseguidos también fueron invitados a participar. Por lo cual, a partir de las primeras horas de la mañana, desde el Palacio Wilson, a orillas del lago Leman, envuelta en la niebla y el adormecimiento de una mañana fría, una procesión de banderas nacionales y fotografías de las víctimas del PCCh partió ordenada y pacíficamente hacia el Palacio de Las Naciones. Uigures, tibetanos, mongoles interiores, exiliados en Taiwán, activistas de derechos humanos procedentes de Hong Kong, miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso y católicos, gritaban consignas contra el PCCh y el presidente Xi Jinping.
Una vez en el Palacio de las Naciones, numerosos oradores se turnaron, representando a las comunidades que abarrotaban la plaza con sus banderas y carteles, desafiando el clima frío y, luego de un rato, incluso a la lluvia. Mientras que las pancartas y carteles ondeaban en el viento, luego de haber entonado los himnos nacionales uigur y tibetano, el Sr. Omer Kanat, presidente ejecutivo del WUC, tomó la palabra.
Posteriormente, el Sr. Dolkun Isa, presidente del WUC, fue procedido entre otros por el Sr. Jampa Tsering Samdho, un parlamentario tibetano en el exilio, por la Sra. Kristina Olney, perteneciente a la Fundación Memorial Víctimas del Comunismo en Washington, por la hermana Wu Sofia, perteneciente a la Iglesia de Dios Todopoderoso, por el Sr. René Longet, exmiembro del Grupo Parlamento Suizo y su grupo para el Tíbet, por el Sr. Dolgion Hatgin, presidente del Partido Popular de Mongolia Interior y por el Sr. Vincent Metten, representante de la Campaña Internacional por el Tíbet.
Y, más o menos fuera del programa, varios oradores uigures víctimas de persecución y detención en campamentos de «transformación por medio de educación» que lograron escapar de los mismos, también ofrecieron sus testimonios. Un cartel, exhibido por una mujer uigur de mediana edad, serena y digna en su dolor, contenía la pregunta: “¿Dónde está mi hermana?”. Agregando de manera irónica: “Es doctora,no necesita capacitación vocacional”. La alusión estaba relacionada con la afirmación del PCCh, la cual sostiene que los campamentos, donde de hecho las personas son torturadas y mueren, ofrecen “capacitación vocacional” a “víctimas” del extremismo religioso.
La hermana Wu le recordó a la multitud que, tal como sucede con los uigures y los tibetanos, miles de miembros de la Iglesia de Dios Todopoderoso son torturados en las cárceles y campamentos chinos, y docenas han muerto mientras se encontraban detenidos en circunstancias altamente sospechosas.
Bitter Winter también fue invitado a asistir al evento. Viajé a Ginebra para ofrecer salutaciones, solidaridad y camaradería a la congregación. Creo fehacientemente que este martes fue un día grandioso y memorable. Caminar entre budistas, musulmanes y cristianos, todos unidos y marchando juntos por la libertad y los derechos humanos, no es una experiencia que uno pueda disfrutar todos los días. Escuchar a los uigures gritando “¡Liberen al Tíbet!”, a los budistas clamando por la libertad de los musulmanes y a los cristianos invocando por la paz para todas las religiones, fue una experiencia única. Este no fue el lenguaje utilizado por algunos idealistas de clóset, sino una experiencia amorosa, forjada en la sangre derramada por todas las comunidades representadas en el evento.
Muchos de los que marchaban en Ginebra estaban seguros de que el PCCh era culpable de terrorismo y genocidio. Pero, ¿serán escuchados por la ONU? Actualmente, una troica compuesta por representantes de Hungría, Kenia y Arabia Saudita —los tres países seleccionados por el Consejo de Derechos Humanos para llevar a cabo esta tarea— preparará un informe con recomendaciones para China, el cual será completado el 9 de noviembre.
Algunos diplomáticos de la ONU se muestran escépticos con respecto al resultado del proceso. Pero quizás las recomendaciones finales no sean la parte más importante del Examen Periódico Universal. Se conservará el resumen llevado a cabo por la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, compuesto de los documentos presentados por las ONG. En el mismo se denunciaron los campamentos de “transformación por medio de educación”, las atrocidades llevadas a cabo contra los uigures y los tibetanos y la persecución de los grupos religiosos que el régimen ha prohibido y catalogado como xie jiao (“enseñanzas heterodoxas”), señalando en particular en este aspecto que, “entre 2014 y 2018, las actividades de vigilancia, detención y persecución levadas a cabo por el Partido Comunista de China habían causado que al menos 500 000 cristianos de la Iglesia de Dios Todopoderoso huyeran de sus hogares y que se rompieran varios cientos de miles de familias”.
China puede manipular la información y utilizar su peso para hacer que algunos documentos “desaparezcan” del sitio web de la ONU, tal como ocurrió la semana pasada. Pero el Examen Periódico Universal ha encendido la luz y muchos delitos que el PCCh esperaba seguir cometiendo silenciosamente en la oscuridad ahora han sido revelados públicamente. Me enorgullece haber sido parte de este extraordinario día en el que Bitter Winter les prometió a todas las minorías perseguidas en China que continuará siendo la voz de los que no tienen voz y que publicará noticias, documentos y testimonios sobre la persecución que afecta a todas las religiones en China.