Serikzhan Bilash, líder de la ONG Atajurt, denunció el maltrato y tortura de 10 000 kazajos en los campamentos de “transformación por medio de educación”.
Massimo Introvigne
La semana pasada, Bitter Winter reportó ampliamente sobre lo que le ha ocurrido a la minoría étnica musulmana kazaja en Sinkiang. Diez mil kazajos están detenidos en los temidos “campamentos de transformación por medio de educación”. También informamos sobre las actividades de la ONG Atajurt, que expuso casos de tortura, suicidios y asesinatos extrajudiciales de kazajos en los campamentos de Sinkiang. Y mencionamos cómo el Gobierno kazajo estaba pisando terreno peligroso al apoyar al PCCh en público en nombre de los lazos económicos cruciales entre Kazajistán y China y negociando en privado que fueran liberados de los campamentos al menos quienes tenían dos pasaportes: uno kazajo y el otro chino.
La situación dio un giro para mal el domingo. Tal y como lo informó Foreign Policy, Serikzhan Bilash, el líder de Atajurt, fue arrestado en las primeras horas de la mañana. Como temía por su seguridad, se había mudado de su casa a un hotel en Almaty. Los activistas de Atajurt publicaron videos de su habitación de hotel saqueada y con manchas de sangre en el piso. Las autoridades confirmaron que Bilash fue transferido a la capital, Astaná, y que fue acusado de “incitar al odio”.
Quizás debido a las protestas extendidas que llevaron a cabo activistas de derechos humanos, Bilash ya ha sido liberado de prisión y puesto bajo arresto domiciliario, en espera de ser enjuiciado. El periodista Chris Rickleton de France-Presse tuiteó acerca de una redada paralela en las oficinas de Atajurt.
La abogada estrella de derechos humanos Aiman Umarova, que también representa a Sayragul Sauytbay, una mujer kazaja que escapó de los campamentos de “transformación por medio de educación” y voló con un pasaporte falso a Kazajistán, donde inicialmente fue arrestada y, luego, liberada, ha asumido la representación legal de Bilash, aunque las autoridades al principio trataron de impedirle que aceptara el caso.
La semana pasada, el Dr. James Dorsey de la Universidad Tecnológica de Nanyang de Singapur publicó un artículo sobre los “limitados resultados” del silente esfuerzo diplomático de Kazajistán a favor de los kazajos detenidos en los campamentos. Las medidas enérgicas sobre Atajurt también prueban lo que ocurre cuando los estados se convierten en parte de la iniciativa de la Franja y la Ruta, como lo hizo Kazajistán. Oficialmente, la Franja y la Ruta no tiene nada que ver con los derechos humanos. En la práctica, el precio a pagar por la Franja y la Ruta consiste en silenciar la crítica hacia las atrocidades chinas en contra de los derechos humanos.